El problema de España: “Sin penas de prisión no se disuade el delito fiscal”

Francisco de la Torre, inspector de Hacienda, analiza en el libro '¿Hacienda somos todos?' la poca conciencia en el pago de impuestos

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El Gobierno español que preside Mariano Rajoy se vanagloria de todas las reformas que ha puesto en marcha. Considera que hay algunos datos que muestran que España está saliendo de pozo, y que, efectivamente, puede dejar atrás la crisis.

Pero el debate económico está entrelazado con el debate político. La incógnita es saber si España puede volver a crecer, dejando de lado, de nuevo, la reforma de sus instituciones. Y algunas voces sostienen que no, que el Gobierno no está afrontando los problemas de fondo.

Uno de ellos es Francisco de la Torre, inspector de Hacienda, jefe de equipo de inspección en Madrid, con la ventaja que le da haber trabajado también en la delegación de Barcelona. Acaba de publicar el libro ¿Hacienda somos todos? (Debate, 2014) en el que disecciona el sistema fiscal español. Vive con una obsesión: “la civilización supone el pago de impuestos”, y cree que la conciencia fiscal de los españoles “debería mejorar mucho”.

Penar el fraude en la cárcel

De la Torre entra de lleno, en una entrevista con Economía Digital, en un terreno que otros autores siguen analizando, como el economista Luis Garicano, con su libro El dilema de España. Si los gobernantes no interiorizan que deben reformar las instituciones del estado, España no será un país moderno, que pueda competir en el mundo globalizado. Y el tema que preocupa a De la Torre es “el delito fiscal”.

Sin más rodeos, y tras la pregunta sobre las investigaciones judiciales que se han centrado en algunos empresarios en los últimos meses tras defraudar a Hacienda, pagando sólo algunas multas, asegura que “sin penas de prisión no se disuade el delito fiscal”.

Y habla de Estados Unidos: “En el último año fiscal, y se puede comprobar en la web del IRS (la Hacienda estadounidense), se ve que 2.812 personas fueron condenadas a prisión por fraude fiscal”. Ese número es similar, según De la Torre, al existente en España. Pero lo que sorprende “es que de las 3.311 sentencias condenatorias, 2.812 se acompañaron de penas de prisión”.

Primar con el ejemplo

Este inspector de Hacienda, de trato afable, y con ánimo didáctico, recuerda que “la condena media es de 44 meses, más de tres años y medio”. E insiste en un hecho que se deja de lado cuando se habla de Estados Unidos: “La rapidez de las condenas es muy superior, y cuando se habla de los bajos impuestos existentes en EEUU se olvida añadir que eso es posible por la seriedad del sistema cuando no se paga”.

¿Un ejemplo? De la Torre menciona al actor Wesley Snipes, que se hizo famoso por la trilogía de Blade. Snipes pasó dos años y medio internado en la prisión federal de Pensilvania (EEUU) por un delito de evasión de impuestos. No presentó la declaración de la renta entre 1999 y 2004, cuando ingresaba más de 28 millones de euros anuales. Fue condenado a tres años de prisión, aunque el resto de la condena lo ha pasado en arresto domiciliario. Y entró en la cárcel, pese al apoyo de muchos amigos del gremio, como Denzel Washington.

Pero, ¿por qué este interés en las penas de prisión para los delitos fiscales? Francisco de la Torre lo relaciona con la necesidad de ofrecer ejemplo, de dejar claro que las cosas mal hechas no pueden quedar impunes. Y, máxime, cuando la crisis y la necesidad de reducir el gasto público ha afectado a las clases bajas y medias del país.

Todo lo pagan los asalariados

Los ingresos del Estado han sufrido un enorme descalabro. De la Torre ofrece los datos, y considera que “todo el sistema, y se verá ahora en qué queda la reforma del Gobierno, necesita un enorme cambio, porque es deslabazado y no tiene sentido”. Señala que “el 85% de la recaudación del IRPF proviene de las rentas del trabajo”. Y, si se hunde el mercado laboral, como ha ocurrido, los ingresos se hunden.

De la Torre incide en otros impuestos, como el de Sociedades, con tipos efectivos, por parte de las grandes empresas, muy inferiores a lo que marca la ley. Señala al periodista el informe de la Agencia Tributaria de 2011, en el informe anual de recaudación, en la página 47, cómo ese tipo efectivo fue del 3,5%. “La verdad es que entre el 3,5% y el 30% que fija la ley, hay un margen para elevar lo que se paga”, asegura, lacónico.

El fraude en el IVA

Es decir, y en eso coincide con Garicano, las elites españolas no dan ningún ejemplo. El mundo empresarial no ha dado un paso, como lo hizo en Estados Unidos, o, más tímidamente, en Francia, para hacer ver que todos contribuyen a sacar el país de la crisis. “Hay fraude, no hay conciencia de que el pago de impuestos es el precio de la civilización”, insiste.

Y aporta otro dato: “El fraude se incrementó con el IVA; en el primer semestre de 2013, cayó un 3%, pero la base imponible descendió un 9%, unos 3.000 millones de euros, y eso sólo se explica por el fraude”. De la Torre sostiene que la amnistía fiscal del Gobierno “fue un inmenso error, porque ni recaudó lo esperado, ni puede ser una salida lógica en momentos como éste, ofreciendo un ejemplo nefasto para el contribuyente”.

Las Sicav, un símbolo

Un elemento que los partidos de izquierda utilizan con frecuencia es el de las Sicav, las sociedades de inversión, que sólo tributan un 1%. De la Torre apunta dos cuestiones que están relacionadas. Se muestra contrariado porque el control de esas sociedades pasó a la CNMV, y dejó de ser una responsabilidad de Hacienda. Con ello, la vigilancia se relajó.

Pero ese inspector quita hierro a la posible recaudación que generaría. “Son en España unos 25.000 millones que van de una inversión a otra, y, con una posible reforma se podría recaudar unos 400 millones de euros, que no arreglarían el problema fiscal”. Pero, claro, y añade De la Torre, “no lo arreglarían, pero darían ejemplo, y se podría contribuir a un clima más llevadero para la ciudadanía”.

Ingresar más, gastar menos

De la Torre no esconde los problemas de España. Rechaza que el Gobierno haya acometido un plan real de austeridad, porque el gasto público sobre el PIB no ha dejado de aumentar con la crisis. Y los ingresos apenas se han podido incrementar con la subida de impuestos. Se gasta, con datos de 2012, un 47% del PIB, contando las ayudas bancarias, y se ingresa un 37,12% del PIB.

¿Solución? De la Torre, que habla de “burbuja fiscal” antes de la crisis, que llevó a las administraciones a pensar que lo que ingresaban de forma “coyuntural” era “estructural”, y todavía no se han dado cuenta, apuesta por un gran debate nacional que sigue sin producirse: “Hay que ver qué queremos como país, y cómo se puede pagar, y ser conscientes de la realidad”.

Y, lejos de recetas de blanco o negro, este inspector de Hacienda sólo ve una opción doble: “tratar de ingresar más y de forma más justa, sin poner a las comunidades autónomas a competir entre sí, como ocurrió con el impuesto de sucesiones que provocó su práctica desaparición, y racionalizar el gasto en todas las administraciones”.

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