El Gobierno alemán, preocupado por el descontrol del virus en Mallorca

El Gobierno alemán ha expresado este lunes su preocupación por el brote de coronavirus en Mallorca, que suma ocho de los nueve repuntes que se mantienen activos en Baleares. El ministro de Salud, Jens Spahn, ha pedido mantener la precaución con los retornos de los turistas alemanes en la isla, después de que se celebraran cientos de fiestas durante el fin de semana sin tener en cuenta las medidas de prevención que estipula el Gobierno balear. 

«Tenemos que tener mucho cuidado, tenemos casi 5.000 infecciones agudas en Alemania», ha indicado. «La pandemia aún no ha terminado, estamos en medio, estoy convencido de que no podemos caer en una falsa seguridad», ha apuntado Spahn, en una rueda de prensa en el Instituto Robert Koch de Berlín.

Miles de turistas alemanes pasan sus vacaciones de verano en las islas Baleares después de que el Gobierno alemán y el de la comunidad acordarán un plan piloto de intercambio de viajeros entre destinos libres de coronavirus. El plan lleva ejecutándose desde mediados de junio y se potenció con la salida del estado de alarma, el pasado día 21, por lo que cerca de un millar de ciudadanos de Alemania han transistado por ambos territorios en las últimas semanas. 

Durante este fin de semana, además, se sucedieron numerosas fiestas en Mallorca que no cumplían con los requisitos de distancia física  de 1,5 metros y el uso obligatorio de mascarillas en la vía pública que estipula el Gobierno de la comunidad. Precisamente, Baleares es una de las regiones que se ha sumado a la obligatoriedad de las mascarillas a pesar de poder garantizar el distanciamiento entre ciudadanos. 

El peligro de los vuelos

Spahn ha señalado que el riesgo se concentra especialmente en los aeropuertos, puntos de intercambio de viajeros, donde el riesgo es «particularmente alto» tanto para «todos los pasajeros» como para sus «hogares». 

Sobre la celebración de festividades, el ministro de Salud ha sido tajante. «Simplemente no es el momento», ha señalado, recordando que entiende que el riesgo de que no se celebre la popular Oktoberfest, una de las mayores fiestas del país germano, se transformen en «fiestas de reemplazo» en domicilios privados y manteniendo las medidas de seguridad y prevención.