Las divisiones se apoderan de JxCat, ERC, PSC y PSOE ante el retraso electoral

Los socialistas catalanes se suman en el último instante a la idea del aplazamiento en contra de lo que han defendido esta misma semana

Pere Aragonès (ERC) y Meritxell Budó (JxCat) mantienen diferencias respecto al retraso de las elecciones catalanas

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La gran resistencia que había para impedir el aplazamiento de las elecciones catalanas, la que ejercía el PSC, ha desaparecido. Y, en consecuencia, la decisión de posponer la jornada electoral del 14-F es casi segura. Lo que no está tan claro es la nueva fecha, si marzo, si mayo.

Quienes defienden suspender la cita del 14-F lo han hecho, eso sí, provocando una desgarradora división interna de sus propios partidos. Hay división en Junts per Catalunya respecto al asunto, la hay en ERC e incluso la hay entre PSC y PSOE.

Entre los partidos independentistas, los defensores de aplazar el 14-F son mayoría, aunque sus argumentos con armadura sanitaria tengan esqueleto de cálculo político.

Carles Puigdemont, por ejemplo, está, en realidad, más pendiente de alargar la cita electoral para dar tiempo a los tribunales de bajar del caballo a su candidata Laura Borràs que no de las capacidades de las UCI, ni las restricciones de la movilidad.

En ERC también cuecen habas. Porque la consellera de Salud, Alba Vergès, ha ido adquiriendo más predicamento para aplazar las elecciones y ha logrado que el líder en las encuestas, el vicepresidente Pere Aragonès, acabara devorado por las dudas.

El PSC corrige al PSOE

Será este viernes cuando se confirme si, en efecto, el Govern piensa dar un paso en firme para aplazar las elecciones en contra de las advertencias del ministro de Justicia, Juan Carlos Campo:

«Como jurista, no puedo sustraerme a una realidad normativa: la suspensión de unas elecciones no está contemplada en la ley electoral», advirtió Campo en TVE.

En esta misma línea se manifestaba, de hecho, el PSC hace apenas 48 horas: «Queremos recordar que la legislación vigente no contempla la suspensión de unas elecciones ya convocadas y que, de hecho, las elecciones han sido convocadas automáticamente y no por una decisión del Govern».

Pero los socialistas catalanes han cambiado de golpe esta postura, contraria al aplazamiento, y ahora están dispuestos a un retraso electoral siempre y cuando sea antes de Semana Santa, es decir, a unas elecciones en marzo.

El PSC intenta que ERC y JxCat recalculen

Y a esta conclusión han llegado desmarcándose de los ministros del PSOE, que han expresado su contrariedad con el retraso electoral..

Con esta maniobra de última hora, el PSC trata de introducir nuevas dudas en JxCat y en ERC para que acepten un camino intermedio, el de votar antes de Semana Santa, y así preservar el efecto Illa en las encuestas.

El Govern, sea como fuere, está convencido de que hay argumentos jurídicos de sobras para aplazar el 14-F y para resistir la impugnación jurídica que vaya a suscitar.

El coste interno de este aplazamiento en las filas de los partidos, en todo caso, va a ser grande. Pero el contraste externo lo es mayor.

Portugal alcanzó este jueves su récord de contagios desde que comenzó la pandemia. Este mismo viernes iniciará un nuevo confinamiento de 15 días que solo se diferencia del de marzo por la apertura de las escuelas. En este complicado contexto acudirán los portugueses a las elecciones presidenciales dentro de unos días, el 24 de enero. Y así será porque en Portugal se ha determinado que el derecho al voto está en la cúspide del sistema democrático.

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