Sànchez minimiza el asedio a la comitiva judicial el 20-S

El expresidente de la ANC rebaja la tensión vivida en la concentración frente a la sede de Economía y dice que no tenía capacidad para desconvocarla

De izquierda a derecha, Joaquim Forn, Jordi Cuixart, Jordi Sànchez y Raül Romeva durante el juicio del procés. /EFE

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El expresidente de la Assemblea  Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, minimizó este jueves en su declaración en el Tribunal Supremo la tensión que se vivió a las puertas del departamento de Economía de la Generalitat el 20 de septiembre de 2017, que redujo “a algún grito y algún abucheo” en el interrogatorio de la fiscalía, que le achaca un delito de rebelión precisamente por su actuación durante aquella jornada.

El exlíder de la Assemblea, que arrancó su alocución definiéndose como «preso político» y protestando, como el resto de acusados, por no poder declarar en catalán con traducción simultánea, calificó la concentración, una respuesta al registro hecho por orden judicial al departamento de Economía, como una movilización más amparada por el derecho a la protesta y que no se puede “criminalizar”, alegó, porque “algunos individuos” dañaran siete vehículos policiales.

Sànchez explicó que tuvo conocimiento del registro poco después de las ocho de la mañana, y recordó que la ANC no fue la única que llamó a la concentración, sino que también lo hicieron CCOO, la UGT, los rectores de las ocho universidades públicas catalanas o el Colegio de Abogados.

Protesta cívica

El relato que de la jornada hizo el también jefe de filas parlamentario de Junts per Catalunya (JpC) es el de una protesta cívica, festiva, convocada para protestar, no para impedir ni dificultar las diligencias judiciales, y que nunca se fue de las manos. Al menos, mientras la ANC mantuvo la convocatoria.

Sànchez explicó que el servicio de orden montado por la Assemblea para gestionar la protesta asumió a petición del conseller de Interior, Quim Forn, y el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep LluísTrapero, la creación de un pasillo que garantizara que la comitiva judicial pudiera acceder al edificio y que por ahí pudiera salir un detenido. Pero insistió en que los voluntarios de la ANC no asumieron tareas de control de orden público, que correspondían a los Mossos y la Guardia Civil, y en que ni él ni el presidente de Òmnium Cultural, el también procesado Jordi Cuixart, controlaban la manifestación.

El expresidente de la ANC admitió haber arengado a las masas movilizadas  -40.000 personas, según la Guardia Urbana-  a media tarde al grito de: “Que nadie se vaya a casa porque será una noche larga e intensa”. Pero circunscribió la frase a la advertencia de la Guardia Civil de que el registro iba para largo, e insistió en que no fueron él y Cuixart los únicos que intervenieron desde el escenario habilitado para la ocasión, sino que por él fueron desfilando y haciendo declaraciones decenas de personas.

 “No había ninguna evidencia de riesgo para la seguridad de nada ni de nadie”, alegó Sánchez

El fiscal Javier Zaragoza le preguntó por qué no aprovechó esa intervención para desconvocar la manifestación, cosa que no hizo hasta entrada la noche, y Sànchez respondió que porque no había ningún motivo para hacerlo ya que “no había ninguna evidencia de riesgo para la seguridad de nada ni de nadie”.

Y eso, aunque poco antes había admitido que también a media tarde tuvo noticia no solo de daños en los vehículos de la Guardia Civil, sino también de que dentro de los mismos los agentes habían dejado armas largas, un dato que le provocó, dijó, “una tensión como pocas veces”, y ante el cual pidió a los voluntarios de la Assemblea que protegieran los coches para que nadie accediera a ellos, aunque advirtió a los responsables policiales que él no podía asumir ninguna responsabilidad al  respecto porque no era su competencia.

Sin capacidad de desmovilización

Sànchez insistió también en que nunca hubo tensión dentro del departamento mientras se produjo el registro, ni lanzamiento de objetos, ni ningún intento por parte de los concentrados de entrar al edificio, ni tampoco ningún intento frustrado de la comitiva judicial de abandonarlo una vez acabada su tarea. Según el acusado, si la secretaria judicial optó por buscar finalmente una salida por la parte de atrás, saltando un muro para acceder a un patio interior fue por iniciativa propia, no fue porque no pudiera hacerlo por la puerta principal, una opción que la Guardia Civil descartó alegando que no era seguro.

El también dirigente de la Crida, el nuevo partido-movimiento de Carles Puigdemont, subrayó igualmente que, aunque hubiese querido, no tenía capacidad para desmovilizar megáfono en mano a la multitud allí congregada, y recordó que la única carga policial en la zona se produjo pasada la una de la madrugada, cuando ya hacía rato que la ANC había dado la concentración por desconvocada.

El fiscal preguntó igualmente a Sánchez por qué la ANC promocionó el 1-O y acciones destinadas a garantizar la celebración del mismo, como la pernoctación en los centros de votación la noche antes, pese a que el referéndum había sido prohibido. El procesado replicó que su entidad nunca recibió ningun requerimiento judicial instándole a suspender la campaña promocional de la consulta, y que tampoco la propia fiscalía tomó medida alguna para vetarla.

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