La ‘marcha atrás’ de Mas para acabar la legislatura

Dirigentes de CiU buscan alianzas políticas para llegar hasta 2016

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La crisis económica, al margen de empeorar las condiciones sociales de toda una sociedad, está provocando también una presión enorme en el sistema político. Hasta tal punto que los países pueden caer en la ingobernabilidad. En el conjunto de España, encuestas recientes señalan que la suma del PP y del PSOE no alcanzaría el 50% de los votos.
 
Y en Catalunya el ascenso de los partidos más pequeños, también según los sondeos, dejaría un Parlament atomizado, ingobernable.

Dirigentes de CiU son conscientes de ello. Saben que la salida fácil, la convocatoria de unas elecciones anticipadas, como consecuencia de la falta de apoyo para sacar adelante los presupuestos, empeoraría las cosas. También el President Artur Mas es consciente de esa realidad.

¿Candidato en 2016?

Esta semana algunos miembros de la dirección de Convergència, como Josep Rull, han dejado claro que desean que Mas sea el candidato de CiU más allá de la celebración de la consulta soberanista.
 
Se disipan, por tanto, –ya se verá en el momento crucial– las dudas que el propio Mas había provocado cuando en la campaña electoral del 25N anunció que se retiraría una vez encauzado el proceso soberanista.

Con ese principio claro, llegar al final de la legislatura, Mas se ve en la necesidad de embragar y colocar la marcha atrás. La intensidad de la crisis es de tal envergadura que el Govern se ve en la obligación de negociar todo lo que pueda. Los consellers lo hacen ya con intensidad, buscando partidas con todos los ministros.

El que más éxito tiene hasta ahora es el conseller de Política Territorial, Santi Vila, que ha establecido una muy buena relación con la ministra Ana Pastor.

Pero la clave, el punto central de toda la política catalana en estos momentos, es la negociación de los presupuestos de 2013.

Montoro empeora la solución

Y la decisión del Gobierno central, que estaba dispuesto en las últimas semanas a un cambio sustancial, ha dejado al Ejecutivo catalán helado. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha ofrecido a las autonomías un nuevo margen de déficit, el 1,2%, mejor que el 0,7% fijado con anterioridad, pero claramente insuficiente para las aspiraciones del conseller Andreu Mas-Colell.

Y, lo que es más importante, para Esquerra Republicana, que se niega a apoyar a CiU para aprobar las cuentas de 2013.

Montoro está dispuesto a negociar con algunas comunidades ese déficit, porque la idea del Gobierno central es que pueda haber un déficit a la carta. Pero lo que consiga Catalunya, Valencia, Murcia o Baleares por encima de ese 1,2%, se deberá reducir de otras comunidades. Y el PP tendrá un serio problema en ese sentido. Madrid, por ejemplo, no quiere saber nada sobre ello.

Alternativas con el PSC de fondo

Diputados de Convergència, alcaldes, altos cargos del Govern, sin embargo, buscan alternativas a la situación de CiU. Todo pasa, en cualquier caso, por aprobar las cuentas de 2013 con ERC. Primero porque los republicanos firmaron un acuerdo de gobernabilidad, y deben cumplirlo, por lo menos el primer año. Y, segundo, porque no hay nadie más a corto plazo como posible socio.

¿Y la exigencia de la consulta soberanista para 2014, como pide ERC? Está en el acuerdo de gobernabilidad, indica un dirigente de Convergència. “No debemos cambiar nada, ya está fijado”. El acuerdo también señala que en determinadas circunstancias sociales y económicas la consulta se podría retrasar.

Con el presupuesto de 2013 aprobado, ya se verá con qué margen de déficit, –Mas-Colell negociará ahora a fondo con Montoro—algunos miembros de Convergència se darán un tiempo para buscar complicidades con otros grupos parlamentarios. De hecho, ya están en contacto con dirigentes del PSC y del PP catalán.

Enero de 2014

Tendrán tiempo hasta la negociación de los presupuestos de 2014, que se podría iniciar, con el calendario en la mano, en enero de 2014. Quedan, por tanto, más de medio año para establecer contactos y ver, de qué manera, se puede reconducir la situación política.

El PSC es muy consciente de ello. Pero, aunque algunos de sus dirigentes, como Antoni Balmón, siempre se han mostrado proclives a acuerdos con CiU, el partido entiende que no puede ni debe hacer nada por Artur Mas. Entre otras cosas, porque el liderazgo de Pere Navaro es todavía débil. Navarro y el conjunto del PSC necesita tiempo para resituarse, pero los socialistas no se niegan a buscar acuerdos con CiU.

Y el PP catalán también debe buscar su nuevo espacio, tras la erosión que ha sufrido Alicia Sánchez-Camacho con las investigaciones y el escándalo de Método 3.

En cualquier caso, ese colectivo de dirigentes de Convergència, y también de Unió, junto con empresarios, líderes sindicales y miembros de la sociedad civil que buscan alternativas a la vía soberanista y al choque institucional, no pretende acuerdos cerrados con PSC o PP.

Ganar tiempo

Sólo un compromiso para poder sacar adelante los presupuestos y ganar tiempo, el imprescindible para sacar del atolladero las finanzas de la Generalitat, para abordar, con políticas más modestas, mejorar la situación empresarial.

Con el horizonte ya despejado hasta 2015, CiU, entonces, buscaría cómo convocar la consulta, que es, nadie lo pone en duda, un compromiso firme. ¿Consulta legal, con el amparo del Estado? ¿Consulta bajo el paraguas de una ley catalana?
 
Se deberá analizar todas las posibilidades, pero al final de la legislatura. Y, en caso de que sea imposible, entonces sí, convocatoria de elecciones.

Víctimas por el camino

Convergència, en pleno, se la juega esta vez. El conseller de Presidència, Francesc Homs, ha anunciado públicamente que si no hay consulta soberanista, él dejará la carrera política. Otro de los dirigentes que se han comprometido es Josep Rull, o el portavoz en el Parlament, Jordi Turull.

Pero hay otra Convergència, el sector más liberal del partido, que acaba de aprobar un manifiesto con una serie de propuestas económicas, que busca otras salidas.
 
El grueso de CDC, además, lo forman sus cargos locales, sus alcaldes, que necesitan llegar a las elecciones municipales de 2015 con alguna estabilidad.

Todo está, por tanto, en ebullición, y la marcha atrás ha comenzado. Aunque se hayan presentado ya los actos de conmemoración de los 300 años de 1714.

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