La muerte de María Font deja huérfano al mecenazgo musical en Cataluña

La empresaria, creadora de las pastillas Avecrem con su esposo Lluís Carulla, fue una gran impulsora de la cultura y las artes en Cataluña

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Detrás de las pastillas de Avecrem se escondía la necesidad de una época y la creatividad de una mujer. María Font Bernaus, esposa del empresario y mecenas Lluís Carulla, fue quien ideó el invento en plena Guerra Civil española. Ella y su futuro marido, conscientes de la dura escasez de la época, decidieron crear unas pastillas con una onza y media de carne y un surtido de verduras y hortalizas.

María empezó a trabajar en la empresa de Lluís en el Paseo de Gracia, y su iniciativa y su complicidad les unieron hasta el final. En 1940 se casaban y nacía una pareja que fue más allá de lo personal. El matrimonio inició una empresa que ha terminado convertida en un imperio. Y María Font tuvo el privilegio de verla crecer hasta los 96 años.

Los cumplió en diciembre pasado y el lunes 15 de marzo fallecía en Barcelona. Dos esquelas familiares lo anunciaban públicamente en La Vanguardia, donde se llegaron a publicar hasta nueve recordatorios de diferentes empresas de las que ella misma había formado parte en algún momento de su carrera.

La Gallina que levantó un conglomerado

A Gallina Blanca la bautizaron como Gallina de Oro, pero cambiaron de inmediato el nombre por la pobreza en la que estaba sumida el país. Les parecía ofensivo. De Gallina Blanca a Avecrem y de allí a Agrolimen, un conglomerado empresarial líder en los sectores en los que está presente (Ausonia, Pans & Company, Avecrem, etcétera). Gallina Blanca está presente en 70 países en cuatro continentes, es líder en España desde su lanzamiento, y en el mundo es la tercera empresa en volumen de caldos y sopas deshidratadas.

Impulsora de las artes

María Font fue la cara visible de su familia durante muchos años. Enviudó en 1990 y pasó a sustituir a su marido al frente de otro de los grandes proyectos del matrimonio: la Fundació Carulla. Porque la familia se enriqueció con su trabajo y decidió reinvertir parte de los beneficios en la sociedad, por este motivo fueron grandes mecenas de la cultura catalana y los impulsores de iniciativas como el premio María Canals, del que muchos se acordarán estos días porque hace dos semanas Barcelona fue invadida por pianos de cola por la celebración del certamen.

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Por su labor al frente de varias instituciones culturales fue condecorada con la Creu de Sant Jordi en 1995. Además de su tarea al frente de la Fundación Carulla, donde su hija Montserrat la sustituyó en 2006, Font formó parte del equipo que dio a luz a Òmnium Cultural (su marido fue uno de los fundadores), y estuvo profundamente vinculada con el Orfeó Català y el Palau de la Música.

En este último trabajo como vicepresidente fue una de las ‘víctimas’ de Fèlix Millet. Su hija habló de la cuestión en algún momento y aseguró que todos los Carulla tuvieron una gran decepción con Millet. Y eso que las familias se conocían desde tiempos inmemoriales.

El legado familiar

Font tuvo seis hijos y más de 20 nietos y bisnietos. Todos han heredado el fuerte arraigo al catalanismo de la matriarca, algo que ha quedado reflejado en toda su trayectoria. Empezó con la labor al frente de la Fundació Carulla, donde dio gran importancia al fomento de la cultura y la lengua catalana. Solo hay que decir que la crearon en 1973, aprovechando que el franquismo agonizaba.

Los premios Baldiri i Reixac, la editorial Barcino, el Museu de la Vida Rural (creado en Espluga de Francolí, pueblo de Lluis Carulla); todo tiene el sello catalanista y cultural de Font, el que los seis hijos han heredado y trasmitido en sus gestos, tantos públicos como privados. Aunque a uno de los hijos más conocidos del matrimonio, Artur Carulla, muchos le llaman Arturo, sobre todo los amigos de juventud. Pero eso no es impedimento para que se convirtiera en unos de los grandes defensores de la travesía independentista de Artur Mas, algo que Artur/o hizo en público para que no hubiera lugar a dudas.

El papel de María Font en la educación de sus hijos tuvo un peso considerable. Como su relación con Premià de Dalt, donde vivió durante décadas y dónde está la gran casa familiar. Allí se reunían todos los miembros de la familia, siempre en torno de la gran matriarca. A partir de ahora su sillón estará vacío. 

 

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