¿España existirá en 2020?

Perder los Juegos Olímpicos es el menor problema de España, amenazada como país por la deuda, la falta de reformas y los conflictos territoriales como el de Catalunya

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Madrid no ha conseguido los Juegos Olimpicos de 2020, después de tres intentos consecutivos. La nominación iba a ser celebrada por los dirigentes políticos, y también por una parte del sector económico, que considera que se podía haber abierto una nueva etapa, más esperanzadora, con beneficios económicos para el conjunto del país. Pero, en realidad, los economistas consultados veían muy pocas oportunidades, y más costes que beneficios.

El Gobierno que preside Mariano Rajoy podía haber exhibido que España generara de nuevo la confianza de los inversores y que el país tenía motivos para pensar que podía salir adelante. También lo podía haber utilizado Rajoy como una válvula de escape, aunque fuera transitoria, para dejar de lado el escándalo que le atenaza, con el llamado caso Bárcenas, que sigue sin esclarecer, y que presupone la financiación ilegal del PP.

Pero, ¿cómo llegará España a 2020, al margen de los Juegos, y de su importancia real o no en generar más confianza en el país?

El factor de Catalunya

Rajoy sigue sin allanar el camino. Los problemas territoriales, que se identifican con la reivindicación independentista en Catalunya, son de gran calado. Catalunya, que concentra hasta el 25% de las exportaciones españolas, y que supone el 18% del PIB español, podría en ese momento ser un estado propio. En todo caso, el movimiento independentista persigue ese objetivo, que desea lograr, incluso, antes de esa fecha, con un referéndum en 2014 o en los dos próximos años.

Una parte del mundo empresarial catalán, sin embargo, aunque no lo traslada con mucha pasión, observaba algunas oportunidades tras la designación de Madrid. Dirigentes consultados de distintas patronales, como Foment o Cecot, entienden que las empresas catalanas siempre se pueden beneficiar de unos Juegos organizados en España, porque, además, Catalunya concentra toda la experiencia de los Juegos de 1992.

Bruselas impondrá la negociación

Pero existe una derivada política más importante. “Con la designación de Madrid, el Gobierno español podría haber tenido una capacidad de maniobra mayor para negociar con el Govern de la Generalitat, se hubiera sentido más fuerte y, por tanto, menos presionado por el resto de España para dialogar con Catalunya”, asegura un dirigente empresarial. En cualquier caso, el Gobierno español deberá negociar o llegar a algún tipo de acuerdo con el President Artur Mas, al margen de los problemas internos del propio gobierno catalán.

El catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, Guillem López-Casasnovas, considera que podría ser Bruselas, en contra de lo que se cree, el poder político que acabe obligando a Rajoy a negociar con la Generalitat, porque Europa no quiere que España acabe en una situación de quiebra económica. Y el poder económico de Catalunya es necesario para el conjunto de España.

¿Pero todo esto es menos factible, sin la designación Olímpica?

La deuda, el gran escollo

El problema de fondo es la situación económica crítica de España, que, según los economistas consultados, no se solventa, de ninguna manera, con unos Juegos Olímpicos.

La España de 2020 puede estar en una situación de ahogo total. David Taguas, director del Instituto de Macroeconomía y Finanzas de la Universidad Camilo José Cela, asegura que el Gobierno del PP no está en la senda de un cambio drástico en el modelo productivo que logre un crecimiento robusto y sostenido que permita la creación de empleo.

“Crecer al 0,1%, al 0,2% o al 1%, eso no es crecimiento y no servirá para gran cosa”, asegura. Para Taguas, Rajoy no está haciendo nada para reducir el déficit, para cumplir con las exigencias de la Comisión Europea, y cerrar este año con el 6,5% de déficit. Según los cálculos de Taguas ese déficit puede acercarse al 10%.

Menos impuestos

La receta sería, según este economista, ex jefe de la oficina económica del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, reestructurar la administración pública, y reducir impuestos para que sean las clases medias las que puedan tirar de la economía, en lugar de ahogarlas con las decisiones del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Pero Taguas considera que los intereses políticos impiden las reformas institucionales y económicas.

También el catedrático de Estructura Económica del IQS, Santiago Niño Becerra, indica que la deuda, pública y privada, es tan abultada que los próximos años serán muy duros. Y que en 2020 “no se sabe cómo se puede llegar, tal vez en una situación de entancamiento económico”, que, en cualquier caso, y como recuerda también Taguas, no podrá absorber el enorme paro, que podría bajar ligeramente del 25%. Niño Becerra insiste en que, en algún momento, la deuda no se podrá pagar, ya que asciende, entre pública y privada, a casi el 300% del PIB.

Inversión en educación

Jesús Fernández-Villaverde, catedrático de Economía en la Universidad de Pensilvania, ha constatado, en el blog Nada es Gratis, que la elección de Madrid como sede olímpica, no podía ser una buena noticia. “Todos con Tokio”, tituló en el blog económico. Para este economista, la operación no podía ser rentable. “Si uno quiere gastar dinero, es mucho más lógico invertir en educación y sanidad, las dos verdaderas prioridades de un estado moderno”.

Pero Fernández-Villaverde incide en que los Juegos hubieran dado una “prórroga injustificable a un modelo de crecimiento basado en la construcción, el espectáculo y las actividades de bajo valor añadido que nos ha llevado al desastre actual”.

Elefantes blancos

También en Nada es Gratis, el blog de Fedea, el economista Gerard Llobet asegura que unos Juegos no suponen un gran cambio económico para un país. Si ocurrió con Barcelona en 1992, porque se pretendía transformar toda la ciudad, y se partía de una situación muy distinta. Pero ahora, “el Madrid de veinte años después tiene un nivel de infraestructuras de primera fila (además de elefantes blancos) –las instalaciones que no se sabe para que se pueden utilizar– y España está ya establecida internacionalmente”. El problema, por tanto, es otro: el modelo productivo.

Las previsiones del FMI constatan, finalmente, que el problema de España es el de eliminar, poco a poco, su enorme deuda. Para 2018, a dos años de la fecha de los Juegos, la previsión es que el paro siga por encima del 20%, en el 22,9%. El déficit se iría reduciendo muy lentamente, y seguiría, según el FMI, por encima del 6% hasta 2017, y sólo en 2018 llegaría al 5,6%.

Con Juegos, o sin Juegos, la España que llegará a 2020 tendrá serios problemas, si los Gobiernos españoles que tengan responsabilidades no actúan con “mucha más determinación y valentía”, en palabras de David Taguas.

Los economistas, en todo caso, respiran ahora más tranquilos, con la esperanza de que se aborden los problemas reales con severidad.

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