Los ataques bot de ‘falsa bandera’ arrecian con el coronavirus

Nada es lo que parece en las redes sociales. Esta técnica ya ha sido empleada contra el líder de Vox, Santiago Abascal, y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián

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En medio de las campañas de desprestigio de los bots políticos, que están más de moda que nunca con motivo del coronavirus, está aumentando una práctica llevada a cabo desde hace varios años en las redes sociales: los ataques de falsa bandera.

¿Qué son exactamente? Operaciones encubiertas diseñadas por gobiernos, corporaciones y otras organizaciones con el objetivo de hacer ver que se han realizado por entidades ajenas. Estas dos últimas semanas ya las han sufrido Santiago Abascal (Vox) y Gabriel Rufián (ERC).

El plan esta vez ha sido sencillo: crear una cuenta de Twitter de un perfil que no se pueda identificar con una persona e interactuar con el político al que se quiere desprestigiar. Esta cuenta no contestará con insultos ni tampoco con la intención de desmontar los argumentos de su rival, sino que le alabará para más tarde ejecutar la segunda parte del plan.

¿Y en qué consiste esa segunda parte? En contestarse a sí mismo escribiendo una respuesta que hubiese escrito el mismo político como muestra de agradecimiento.

De esta forma, como todos los mensajes de Twitter —salvo los directos (DM)— son públicos, no pasará mucho tiempo hasta que alguien encuentre esa interacción y crea que el político en cuestión está utilizando una cuenta falsa para escribirse mensajes de aprobación.

Rufián y Abascal como ejemplos

Políticos de este país han sido víctimas de estos ataques, algunos destapados por algún descuido de quien ha dirigido la ofensiva y otros han quedado sin resolver.

Este último caso es el de Santiago Abascal, líder de Vox, a quien acusa de tener cuentas fake dirigidas por él o por su equipo para aplaudirse. Una cuenta de Twitter de una persona que se hace llamar Adolfo Herrera —ahora inactiva— sembraba la duda en las redes sociales sobre si el líder de Vox utilizaba bots.

El mensaje cogió fuerza en redes sociales, sobre todo, porque figuras de la órbita de Unidas Podemos, como Juan Carlos Monedero, con más de medio millón de seguidores, daba difusión en Twitter a esta supuesta práctica de Abascal.

El segundo caso es el de Gabriel Rufián. El líder de Esquerra Republicana también fue señalado, supuestamente, por tener una cuenta fake para publicar sus bondades.

Al igual que sucedió con Abascal, corrió por redes sociales un pantallazo del republicano interactuando con una cuenta que parecía estar manejada por él mismo. Pero, como se explicó posteriormente, los usuarios que promovían este despiste de Rufián eran los mismos que utilizaban esa cuenta falsa. 

Crecimiento anómalo de seguidores

El uso de los bots como arma arrojadiza es antiguo. Este miércoles, la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, explicó que había detectado en los últimos días «un extraño crecimiento exponencial» de sus seguidores en su cuenta de Twitter.

Lastra señaló que la mayoría de sus nuevos followers no tienen seguidores y son cuentas creadas este mes. «Supongo que será una campaña para desacreditar esta cuenta y a mis seguidores», afirmó.

El caso de Lastra recuerda a uno parecido que se vivió hace años. En 2014, la cuenta de Twitter de Mariano Rajoy —también otros políticos como Pedro Sánchez— registró un aumento anómalo de miles de seguidores en pocos días.

¿De qué se trataba? De un supuesto intento de colocar seguidores falsos en otras cuentas para más tarde señalar que esa persona compraba seguidores.

Nunca se supo quién estaba detrás de esos bots. Para Mariluz Congosto, que lleva años investigando la propagación de mensajes y la caracterización de usuarios en Twitter, los ataques de falsa bandera se caracterizan por no beneficiar al que presuntamente apoya [en este hilo desgranaba algunos casos] y porque, según explica a este medio, «el patrón de cuentas no es similar a otras cuentas de propaganda».

De lo que no había duda era de que los nuevos seguidores del líder de los populares eran cuentas automatizadas. Se trataba de perfiles de baja calidad: hablaban árabe, habían escrito previamente apenas un par de tuits, mostraban enlaces a cuentas de otras redes sociales que no existían y, por si fuera poco, publicitaban la compra de seguidores en Twitter. 

El entonces presidente del  Gobierno se vio obligado a esclarecer qué sucedía y decir que se estaba trabajando «para averiguar quién está detrás de esta extraña campaña».

Poco después, desde Twitter se eliminaron casi 30.000 de los seguidores falsos de la cuenta de Rajoy, pasando de los 593.000 con los que contaba al mediodía del 5 de septiembre de 2014 a los 557.000 seguidores registrados a las 16.45 horas de ese día.

La última polémica: ¿Bots del Ministerio de Sanidad en Facebook?

El debate sobre si los bots afines a un partido se utilizan desde la propia formación o desde las rivales se ha reavivado tras las cuentas fake de Facebook que difundían mensajes del Ministerio de Sanidad.  

La polémica se ha zanjado este miércoles cuando la red social de Marck Zuckerberg ha explicado, según ha declarado un portavoz a El País, que estas cuentas falsas que interactuaban con la página del Ministerio de Sanidad y daban like a sus mensajes pertenecían a una red global de spam, es decir, mensajes no solicitados enviados de forma masiva con fines comerciales o publicitarios.

La compañía estadounidense concluyó que esta polémica red de cuentas falsas no se limitaba solo a España ni tampoco a páginas gubernamentales. Además, Facebok añadió que, tras hallar el incremento global de spam y de falsos me gusta, ha procedido a eliminarlos.

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Cristian Reche

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