Tsunami usó un mediador para coaccionar al Barça con el clásico

La policía autonómica catalana triplica el número de agentes que forman el operativo habitual para el partido, declarado de alto riesgo por la Federación

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Tsunami Democràtic usó la figura de un mediador para trasladar sus exigencias a la junta del FC Barcelona de cara al clásico contra el Madrid, según fuentes del club y de la entidad independentistas citadas por la Agencia Catalana de Notícies (ACN). Tsunami pretendía que el club se implicara en la instalación de una lona gigantesca con el lema «Spain, sit and talk» (España, siéntate y habla) en las gradas del estadio. Tan gigantesca que incluso requería el uso de poleas para llevar a cabo su despliegue.

La junta azulgrana, dirigida por Josep Maria Bartomeu, se negó a seguir las instrucciones de la plataforma independentista, que condicionó la paz del clásico al cumplimiento de sus exigencias, aunque se mostró abierta a que los espectadores lleven pancartas unipersonales al estadio.

La actividad de Tsunami el día del clásico, el próximo miércoles, día 18, preocupa a las fuerzas de seguridad, que incluso temen una invasión del campo. Un total de 1.000 agentes de los Mossos d’Esquadra, el triple de lo habitual, tratarán de garantizar que Barça-Real Madrid discurra con completa normalidad.

Tsunami y sus inscritos

Tsunami Democrátic, cabe recordar, ha convocado una concentración en los aledaños del estadio Camp Nou y asegura que ya cuenta con más de 25.000 inscritos para protestar contra la sentencia del procés.

La plataforma que provocó la cancelación de un centenar de vuelos en el aeropuerto del Prat el pasado 14 de octubre, tras conocerse la sentencia del procés, ha negado este viernes que su intención sea la «impedir» que se juegue el partido. 

En un comunicado difundido a través de sus redes sociales, Tsunami ha cargado contra la «prensa de Madrid», a la que acusa de estar «inventando titulares». De esta forma, ha asegurado que quiere que el encuentro «lo vean todos» los aficionados posibles y que se pueda seguir «en todo el mundo». El último clásico del fútbol español disputado registró una audiencia mundial de más de 650 millones de espectadores. 

Tsunami añade que está preparado «para hacer visible en el campo y en las gradas la situación de excepcionalidad que sufre Cataluña», un mantra que ya ha repetido en los comunicados emitidos informando sobre las acciones que quería acometer durante el partido, que se disputa el próximo miércoles día 18. 

Tsunami y el cerco al Camp Nou

La concentración prevista rodeará el Camp Nou en cuatro puntos estratégicos: carrer d’Arístides Maillol con avinguda Joan XIII; avinguda Joan XIII con carrer Menéndez y PelayoTravessera de les Corts con Arístides Maillol y Travessera de les Corts con Elizabeth Eidenbenz. Está convocada a las 16.00, cuatro horas antes del inicio del partido. 

Asimismo, Tsunami ha elevado la cifra de asistencia en 7.000 personas, desde los 18.000 que había anunciado la semana pasada. Para el traslado, la plataforma asegura que se fletarán «una decena de autobuses» para ofrecer transporte desde distintos puntos de Cataluña. 

Ante estos anuncios, los cuerpos y fuerzas de seguridad ampliarán el operativo que tenían diseñado. Según explican fuentes policiales a El País, además de los 1.000 Mossos d’Esquadra, 2.000 empleados de la seguridad privada del club y la Liga trabajarán para garantizar la seguridad en el interior del estadio, lo que supone un incremento de 800 agentes respecto al protocolo habitual. El dispositivo contará también con todas las unidades disponibles, entre las que se incluyen Subsuelo, la división canina, los Tedax y agentes de la Guardia Urbana y la Seguridad Ciudadana.

Una escisión de Tsunami pide «volver a encender las calles»

El colectivo Lliris de Foc, que se vende como una escisión de Tsunami Democrátic, pidió este jueves radicalizar el boicot al partido. A través de un comunicado, el grupo mostró su voluntad de «volver a encender las calles» al igual que lo hicieron los Comités de Defensa de la República (CDR) durante las semanas posteriores a la publicación de la resolución condenatoria de los líderes independentistas. 

Precisamente el contexto de disturbios y violencia en Cataluña desde el 14 de octubre fue el motivo del aplazamiento del partido, que inicialmente se debía disputar el día 26 de ese mismo mes. Una medida que ha sido evaluada este viernes por el consejero de Interior catalán, Miquel Buch, que considera que fue «equivocada». «La decisión no fue policial, ni de seguridad, fue de la Liga y no la compartimos. No fue un acierto en ningún caso», ha criticado. 

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