Qué error, que inmenso error…Fallece el historiador Ricardo de la Cierva

Fue ministro de Cultura con Adolfo Súarez, cuya elección como presidente del Gobierno había calificado de errónea

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Con 89 años. Ha fallecido Ricardo de la Cierva y Hoces, catedrático de Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Alcalá de Henares. Franquista, De la Cierva intentó cuadrar un círculo imposible: defender que la dictadura había sido, casi en la práctica, un régimen democrático. Nació el 9 de noviembre de 1926 en Madrid y era nieto de Juan de la Cierva y Peñafiel, que llegó a ser ministro de Alfonso XIII, y sobrino de Juan de la Cierva, el que inventaría el autogiro.

Pero a De la Cierva se le conocerá siempre por un artículo en el diario El País que sería legendario, con título que ha servido como latiguillo para situaciones parecidas, en la política o en otros ámbitos de la vida: «Qué error, que inmenso error», aseguraba el historiador, en referencia a la elección por el Rey Juan Carlos de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno.

Las fuerzas siempre marginadas

El artículo merece ser conservado. Ricardo de la Cierva aseguraba en él que no le importaba equivocarse, y que esperaba en seis meses retroceder en su juicio. Era el 8 de julio de 1976. Ahora bien, sorprende el por qué de aquella oposición:

 «Esto es un Gobierno de Franco, primero, por lo inesperado y desvinculado de la opinión política; segundo, por la conjunción de las fuerzas sociales que articulaban el franquismo; tercero, porque aparenta una fachada diferente del contenido y las raíces; cuarto, porque deja al margen a las fuerzas siempre marginadas; la oposición, las regiones, la media nación femenina», aseguraba.

E insistía en su juicio: «Lo amargo de las reflexiones en las que naufragará, para el cronista, alguna amistad que parecía firme, debe hacerse compatible no sólo con el respeto al nuevo equipo y a las instancias que contribuyeron a su designación; sino también, y sincerísimamente, con el deseo de que esta crónica se contemple, dentro de seis meses, como un puro dislate y no como una sombría anticipación. Jamás ha sentido el cronista como hoy mayor deseo de equivocarse; mayores tentaciones de ahogar, por motivos privados y hasta íntimos, el grito público de su intuición y de su deber. Hago expresa declaración de respeto profundo al señor presidente del Gobierno, al señor presidente de las Cortes, y a todas las personas e instituciones mencionadas; y no rehuiré rectificaciones fundadas porque las deseo; y porque deseo, ante lo que nos va en ello a todos, el éxito del Gobierno y mi rotundo fracaso como comentarista de su nacimiento».

La sorpresa de Suárez

De la Cierva repasaba todos los nombres que habían circulado, desde Areilza a Fraga, Fernández-Miranda, Gutiérrez Mellado o Vega Rodríguez. En el artículo daba cuenta de que el propio periódico había anticipado el nombre de Suárez. «En el número del 23 de mayo, dentro de esta serie de crónicas provisionales, se descartaba la probabilidad de un presidente militar, y se apuntaba como presidenciable, ‘aunque algunos van a sorprenderse, el ministro secretario general del Movimiento, don Adolfo Suárez’».

El caso es que De la Cierva acabo siendo ministro de Cultura de Adolfo Suárez, tras las elecciones generales de 1979, después de ser elegido diputado a Cortes por Murcia.

Autor de numerosos libros, el historiador fallecido un día antes del 40 aniversario de la muerte de Franco, ha sido utilizado por autores revisionistas, como Pío Moa, que han reinterpretado a su manera el franquismo, para hacerlo más llevadero y amable, con la tesis de que fue una especie de dictablanda que condujo de forma natural a la democracia.

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