La ‘ilusión’ de Mas por el pacto imposible con Esquerra

La posible colaboración podría finalizar antes del 2014 y sin la consulta soberanista

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La caricatura acaba siempre cobrando vida propia. Y el latiguillo de Mas, “con ilusión”, que, en realidad, no ha pronunciado casi nunca, se ha convertido en un lema que define su personalidad y su mandato. Con “ilusión”, el Govern de Artur Mas ha ido aplicando las medidas para reducir el déficit, que han afectado a muchos colectivos, principalmente al sector sanitario y educativo. Es decir, esa ilusión se ha convertido, porque no había un discurso narrativo de gobierno, en una mueca triste.

Ahogado el Govern, aunque nunca se ha atendido a la gestión, a lo que era o no prioritario, Mas decidió adelantar las elecciones y buscar un referéndum de autodeterminación que pudiera mejorar la situación de Catalunya.

A un año vista

Pero hay que atender siempre a la realidad. El president en funciones de la Generalitat buscará en los próximos días un acuerdo con Esquerra Republicana para poder ser investido en el Parlament con una cierta garantía. Con la idea de que puede alcanzar un pacto de gobernabilidad con el que pueda afrontar, por los menos, el próximo año, sin estar sujeto a las votaciones semanales en la cámara catalana. Otro proyecto de futuro se antoja una quimera.

Los dirigentes de CiU, por tanto, principalmente los de Unió, no están especialmente “ilusionados” por ese acuerdo, que implicará una mayor presión fiscal. El argumento de Esquerra es que la recuperación del impuesto de Sucesiones o la subida de tipos en el de Patrimonio afecta a las clases más privilegiadas. Pero, al final, son las clases medidas las que acaban siendo las más afectadas. Precisamente, el electorado más fiel de CiU, el que sigue sin tener muy claro que el proceso soberanista sea la solución de Catalunya.

Duran, y cuatro diputados menos de CiU

La dirección de Convergència, sin embargo, que no coincide exactamente con el elector medio de CDC, sigue pensando que la corriente principal de Catalunya camina hacia la independencia. Y ha llegado a calcular que el ‘efecto Duran’ en la campaña electoral –sus eternas dudas y reproches—le ha costado a CiU “hasta cuatro diputados”.

Esa distancia, entre dirección y elector, por tanto, es un problema, aunque sólo lo admiten algunos veteranos dirigentes de CiU, que han personalizado la cuestión en el portavoz del Govern, y responsable de la campaña electoral: Francesc Homs.
Todo eso, sin embargo, es agua pasada. El lunes comienza la nueva legislatura, en la que CiU ha conseguido mantener a Núria de Gispert como presidenta del Parlament. Y las distintas comisiones de negociadores de CiU y ERC quieren cerrar, antes del jueves, un acuerdo que recoja el referéndum soberanista.

Final, en 2014

El acuerdo ya existe hasta finales de 2013. Los dirigentes consultados no ven obstáculos en el desarrollo. Se buscará la complicidad del resto de grupos parlamentarios –a falta de cómo concrete su estrategia el PSC—para pilotar la operación, que pasará por una ley de consultas catalana. Pero, en la hora decisiva, cuando el Gobierno central haya dejado claro que no se puede convocar una consulta ilegal, –y eso se prevé en 2014—llegarán las dudas. Para CiU se habrá ganado un año, o un año y medio. Esquerra lo verá como un gran incumplimiento, pero también le podrá interesar que todo llegue a su final, con unas nuevas elecciones autonómicas.

Mas-Colell, el mejor conectado

Sin embargo, para la economía catalana puede resultar un desastre. Mas tiene una baza de la que otros dirigentes de CiU no son muy conscientes. Se llama Andreu Mas- Colell, que seguirá, previsiblemente, como conseller de Economía. Tiene predicamento en los medios de comunicación anglosajones y en los responsables económicos de Estados Unidos. Le conocen, están en contacto y le escuchan. Y por él saben que la economía catalana tiene un gran potencial, pero que se puede perder, entorpecer o ralentizar si la incertidumbre política se hace eterna.

Es lo que intenta explicar Josep Antoni Duran Lleida, que se ha convertido en la diana de todo convergente joven que se precie. Lo que los dirigentes más viejos de la federación nacionalista mencionan es que la desconexión con el mundo económico y político de Madrid es total. Y que, pese a los errores de ese poder denominado ‘Madrid’ , el problema principal lo generó la clase política catalana en su conjunto con el impulso del Estatut.

Y la capacidad para tratar de buscar salidas, pero cayendo en redes más tupidas es de la clase política catalana. Mas convocó elecciones anticipadas, perdió diputados, y ahora busca un acuerdo, con la premisa de que no le obliguen a fijar una fecha para un referéndum.

Argucias parlamentarias

Si se produce, finalmente, el acuerdo con Esquerra, Mas afrontará una de las legislaturas más inestables desde 1980. El grupo parlamentario republicano –este aspecto no se tiene muy en cuenta—deberá votar en contra de interpelaciones, mociones, preguntas a los consellers, peticiones de dimisión y todas las argucias parlamentarias que presente el resto de grupos parlamentarios. Y esa labor podría ser extenuante. Otra posibilidad, la de formar un gobierno de coalición, ya ha sido descartada.

En el otro lado estará el PSC, una formación por la que ha suspirado el mundo económico, y también una buena parte de los dirigentes de Unió, y unos pocos de Convergència. Pero casi no existe. Su primer secretario, Pere Navarro, está dispuesto a levantar el vuelo del PSC, pero muy poco a poco. Y se ha limitado a mostrar una cierta coherencia. Puso como número dos en las listas a Maurici Lucena y ahora le nombra portavoz parlamentario. Pero deja en segundo plano a valores más consolidados, como Jaume Collboni o Rocío Martínez-Sampere. Navarro buscará un cierto portagonismo en la negociación de los presupuestos de 2013, pero CiU no ve que pueda ser un socio alternativo. Tampoco el PP, aunque Duran quiera mantener algún tipo de colaboración, teniendo en cuenta que el PP gobierna en Madrid.

No es, no cabe duda, un panorama muy “ilusionante” para Artur Mas. Pero él también fue el responsable de la actual situación.

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