La moción de censura de Vox: alivio para pocos, agobio para todos

La iniciativa de Vox para desalojar a Pedro Sánchez mide la capacidad de la oposición para desgastar al Gobierno y la división del centro-derecha

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¿Puede conseguir Vox con su moción de censura de hoy, miércoles, contra Pedro Sánchez algo parecido a lo que consiguió el PSOE con esta misma iniciativa en 1980 contra Adolfo Suárez? Probablemente no, pero sí que puede provocar una importante sacudida en el tablero nacional.

González perdió aquella votación en el Congreso hace 40 años, pero —se dijo— ganó el debate ante la opinión pública. Lo cierto es que el líder de Vox, Santiago Abascal no está en condiciones muy semejantes a las de aquel González.

Ni representa una alternativa de gobierno parecida a la del antiguo líder del PSOE, ni tan siquiera va a defender en persona la censura a Sánchez, promocionada por Vox como «una moción contra la mafia».

Sin embargo, el debate en el Congreso va a servir para otras muchas cosas, en particular para medir las fortalezas y debilidades de Pedro Sánchez y de Pablo Casado.

Sánchez, experto en dar cuerda a Vox, aficionado a agitar todos aquellos asuntos que sublevan a los de Abascal (especialmente los relacionados con la llamada memoria histórica), afronta la moción como una ocasión para ofrecerse como un dique contra «la ultraderecha» y para arrinconar al PP en esa misma esquina. Un combate aparentemente cómodo para el presidente del Gobierno, que basó buena parte de sus últimas campañas electorales en azuzar el espantajo de Vox para polarizar a la sociedad española.

La agenda de Vox

Pero hay circunstancias que escapan al control de Sánchez, incapaz de dominar todos los asuntos que Vox, a través de su diputado por Barcelona Ignacio Garriga —futuro candidato a las elecciones catalanas del 14 de febrero—, va a conseguir colar en los medios.

Hay donde escoger para descargar la artillería: los socios del presidente del Gobierno (de Podemos a Bildu pasando por ERC), los ataques a la Monarquía, el malestar de los jueces y, cómo no, la gestión de la pandemia y la caída en picado de la riqueza nacional.

«Y así es como avanza el totalitarismo más depravado. El objetivo es destruir la reconciliación de los españoles, es reescribir la historia, es deslegitimar la Monarquía y es derrocar a Felipe VI». Cosas parecidas se escucharán esta mañana en la tribuna del Congreso de parte de Vox.

La división del bloque de derecha

El interrogante o, mejor dicho, uno de ellos es saber hasta qué punto Vox aprovechará la moción no solo para censurar a Sánchez, sino también para lanzarse contra Casado, puesto que a nadie se le escapa que los de Abascal quieren que la sesión de hoy sirva para comer terreno al PP.

Esa circunstancia tampoco está bajo control. Inevitablemente, el bloque de la derecha saldrá de este debate más troceado. No solo no ha habido estrategia conjunta antes de esta sesión, sino que el PP ha seguido con enorme incomodidad toda la previa a la moción de censura.

La práctica totalidad de los diputados del PP tan siquiera ha recibido la comunicación de la dirección del grupo sobre si deben votar abstención o en contra de la moción de censura de Vox.

Casado ha querido guardar celosamente sus cartas para no alimentar el debate en público sobre por qué una postura o por qué otra, aunque lo cierto es que el líder está más presionado por los sectores del PP que defienden el rechazo.

Incluso dirigentes históricos del PSOE (Nicolás Redondo, César A. Molina y Joaquín Leguina, entre otros) trataron de allanar el camino a Casado defendiendo el voto en contra de la moción de Vox y, a la vez, pidiendo a Sánchez que se deshaga de Podemos.

«La tropa de Jiménez Losantos»

Pero hay actores, en particular mediáticos, que quieren ver a Casado unido a Vox frente a Sánchez. «Jiménez Losantos y toda esta tropa nos están apretando con el argumento de que si votamos en contra de la moción de Vox el PP se va a dividir, va a entrar en descomposición y no sé cuántas cosas. Ya pasó lo mismo durante el estado de alarma. Hay que abstraerse de esta presión porque toda esta moción —que en sí es un disparate—, va a pasar y en unos días nadie se va a acordar de ella», dice un dirigente del PP.

¿Alguna ventaja, algo que aprovechar? «Lo único aprovechable de todo esto es que Casado haga un buen debate y que reparta estopa al Gobierno por una gestión y un rumbo que son nefastos. Veremos», quieren confiar los populares.

Los agobios en el PP son indisimulables. Existen desde la misma irrupción de Vox, puesto que a los populares les cuesta dar con la tecla para competir con una formación que no deja de ser algo parecido a una escisión.

No así Podemos, que se frota las manos pensando en unos cuantos minutos de gloria en busca de un enfrentamiento a cara de perro con Vox que permita a su público izquierdista visualizar a los valientes que plantan cara a los de Abascal.

Pero, en realidad, Podemos también tiene motivos para el sofoco, puesto que sufren un cerco cada vez más estrecho en los tribunales y Vox no dejará pasar la ocasión de castigar a los de Pablo Iglesias con sus problemas ante la ley,

 

 

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