“Sabíamos que la sanidad se saturaría, por eso actuamos”

Javier Colás, uno de los cinco magníficos que traerán 18 superrobots para analizar test PCR, explica a Economía Digital cómo surgió y se desarrolló la idea

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Javier Colás, director de innovación del Health Care Institute de Esade, expresidente de Medtronic España y fundador de Additum Blockchain, es uno de los cinco magníficos del coronavirus que logró, con financiación privada, traer a España cuatro superrobots para analizar 2.400 test PCR diario, sea cual sea su fabricante. Entre las dos próximas semanas, este grupo instalará en los hospitales españoles otros 14 robots.

Junto con Rocío Martínez, investigadora del King’s College de Londres, Sandra Figaredo, consultora de LLyC, Andreu Veà, de Covid Warriors, y María Parga, presidenta de Alastria, pensó qué necesitaría España, se puso manos a la obra y obtuvo donantes de más de 5 millones para un proyecto de colaboración público-privada modélico. Colás nos explica la historia en una entrevista a Economía Digital.

Pregunta: ¿Cómo arranca este proyecto?

Respuesta: A finales de enero me encontraba en Singapur, fui a conocer a mi nieto. Coincide que se celebra el año nuevo chino y tengo ocasión de empezar a percibir el impacto del coronavirus allí, a ver las medidas que se toman y, de hecho, tengo que anticipar mi vuelta a España a principios de febrero porque las cosas se empiezan a poner complicadas para viajar.

¿Qué hace cuando vuelve?

Ya tengo clarísimo que esto va a llegar a España, por el flujo de personas que nos movemos de un lado a otro del mundo. Entonces empiezo a hablar con gente. Llevo más de 40 años trabajando con el sistema nacional de salud y conozco a todo el mundo. Formamos un grupo y empezamos a hablar de las cosas que van a pasar, que como somos gente con experiencia, las vemos seguramente mejor que incluso la gente que está en el gobierno, porque no hay nadie en el gobierno con 40 años de experiencia en el sistema nacional de salud y una visión internacional.

¿Qué detectan?

Hacemos una lista de lo que serán los puntos calientes de la pandemia que iba a llegar a España, y nos salen los puntos que desgraciadamente se han cumplido: las EPIS, los respiradores, las UCI y los hospitales y los test. Y para cada una de las cosas, empezamos a trabajar y contactar con la administración, que ya en ese momento, a finales de febrero, empieza a estar saturada.

Colás: «A finales de febrero, la administración ya empieza a estar saturada, tenía más problemas de los que podía atacar»

Saturada, ¿en qué sentido?

Que tiene más problemas que los que pueden atacar, y lo entiendo. Esta no es una situación fácil para ninguna administración. Nuestras conversaciones con ellos son “dejen que les ayudemos” y conseguimos abrir ciertas puertas y empezamos a trabajar con las EPIs con Inditex, que tiene más medios para traer material de China, hablamos con productores españoles de EPIs, también respiradores… Hacíamos lo que podíamos unos cuantos voluntarios. Entonces llegó el momento en el que empezamos con los test.

¿Por qué se focalizaron en los test?

Lo que nos preocupaba era que el número de PCR que el mundo iba a necesitar era 5.000 o 10.000 veces más de los que había entonces. Vimos que no había ni media docena de suministradores, y cada uno tenía sus equipos y sus líneas de producción pero todos ellos son kits propietario: es como las impresoras, que cada marca tiene sus propios cartuchos. Los kits de reactivos son específicos de cada fabricante. Por aquel entonces se había incorporado ya Rocío Martínez, fantástica investigadora, y nos dijo que ahí tendríamos un problema, por lo que decidimos prepararnos para atacarlo.

¿Cómo?

Buscamos una línea de producción que pudiera hacer muchos test y con cualquier kit de reactivos, incluido si se agotan todos los kits del mercado, que se agotarán, y nos tenemos que hacer los kits en España. Entonces, con la ayuda de Rocío, encontramos estos robots, de Opentrons, que no es el robot más avanzado del mundo ni el más robusto ni el más sencillo de utilizar, pero es el que es abierto y nos permite utilizar cualquier kit, incluidos kits desarrollados por nosotros mismos. Hablamos con el Ministerio de Sanidad y con el Instituto de Salud Carlos III, pero tardaban mes y medio, y los necesitábamos para pasado mañana. Entonces buscamos un donante. Teníamos con nosotros a Sandra Figaredo, socia de Llorente y Cuenca, que se ocupó y en horas teníamos un donante: los ejecutivos de Merlin Properties.

Entonces los compraron.

Sí, los cuatro primeros, y en cinco días los teníamos aquí. Traer los robots aquí, cuando ya no había vuelos de China y todo el mundo estaba comprando en China desesperadamente, era muy complicado. Entonces pensamos de nuevo en Inditex y nos dijeron “¿dónde hay que recogerlos’”. Se fueron a Shenzhen con un avión de carga, cargaron cientos de palets, los llevaron hasta Hong Kong y de Hong Kong aquí. Llegaron y, para funcionar, necesitaban ocho ordenadores MacBook Air. Para mañana. Hablamos con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y con Apple y en unas horas los teníamos. Teníamos que distribuirlos por España: Inditex. Nos faltaban unos periféricos: Telefónica. En algún hospital no había muebles, no podíamos esperar a que el hospital haiciera un concurso público: Ikea en unas horas nos puso los muebles. Necesitábamos ingenieros para ponerlo en marcha. Hablamos con Manpower y con Andreu Veà, que es el líder de Covid Warriors, y encontramos rápidamente media docena de personas que nos ayudaron a ponerlos en marcha. Nosotros lo único que hemos hecho ha sido organizarlo, que no ha sido fácil, hemos dedicado 12 horas diarias, fines de semana incluidos, para conseguirlo.

Colás: «Hablamos con Sanidad para traer los robots, pero necesitaban mes y medio. Buscamos un donante y en pocos días estaban en España»

Eso solo fue el principio.

Lo que pasó, como había mucha gente dispuesta a colaborar, es que enseguida tuvimos más donantes y presión para traer más. Tenías que ir con cuidado de no pisar ningún callo político, porque la política es compleja con estas cosas, y tengo que decir que hemos tenido la colaboración del Gobierno. A medida que hemos ido instalándolos y se ha visto que funcionaban en La Paz, el Carlos III, el Clínic y Vall d’Hebron, enseguida tuvimos peticiones de otros hospitales. Y así hemos comprado otros 14, que vamos trayendo en bloques porque hay que competir por conseguirlos y hemos logrado que nos den prioridad y buenas condiciones. Cinco se instalan esta semana y estarán para el lunes 24, el miércoles que viene llegan cuatro más y el siguiente, otros cuatro o cinco más.

¿Tienen decididos los hospitales a los que irán?

El Can Ruti de Badalona, el Gregorio Marañón de Madrid… son hospitales de Baleares, Canarias, País Vasco, Valencia, Andalucía… los más importantes del país. Lo que te aseguro es que lo hemos decidido nosotros de acuerdo con los hospitales.

¿De qué inversión hablamos?

Por cada uno de los centros, más de 300.000 euros, contando transporte y todo. En total, entre 5 y 6 millones de euros.

¿Que tenga que responder la sociedad civil, no muestra las limitaciones del sistema público?

Las limitaciones del sistema público se han visto en todo el mundo, en Inglaterra, Francia, Italia, los Estados Unidos. Todos los sistemas han estado superados, y para nosotros era la premisa, sabíamos que el sistema iba a estar superado, por eso acudimos. No acudimos porque el sistema fuera superado, acudimos porqué sabíamos que todos los sistemas de salud iban a ser superados por la situación y, por lo tanto, exigía que el conocimiento y los recursos disponibles en la sociedad civil se pusieran al servicio de la lucha contra el coronavirus. La sociedad civil está a disposición de la administración cuando la situación es de tal calibre que supera las posibilidades de la administración. Deberíamos admitirlo con normalidad.

Defiende a ultranza la colaboración público-privada

Llevo muchos años trabajando en colaboración público-privada, que a veces se demoniza, porqué de vez en cuando nos entran esas paranoias, y este es un ejemplo fantástico de como la sociedad civil responde usando su conocimiento y sus palancas, que en muchas cosas son más rápidas y potentes que las de la administración, y es normal que sea así, ante una necesidad de la sociedad. Lo único que se necesita es un grupo de profesionales con conocimiento y actuar sin contenido político ni demagógico.

Colás: «Las limitaciones del sistema público se han visto en todo el mundo: Inglaterra, Francia, Italia, los Estados Unidos, etc.»

¿Qué ha fallado en la respuesta y la gestión de la pandemia?

El problema ha sido que no hemos generado suficiente responsabilidad en la población y ahora tenemos un problema para administrar esa responsabilidad. Quien más valor puede crear en salud en la sociedad es el propio individuo. En esta pandemia, en la que no hay vacunas, no hay tratamientos, lo único que hay es un sistema sanitario que a la que te descuidas se satura, ¿en qué puedes confiar? La herramienta que te queda es la responsabilidad de la gente. Si desde el primer día, como hicieron Corea del Sur y China, hubiéramos basculado hacia la responsabilidad de la gente y hubiéramos dicho «mascarilla, dos metros de distancia y confinados en casa», hubiéramos controlado esto mucho mejor. Y ahora tenemos, una vez más, la tentación paternalista de decirle a la gente «tú puedes salir y tú no puedes salir», cuando deberíamos de tener una sociedad más educada a la que pudieras decirle simplemente «esto es lo que tienen que hacer, salgan lo menos posible y si tienen síntomas, avisen».

¿Harían caso?

Explíquele a la gente lo que pasa y consiga que sea responsable. Tienes que tener en cuenta que se llega a un momento en el que no puedes tener confinada a la población, entonces tienes en una balanza contagiados o parados y tienes que elegir, y es una decisión muy difícil. De pronto, la sociedad les ha pasado la responsabilidad a ellos: “Dígame usted si puedo salir”, lo que es perverso, porque quien tiene que tener cuidado eres tú porque eres quien se va a contagiar. Pero como hemos pasado la responsabilidad al Gobierno, ya nos parece que si podemos salir, si estamos en fase 1, ya puedo hacer lo que me dé la gana que no me voy a contagiar y si me contagio será culpa del Gobierno.

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