Puigdemont marca (más) distancias con Junqueras

El entorno de Puigdemont advierte a Junqueras de que la campaña no se puede pivotar exclusivamente en la lucha contra la "extrema derecha"

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A simple vista, la posición de Junts per Catalunya (JpC) y Esquerra Republicana (ERC) respecto de una investidura de Pedro Sánchez tras el 28-A es parecida. La diferencia está en los matices. Carles Puigdemont sigue marcando diferencias con Oriol Junqueras, y viceversa, haciendo bandera de la división y los contrastes.

Para muestra, las conferencias de Junqueras y el candidato de JpC, Jordi Sànchez, desde la cárcel, y las reacciones a las mismas por parte de las formaciones independentistas. Unas horas después de que el líder de ERC dijera, desde la prisión de Soto del Real, que se debe evitar un gobierno de «extrema derecha», los de Puigdemont hacían contrapeso.

La campaña no se puede pivotar «exclusivamente» en la lucha contra la «extrema derecha», aseguró el número dos de JpC por Tarragona, Ferran Bel, en un acto para presentar sus propuestas sobre medio ambiente. El también secretario de organización del Pdecat dice que otra preocupación de igual importancia es un Gobierno de PSOE y Ciudadanos.

Bel se suscribe a la posición de Junqueras a medias, diciendo que «hay que hacer lo posible y lo imposible» para evitar un gobierno de «extrema derecha», pero cree que hace falta hablar de los planteamientos hechos desde Cataluña, que a su juicio deberían ser unitarios y no vinculados a los partidos, como hace Junqueras cuando pide el voto para ERC.

Mientras Puigdemont puja por la unidad independentista, Junqueras apunta a lo contrario. El común denominador es la ambigüedad, como ya se ha visto en los esfuerzos de ambos para ganarse la confianza de Sánchez. En realidad, tanto Sànchez como Junqueras avisaron del peligro de un Gobierno de PSOE y Cs, pero lo de Bel no va por ahí.

Puigdemont se aparta de la postura de Junqueras sobre Sánchez

Lo que JpC pretende es distanciarse de la postura de ERC sobre facilitar una investidura de Pedro Sánchez. Puigdemont transmite a Junqueras que, sí, está bien la lucha contra la «extrema derecha», pero que no se puede dar un cheque en blanco a los socialistas ante la posibilidad de una reedición del 155. Junqueras prefiere cobrar en diferido.

Jpc está convencido de que, pese a que Sánchez pone «líneas rojas constantes», el socialista no bloqueará su propia investidura. La coalición que representa es más tajante sobre poner encima de la mesa la opción de un referéndum desde ya, mientras que ERC es más ambiguo, al centrarse más en el diálogo que en una eventual consulta pactada.

Los dos partidos ya rebajaron hace unas semanas el precio de la investidura de Sánchez (primero ERC y después JpC), pero el entorno de Puigdemont tira de contundencia. «Sin líneas rojas, pero con convicciones. Si alguien quiere recibir el apoyo de JpC debe asumir que el referéndum forma parte de la solución», dijo Jordi Sànchez en rueda de prensa.

Junqueras llega a la semana previa a las elecciones generales con un discurso de tanta convicción como moderación, diciendo que «lo mejor que le puede pasar a España es que ERC saque un buen resultado». Puigdemont, en cambio, avisa a través de Bel que «nuestra prioridad es Cataluña, el mandato del 1-O, del 21-D y ahora las elecciones del 28 de abril».

La diferencia está en los matices, pero los electores empiezan a ver más niebla que otra cosa.

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