¿Quién espió a Torrent? Sánchez y Torra son igual de sospechosos

El extraño pinchazo al móvil del presidente del Parlament está envuelto de dudas. La teoría de una guerra sucia entre soberanistas está sobre la mesa

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¿Quién pinchó el teléfono móvil del presidente del Parlament de Cataluña, Roger Torrent, entre abril y mayo de 2019? Aunque Torrent se apresuró a acusar «al aparato del Estado» de «espionaje» después de trascender dos informaciones de El País y The Guardian, lo cierto es que ni los propios soberanistas, según varias fuentes consultadas, tienen claro quién está detrás de esta operación y no descartan que todo sea producto de una guerra sucia en Cataluña sin protagonismo alguno del gobierno de Pedro Sánchez.

Torrent, en cambio, no alberga dudas y ya ha anunciado una querella contra Félix Sanz Roldán, director del CNI en 2019. Lo mismo ha hecho el líder municipal de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, también víctima de un hackeo de su terminal móvil. Y en tromba han salido también líderes independentistas como Quim Torra, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Pere Aragonès. Todos al unísono contra «las cloacas del Estado».

Así son las cosas de cara a la galería. De espaldas a ella, existen muchas dudas sobre el verdadero interés del Gobierno en conocer los secretos de Torrent, una figura política que ni está en el puente de mando de ERC ni se ha caracterizado durante la legislatura precisamente por desafiar la legalidad constitucional.

El CNI ante Torrent

De poco, al parecer, le han valido a Torrent las explicaciones de la máxima responsable de los servicios de inteligencia españoles, la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha trasladado personalmente al presidente del Parlament tanta contundencia como la que ha recibido de su acusador: «El CNI no ha tenido absolutamente nada que ver con el tema».

Pese a esta rotundidad, Torrent sigue viendo la mano del Gobierno detrás del espionaje: «El estado español espía a sus rivales políticos». Su acusación se basa, entre otras cosas, en que las informaciones publicadas subrayan que solo los gobiernos tienen acceso al malware de espionaje Pegasus. «Eso no es así, no es verdad que este tipo de herramientas estén solo al alcance de los estados», explican fuentes consultadas.

La teoría de la filtración

El asunto es confuso y en estos momentos hay pocos extremos descartados. Hay quien ve en todo este caso una filtración interesada del Gobierno dirigida a justificar una futura purga en los resortes del Estado que no levante polvareda (tal y como sucedió con los ceses del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la cúpula de la Guardia Civil).

Ninguno de los ejecutivos ni de las fuerzas de seguridad a su cargo están libres de sospecha porque todos ellos arrastran antecedentes elocuentes. 

El CNI catalán

La Generalitat, por ejemplo, se ha visto inmersa en el pasado en múltiples polémicas relacionadas con el espionaje a políticos y funcionarios. Se sabe de la existencia de unidades “secretas” dentro de los Mossos d’Esquadra y del conocido «CNI catalán”.

Precisamente, Carles Flamerich, ex presidente del Centro de Seguridad de la Información de Cataluña (Cesicat) —el “CNI catalán”—, está pendiente de juicio por un supuesto caso de espionaje. El juicio debía celebrarse en la Audiencia de Barcelona el pasado enero, pero en el último momento se aplazó hasta el próximo septiembre. La fiscalía acusa a Flamerich de montar un “sistema de interceptación” de correos electrónicos dirigidos a funcionarios y cargos de la administración catalana.

Muchos políticos catalanes de la órbita soberanista se han sentido espiados, aunque tienen dudas sobre los instigadores (¿de casa o de fuera?). En todo caso, fuentes que trabajaron para el área de Interior en los gobiernos de Artur Mas admiten que disponían de tecnología para espiar a personas. “Todos los gobiernos y todas las policías los tienen”, aseguran.

De Gordó a Método 3

Figuras como el exconsejero Germà Gordó, del que algunos de sus propios correligionarios sospechaban como promotor de operaciones contra rivales políticos, obligaron en cierto momento a los que le visitaban en su despacho a entregar los teléfonos móviles para “hablar sin interferencias”. Señal de hasta qué punto el espionaje han formado parte del día a día en Cataluña.

Una última hipótesis que tampoco está descartada es que haya detectives privados detrás de estos pinchazos al servicio de algún partido. Cabe recordar que la agencia de detectives Método 3 elaboró dosieres a destajo sobre políticos y que algunas informaciones de prensa situaron detrás a Xavier Martorell, ex responsable de seguridad del Barça y ex alto cargo de la Generalitat a las órdenes de Gordó, detrás de estas e pesquisas.

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