Los americanos de a pie, divididos sobre los ataques a Siria

Una semana después de la oleada de atentados en París y el bombardeo al bastión de ISIS, algunos norteamericanos ponen en duda la política de puertas abiertas con los refugiados

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La oleada de ataques que sufrió hace algo más de una semana París ha significado un déjà vu para muchos norteamericanos. Aunque con sus diferencias, el recuerdo de lo ocurrido el 11S de 2001 en Nueva York ha vuelto. El sentimiento que aúna miedo, rabia, desolación y dolor ha resurgido. Pero, ¿qué piensan los estadounidenses (de a pie) de lo ocurrido? ¿están de acuerdo con la respuesta de Francia a estos ataques?

Tras preguntar a varias personas de la calle, de distintas edades y profesiones, la primera de las conclusiones es que no existe una opinión generalizada sobre lo sucedido. La población está dividida ante lo ocurrido. 

Empatía con Francia

Mientras Sarah Mitich, de 23 años, califica los ataques a París como horribles y no intenta pensar en otro posible atentado en EEUU, David Carroll, de 38 años y original de Michigan, insiste en que no hay que tener miedo, pero no descarta que lo sucedido origine otra guerra en la que participen varios países.

Sin embargo, ambos sí que coinciden en una cosa: entienden la respuesta de Francia a los ataques, es decir que bombardeara Siria, incluso la comparten, aunque también lamentan que muchos civiles inocentes sufran las consecuencias.

De la misma manera, Michael Bamesbuguer, un periodista de Nebrasca, insiste en que no apoya la decisión de Francia, pero la entiende. «Bombardear otro país no es la solución», subraya. Ni tampoco cree que el gobierno norteamericano, liderado por Barack Obama, deba cambiar su política de puertas abiertas con los refugiados. «La gente tiene miedo al terrorismo y a los ataques de ISIS, pero tenemos que ayudar. No todos los musulmanes son terroristas», añade.

No obstante, Mitich tampoco cree que haya que frenar la entrada de refugiado, pero sí apoya una mayor información acerca de las personas que llegan o un mayor control, como insiste Carroll. 

No más bombas

Jonathan Logan, nacido en Nueva York, explica que un contraataque como el de Francia no es la mejor respuesta. «Tenemos que pensar en grande y habrá que dar muchos pasos hasta hallar la solución», asegura.

Logan recuerda la figura de Nelson Mandela y cómo reaccionó ante la oleada de violencia que azotaba a Suráfrica. Sobre los refugiados, no sólo señala que hay que ayudarlos, sino más bien involucrarlos en la sociedad norteamericana. «Tenemos que educar a la gente en base a nuestros valores», añade.

Logan confiesa, no obstante, que un tercio de los americanos no piensan como él. «Algunos sólo ven en blanco y negro y saben poco del mundo y su respuesta es el miedo a aquello que desconocen. Pero insiste: «Hay que perdonar y ser perdonados. Ese es el camino».

Posturas opuestas sobre los refugiados

Para Nancy Ann Todd, profesora de inglés, el problema es muy complejo. A su parecer, deberían realizarse controles más estrictos en las fronteras de todos los países para mantener a los terroristas fuera, pero también detener el flujo de dinero que apoya estas acciones terroristas. Encontrar el origen de las armas y frenarlo.

«Me horrorizo cuando los líderes más conservadores hablan sobre lo ocurrido. La religión musulmana no cree en matar a gente. La respuesta, con más bombas, a estos ataques es lo que quiere ISIS. Los países deben protegerse a sí mismos y al mismo tiempo abrir su brazos a los demás en lugar de abandonarlos», concluye.

Pero Verónica Woods no cree lo mismo. Esta joven agente inmobiliaria de Portland asegura que es muy pronto todavía para que más refugiados entren en el país porque nunca se sabe quién es quién. Y confiesa tener miedo ante otro posible ataque a EEUU. «Nunca sabes si estás segura ni quién está detrás de ti», explica.

 

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