La ANC ‘asaltará’ hoy el Parlament para forzar la DUI

La ANC moviliza a las masas independentistas para justificar y defender la DUI que proclamará Puigdemont en el Parlament

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Las masas. Masa y poder. El gran libro de Elias Canetti. Sería interesante que Canetti pudiera ahora desgranar el movimiento soberanista en Cataluña. Seguramente pensaría que es muy extraño que una sociedad tan individualista como la catalana se haya transformado en un colectivo uniformado y obediente a unas pocas consignas. La ANC se ha basado en un ejército de voluntarios, unos 45.000, con un núcleo duro de cerca de 10.000, que se mueven como un solo hombre. El Gobierno de Mariano Rajoy no sabido descifrar esos códigos de esa parte de la sociedad catalana, y se encontrará este martes con un grave problema. La ANC rodeará con sus militantes el Parlament para forzar y defender la declaración de independencia que desea impulsar el presidente Carles Puigdemont.

Ese era el objetivo del soberanismo desde que se inició el proceso. Y ha llegado la hora. El referéndum del 1-O no pudo ser posible, pero hubo urnas y papeletas. El gobierno catalán dice que votaron 2,2 millones de catalanes, a pesar de las cargas policiales. La mediación internacional era el siguiente paso. Tampoco lo acaba de lograr el presidente Puigdemont, pero el soberanismo está satisfecho con el interés de los medios de comunicación internacionales. Y el tercer paso era forzar las cosas en la calle, con las masas, utilizando a la gente, que, por otra parte, también ha querido participar en ese proceso: la responsabilidad corre en las dos direcciones.

La idea de Puigdemont es proclamar la independencia, con una declaración que ponga en valor los resultados del 1-O, defendiendo la autodeterminación de Cataluña, pero sujeta esa independencia a un tiempo de negociación con la participación de intermediarios, que podría durar unos meses, con el horizonte de unas elecciones constituyentes.

La CUP se inclina por esa posibilidad, aunque reclama que sea directa, que sea efectiva a partir de este mismo martes. El problema para el soberanismo es que no todo el bloque quiere lo mismo. Y la CUP, que defiende la independencia, desea, en realidad, un clima de bronca que ponga en cuestión todo el sistema político y económico.

Puigdemont insiste en una intermediación que no llegará y asume que deberá declarar una independencia por tramos

Con el anuncio de nuevas empresas, que deciden trasladar sus sedes sociales, con las advertencias de Foment del Treball y del Círculo de Economía, con muchos de los suyos asustados, como el propio Artur Mas, que se atreve a decir ahora que Cataluña no está preparada para una independencia efectiva después de haber alentado y ‘acompañado’ este movimiento, Puigdemont buscará la cuadratura del círculo. Porque el presidente acabará formulando una declaración de independencia, algo que entenderá en seguida el gobierno de Mariano Rajoy.

Precisamente Rajoy ha pedido comparecer en el Congreso prácticamente al mismo tiempo que Puigdemont en el Parlament. El jefe del Ejecutivo responderá a Puigdemont cuando sepa lo que ha anunciado o lo que se ha aprobado en la cámara catalana.

Puigdemont acude a un pleno en el Parlament para dar cuenta de los resultados del 1-O, con un 92% de síes a favor de la independencia. Tiene el tiempo ilimitado para hablar. Y los portavoces de grupo –todos por el momento han decidido acudir– dispondrán de diez minutos para replicar. En el orden del día no se incluye una posible votación, pero eso dependerá del mismo pleno y de las estrategias de los dos grupos soberanistas, Junts pel Sí y la CUP.

El presidente catalán ha escuchado a medias a la dirección del Pdecat y a amigos como el consejero Santi Vila, que le ha reclamado que renuncie ahora a esa DUI. Pero Puigdemont entiende que no puede hacerlo, que se comprometió y que así lo indica la ley del referéndum, a menos que exista la posibilidad real de forzar una situación de intermediación. Eso lo rechaza por completo el Gobierno de Mariano Rajoy, y la Unión Europea no ha realizado ningún gesto en esa dirección.

Rajoy tiene todas las medidas del Estado a punto, a la espera de Puigdemont

Todo lo que ocurra después está por ver. El Gobierno tiene sobre la mesa la aplicación del artículo 155 de la Constitución, para asumir competencias de la Generalitat. Una idea es tomar la competencia de Presidencia, para poder convocar elecciones al Parlament, pero no de forma inmediata. Es lo que le pide a Rajoy el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

Mientras, la Guardia Civil, siguiendo sus pesquisas, se encontró en el domicilio del secretario general de vicepresidencia y Economía, Josep Maria Jové, detenido cuando el cuerpo policial registró el departamento, la hoja de ruta independentista bajo el nombre de EnfoCats, donde se detalla la estrategia de buscar un conflicto con el estado, a partir de una declaración de independencia que genere una situación caótica que lleve a un estado propio.

A eso ha jugado el independentismo desde el primer momento, a ir quemando etapas para buscar un conflicto con el estado. Fue el consejero de Economía, Oriol Junqueras, quien más ha insistido en señalar que una subida de la deuda española, a partir de ese conflicto, podría facilitar las cosas, siempre que arrastrara, también, al conjunto de las economías europeas.

El soberanismo cree que, llegados hasta aquí, sería contraproducente dar marcha atrás. En las próximas horas Puigdemont seguirá recibiendo una enorme presión, hasta que, a partir de las seis de la tarde, comience la sesión en el Parlament. Todo queda en sus manos. Rajoy vigila cada uno de sus gestos y palabras. Y las medidas del estado, las que anunció el rey Felipe, están a punto.

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