Las agresiones a los vigilantes de parquímetros se disparan en Madrid

El colectivo pide al Ayuntamiento de Manuela Carmena cursos de defensa personal y sprays de pimienta para la defensa

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En su mayoría son mujeres, su sueldo ronda los mil euros mensuales pero tienen uno de los trabajos más peligrosos de Madrid. Son vigilantes de parquímetro, ese equipo que cada minuto está inspeccionando los cristales de los coches para verificar que pagan correctamente las tasas de aparcamiento. Pero últimamente son víctimas de persecución y agresiones.  

El colectivo de los vigilantes del SER (Servicio de Estacionamiento Regulado) del Ayuntamiento de Madrid ha disparado las alarmas después de la última agresión el pasado lunes a manos de varios hombres por una multa. El vigilante terminó su jornada con una costilla rota y una fuerte contusión en el ojo derecho que obligaron a su ingreso en el hospital Gregorio Marañón.  

No es un caso único. Una trabajadora del servicio sufrió un aborto después de una paliza que recibió por haber multado un coche que estaba aparcado sin haber pagado, hace un par de años. El colectivo incluso ha denunciado que algún infractor ha llegado a la casa de uno de los agentes a pedir explicaciones por la multa.  

Durante 2007 se han registrado varias denuncias por agresiones físicas y el colectivo ha solicitado al Ayuntamiento asistir a cursos de defensa personal y llevar un spray pimienta para defenderse de los airados usuarios que se niegan a ser multados.  

«Los insultos son una cosa de cada día a la que ya nos vamos acostumbrando, pero la violencia física es otra cosa. Hemos pedido que patrullemos en pareja en los barrios y las zonas más conflictivas, pero no hemos recibido respuesta», explica una vigilante de los parquímetros en Chamberí.  

El efecto frontera  

El sistema de delimitación por barrios ha disparado las agresiones. En las zonas limítrofes, algunos usuarios se confunden de parquímetro y seleccionan una zona diferente a la suya. La multa enciende los ánimos de los usuarios y también se multiplica el riesgo de ataques violentos contra los revisores.  

«Nos hemos reunidos con los responsables del Ayuntamiento de Madrid y les hemos pedido que, así como ponen toda la tecnología de punta para detectar los fraudes en los aparcamientos, también pongan la última tecnología de punta para defender la seguridad de los trabajadores», explica Enrique Ayuso, portavoz del sindicato Csif.     

Los coches inteligentes  

Desde hace algunos meses, el trabajo de los inspectores está siendo vigilado por una flota de coches capaces de leer las matrículas de los vehículos aparcados en las zonas de pago.  

La información es comparada con el sistema informático que verifica los pagos. De esta forma, los supervisores pueden revisar al instante si algún agente no ha multado a un vehículo que se ha excedido del tiempo o que está aparcado sin pagar. Supone una presión adicional para los vigilantes.

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