Torra adapta los tiempos electorales para desgastar a ERC

El presidente catalán mantiene la incógnita sobre cuándo serán las elecciones catalanas en plena articulación de JxCat

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La fecha de las elecciones en Cataluña es todo un misterio. Aunque en un principio se había especulado con el domingo 3 de octubre –por su proximidad con el aniversario del referéndum ilegal del 1-O–, el presidente catalán tenía como límite este lunes para firmar la convocatoria. Quim Torra juega con la cita electoral, atento a la reordenación del espacio de JxCat y a la vez de la erosión a ERC. 

El presidente catalán, que ha anunciado que no será militante de JxCat para mantener su condición de «independiente» pese a su cercanía y sintonía con Puigdemont, ha apretado su presión contra los republicanos en una cita electoral que se prevé para otoño de 2020 si la crisis sanitaria no lo impide. 

El último pulso: la declaración polémica

La última embestida de Torra y JxCat ha sido la polémica declaración republicana del Parlament secundada por los partidos independentistas –Junts, ERC y la CUP–, y la negativa del secretario general del Parlament, Xavier Muro, de publicar la parte de la moción referente a la secesión unilateral. 

Torra, que ya aprovechó la negativa de Roger Torrent de mantenerle el acta de diputado cuando la Junta Electoral lo desposeyó, ha vuelto a presionar al presidente del Parlament para que purgue a Muro y se haga responsable de la publicación de la polémica resolución independentista. 

El presidente catalán ha recordado que la concesión ya se produjo con «su condición de diputado»: «El secretario general del Parlament tiene el deber de obedecer al pleno, que es soberano. Si no lo hace, el Presidente del Parlament tiene el deber de cesarlo y asumir él y la mesa la responsabilidad de publicar la resolución». 

Torra le ha afeado a Roger Torrent su falta de compromiso y lo ha vinculado con la polémica que dividió aún más al Govern, cuando la Junta Electoral Central lo desposeyó de su acta de diputado y el Parlament acató la decisión judicial. La situación provocó una crisis en el Govern –formado por ERC y JxCat– que casi rompe al Ejecutivo. 

ERC, muleta de Sánchez

La estrategia moderada y posibilista de ERC se ha convertido en la principal punta de lanza del partido de Puigdemont para erosionar la imagen de la formación de Oriol Junqueras. JxCat se negó a apoyar la investidura de Pedro Sánchez al compararlo con el PP de Rajoy y el resto de grandes partidos nacionales, mientras que Gabriel Rufián desencalló la investidura a cambio de la mesa de diálogo que el propio Torra amenazó con boicotear.

La estrategia de los republicanos ha dado pocos frutos. Pese a que Pedro Sánchez se comprometió a reunir a la mesa de diálogo, la pandemia dejó en suspenso a ese organismo intergubernamental para encontrar una solución pactada al conflicto en Cataluña, que todavía no se ha retomado. 

Además, el papel de ERC se ha visto en entredicho ante la voluntad del PSOE de intentar pactar los presupuestos con Cs, algo que irrita a Podemos. Los republicanos, que pretendían jugar el papel que otrora había desempeñado la ya extinta CiU, podrían quedar relegados ante un giro al centro de la formación que lidera Inés Arrimadas. 

Reordenación de JxCat

Otro de los factores que Torra podría tener en cuenta a la hora de convocar elecciones es la reordenación del espacio de JxCat, en plena ebullición ante la casi ruptura con el Pdecat. El partido de Puigdemont ha iniciado un «periodo congresual» que culminará el 3 de octubre. 

Precisamente, el expresidente fugado Carles Puigdemont, ha sido elegido presidente de JxCat en una votación a la búlgara. El 99,3% de los votos telemáticos emitidos dentro del nuevo apoyaron al prófugo, mientras que Jordi Sànchez fue avalado como secretario general con el 94,23% de los apoyos.

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