Puigdemont busca la bronca con Colau para afianzar su proyecto

El president decide celebrar el acto institucional de la Diada en la explanada del Born, el emplazamiento que ha elegido Barcelona para una exposición con la estatua de Franco

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Avivar el fuego, buscando los símbolos. El president Carles Puigdemont busca la bronca política con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para afianzar su proyecto independentista, y lo ha hecho con un anuncio sorpresa: el acto institucional de la Diada se celebrará en la explanada frente al Born Centre de Cultura i Memòria, el emplazamiento que se ha convertido en un símbolo independentista en defensa de los caídos en 1714, justo cuando se ha originado una polémica por una exposición organizada por el Ayuntamiento con la instalación de estatuas franquistas en el mismo lugar.

A falta del presupuesto para 2017, —Puigdemont se la juega con su cuestión de confianza el 28 de septiembre— la elección del lugar coincide con una seria polémica por la exposición que ha programado el Ayuntamiento de Barcelona, que incorporará una estatua de Franco y otras figuras relacionadas con el régimen de la dictadura precisamente para reflexionar, con una mirada crítica, sobre esa etapa histórica.

Mantener la llama de 1714

La decisión, se asegura, ya estaba decidida, por parte de Puigdemont, aunque el año pasado el acto institucional de la Diada se celebró en la plaza Sant Jaume. El objetivo del presidente catalán no es otro que reflejar, para que no queden dudas, que la reivindicación nacionalista no se puede celebrar en otro espacio mejor, con la exaltación de la derrota de 1714. En el Born Centre de Cultura i Memoria se pueden ver los restos de viviendas de la época, que fueron arrasadas tras la derrota de 1714, que los independentistas interpretan como una derrota de Cataluña en la guerra de sucesión al trono de España, que se enmarcó en un conflicto europeo.

Semanas después, el mismo escenario acogerá una exposición que el equipo de Ada Colau ha defendido como una muestra en contra del franquismo, pero que utilizará símbolos franquistas. Ello ha puesto en guardia al movimiento soberanista que ha visto un ultraje que frente a los caídos de 1714 se puedan colocar estatuas franquistas.

A Puigdemont le va la marcha

Puigdemont no elude el conflicto. Sigue adelante en su deseo de que Cataluña sea independiente en los próximos años años. Está dispuesto a mantener la hoja de ruta para celebrar un referéndum que valide una constitución catalana. Tras la decisión del Tribunal Constitucional de suspender la resolución aprobada en el Parlament, sobre las conclusiones de la comisión del proceso constituyente –pide un mecanismo «unilateral» para afrontar la «desconexión» de España– el mandatario catalán no se arrugó y aseguró que iba a obedecer, pero «obedeceré las decisiones del Parlament de Catalunya».

Tras difundirse el proyecto de Colau, el movimiento independentista ha arremetido contra la alcaldesa de Barcelona. Lleva semanas haciéndolo, al entender que el proyecto político que representa y que quiere potenciar a corto plazo la alcaldesa, supone una alternativa al soberanismo.

La crítica se ha intensificado después de que Podemos Unidos, que se presenta en Cataluña ligado a la coalición En Comú Podem, en la que participa Colau, se abstuviera en la Mesa del Congreso permitiendo que Convergència se quedara sin grupo propio.

El acto institucional de la Diada, en esa esplanada que preside una señera gigante, –de 17,14 metros– se celebará el 10 de septiembre por la noche, y estará dedicado a las migraciones y a Cataluña como «tierra de acogida». Habrá actuaciones tradicionales africanas, el himno internacional de los gitanos, una danza andaluza, el tema de Lluís Llach, Venim del nord, venim del sud, y una pieza basada en L’emigrant de Jacint Verdaguer.

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