El síndrome Colau: la autobiografía siempre a mano

La alcaldesa de Barcelona ha convertido en norma y marca de la casa el hecho de asociar candentes debates de actualidad con episodios de su pasado

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En menos de quince días, Ada Colau ha reaccionado a dos noticias relevantes arrimando el ascua a su sardina. Primero, tras la renuncia de Xavier Domènech, que el ya exlíder de los comunes atribuyó a un agotamiento político y personal, la alcaldesa de Barcelona reveló que ella también se había planteado dejarlo por la sobrecarga de trabajo.

Y, una semana después, y a raíz de la guerra de los másters, ha contado que a ella, una vez ya metida en política, una directiva le ofreció acabar de manera “fácil” la carrera de filosofía, de la que a Colau le falta cursar dos asignaturas.

Los reproches de la oposición y las burlas en las redes sociales han ido a más, porque ya se ha convertido en un clásico que Colau comente algún hecho de actualidad revelando de paso algún detalle de su biografía que ella entiende que viene al caso.

Colau y los detalles biográficos

Tampoco es que nadie pueda sorprenderse. Colau ha hecho de su imagen de vecina de al lado, de, en su propia definición, “mujer de origen humilde” metida en la arena de la cosa pública de forma circunstancial, su principal activo político.

En ese afán de mostrarse más humana y empática, más cercana a “la gente común”, que cualquier otro líder de cualquier otro partido, Colau ha explotado como el que más la sentimentalidad de su discurso, y ha explicado en sus declaraciones públicas más detalles de su biografía que ninguno de sus rivales ni de sus antecesores al frente del ayuntamiento barcelonés.

De Colau sabemos porque ella misma lo ha contado por activa y por pasiva que nació en el barrio del Guinardó, y que es hija de padres separados, nacido en Barcelona él y en Soria ella. Y que tuvo un abuelo pastor que le advirtió que no se metiera en política, como repitió habitualmente en la campaña electoral que la llevó a la alcaldía.

Colau siempre ha insistido en que no quiere ningún protagonismo, pero sus actos permiten dudar seriamente de esa afirmación

Colau siempre ha insistido en que no quiere ningún protagonismo, pero sus actos permiten dudar seriamente de esa afirmación. Cuando presentó la plataforma que acabaría convirtiéndose en Barcelona en Comú (BC), se empeñó en remarcar a los periodistas allí presentes que ella solo era una más, aunque ya tenía pactado liderar la futura candidatura cuando dejó la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para impulsarla.

Y, pese a haber criticado que Podemos usara el rostro de Pablo Iglesias en las papeletas electorales, acabó haciendo lo mismo.

Lo cierto es Colau es hoy una de las figuras políticas en las que la dimensión pública se ha hecho más porosa a su vida privada. O viceversa. Y es ella la que más ha contribuido a que eso sea así. La hemos oído, por ejemplo, quejarse del exceso de trabajo que conlleva el cargo y de las dificultades para conciliar vida familiar y profesional como nunca habíamos oído a Xavier Trias, Jordi Hereu, Joan Clos o Pasqual Maragall, su gran referente.

Reflexiones vía Facebook

Colau, que ya tenía un blog personal, tenía intención de hacer un diario durante la campaña y una vez en el cargo, en el que plasmar sus sensaciones e impresiones, pero renunció a las primeras de cambio porque, según explicó ella misma, no daba abasto.

La entrada correspondiente a su segundo día como alcaldesa, la última que publicó, lo apunta ya de entrada: “Ayer llegué a casa tarde y agotada”, arranca. Pese a todo, Colau sí ha mantenido la costumbre de colgar reflexiones personales no solo en forma de breves mensajes en su cuenta de Twitter, sino también como largos posts en Facebook.

Es en esa red social, precisamente, en la que el 4 de septiembre, a raíz de la marcha de Domènech, volvió a lamentarse de la sobrecarga de trabajo que conlleva entrar en política.

Fue también vía Facebook como Colau informó de que estaba embarazada de su segundo hijo. Un mes después de tenerlo, colgó otro mensaje protestando, como ha hecho en otras ocasiones, por la difusión en algunos medios de rumores falsos sobre ella, en este caso, sobre su maternidad.

Pero el texto está cargado además de detalles personales. “Sabía que después del parto (que en mi caso fue por cesárea) no podría descansar, porque dormiría poco, tendría dolor y la prioridad sería que Gael se agarrara bien al pecho y empezara a recuperar peso”, escribe.

Del 15-M a los artículos de Torra, pasando por Valtonyc

Un año antes, en mayo de 2016, y aprovechando el aniversario del 15-M, Colau, como también se ha convertido en marca de la casa, vinculaba el hecho histórico a su biografía. “Acababa de ser madre, y la emoción de las plazas llenas se mezclaba con la emoción de la maternidad”, escribe.

Hay más casos de esa tendencia a pasar la historia y la actualidad por el cedazo autobiográfico. Estos días se han recordado sobre todo dos: la revelación que la alcaldesa hizo, coincidiendo con el juicio de la manada, de haber sido víctima de un intento de violación, y la entrevista en un programa del corazón en la que Colau explicó que es bisexual y que de joven tuvo una novia italiana.

Pero hay más. En febrero, como reacción a la condena a tres años y medio de prisión al rapero Valtonyc, Colau escribió en su Facebook: “No puedo dejar de comparar esta burrada con algo que viví en carne propia: el día que Cristina Cifuentes, entonces Delegada de Interior, me señaló ante un micrófono como “lideresa proetarra amiga de terroristas”. En el juicio reconoció que mentía pero su defensa se amparó en la libertad de expresión. Y ganó”.

Colau aprovechó sus reproches por sus artículos a Torra para reivindicar sus orígenes y circunstancias familiares

Y en el texto con el que reaccionó a los tuits y artículos con contenido xenófobo que le desenterraron a Quim Torra al ser escogido por Carles Puigdemont para presidir la Generalitat, Colau aprovechó para reivindicar sus orígenes y circunstancias familiares. “Hablo en castellano con mi madre. Hablo en catalán con mis hijos. Y fueron precisamente mis padres de origen migrante quienes me enseñaron a valorar y defender la escuela catalana y la inmersión lingüística, como un modelo de cohesión social en la diversidad”.

A Colau también le han sacado ahora un tuit viejo. Uno de 2015, en que, en clave conmemorativa, dice: “Hace 41 años el régimen fascista mató a Puig Antich, y horas después nací yo. ¡Barcelona ciudad valiente, que nunca se resigne a la injusticia!”. La coincidencia, a la que ha hecho referencia en otras ocasiones, dice la alcaldesa que en su casa se ha recordado siempre con cada uno de sus cumpleaños.

Su última referencia autobiográfica, la del supuesto ofrecimiento que le hicieron para acabar sus estudios universitarios por la vía rápida, se le ha girado en contra. La oposición municipal y la Universidad de Barcelona le pidieron explicaciones.

Y, vía Facebook, claro, acabó disculpándose por haber explicado la anécdota, aunque a la vez aprovechó para repetirla una vez más. Lo que está por ver es si, tras salir escaldada, la alcaldesa moderará a partir de ahora su tendencia a enlazar los últimos titulares con capítulos de su autobiografia.


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