La directora de la prisión de Lledoners, al borde de la dimisión

La responsable de la cárcel está cada vez más harta de gestionar la situación con los dirigentes independentistas y, en particular, de Jordi Sànchez

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Las iniciativas de algunos de los dirigentes independentistas encarcelados en Lledoners están acabando con la paciencia de la directora del centro, Paula Montero. El hartazgo de la directora de la prisión de Lledoners está llegando al límite e incluso se está planteando la renuncia al cargo. 

Hay un elemento que ha acabado de hastiar a la directora y es la huelga de hambre iniciada por Jordi Sànchez y luego secundada por Jordi Turull, Josep Rull y Quim Forn. Fuentes conocedoras de las maniobras de los políticos presos en Lledoners señalan a Sànchez como el principal quebradero de cabeza para Paula Montero, puesto que el hombre de confianza de Carles Puigdemont es quien trata de poner patas arriba la normalidad del centro penitenciario para atender su huelga de hambre.

El ex presidente de la ANC es quien más está interfiriendo en el día a día de los funcionarios de Lledoners y quien ha reclamado la presencia de una comisión de expertos para llevar a cabo un seguimiento «sobre la gestión ética, jurídica y de los riesgos de la huelga de hambre». Así lo expresó su médico de confianza, el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB), Jaume Padrós, ex diputado de CiU.

Por instrucción de Sànchez, Padrós ha comenzado las presiones para que la protesta de los dirigentes soberanistas en huelga de hambre sea sometida a seguimiento con el fin de evitar «cualquier tipo de coacción». El presidente del Colegio de Médicos incluso ha advertido a los sanitarios de Lledoners que deben respetar la decisión de Sànchez y compañía. «Ningún elemento puede distorsionar su libre decisión», sostiene.

Las obligaciones de los presos

Pero, en realidad, hay muchos elementos que distorsionan las cosas. Los presos —todos— tienen la obligación de acudir al comedor, pero los dirigentes soberanistas en huelga quieren dejar de asistir. Y no sólo eso, también quieren dejar de prestar los servicios de limpieza que tienen asignados en el mismo comedor, aunque ésta es la manera establecida para obtener compensaciones (en dinero o en horas de visitas).

Todo ello, sumado a las continuas visitas de autoridades, desespera a la directora de Lledoners, ya que la excepcionalidad de los políticos encarcelados continúa abriéndose paso. 

El reglamento penitenciario establece, por ejemplo, en relación con las visitas que éstas deben realizarse a través de un cristal con familiares y amigos. El tiempo es de 40 minutos a la semana, que se pueden distribuir en dos encuentros de veinte minutos, sábado y domingo, o en uno, también el fin de semana.

Pero el propio reglamento permite otra modalidad de visita cuando se trata de autoridades. En ese caso, las visitas pueden preoducirse en una sala sin cristales y por tiempo indefinido. Y las visitas de autoridades son continuas. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, acudió a Lledoners el presidente de la Generalitat, Quim Torra.

 

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