Carta de 100 científicos al Gobierno: «Es urgente abordar la transmisión por aerosoles»

La instalación de medidores de CO2, la suspensión de las medidas de aforo o el uso de mascarillas en todos los entornos laborales son algunas de sus peticiones de urgencia

Una científica manipula unas pruebas de laboratorio. EFE

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Un año después de que la pandemia de coronavirus paralizara por completo la actividad en España, la comunidad científica ha ido ganando más conocimiento sobre los mecanismos del coronavirus para propagarse entre la ciudadanía. El descubrimiento de la transmisión aérea mediante aerosoles cambió por completo la forma que teníamos de entender la enfermedad. Sin embargo, con el paso de los meses los especialistas no han visto que estos hallazgos se hayan traducido en auténticos cambios de las políticas de prevención implantadas por el Gobierno.

Más de un centenar de científicos, médicos, virólogos y epidemiólogos han trasladado ahora todas sus dudas en una carta abierta enviada tanto al Ejecutivo de Pedro Sánchez como a las administraciones autonómicas que tienen un importante peso en la lucha contra la Covid-19. Quieren alzar la voz para que se activen una batería de medidas que limiten al máximo los contagios que se producen por la inhalación de aerosoles. «Solicitamos una actuación coordinada y urgente», han expresado.

El colectivo de científicos y sanitarios ha insistido en el riesgo que supone la transmisión de la Covid-19 mediante estas pequeñas gotas de saliva que son capaces de quedarse suspendidas en el aire durante un largo tiempo. El documento señala a los cargos políticos que este método de transmisión juega un «papel central en el contagio de interiores», tal y como ha quedado recogido en múltiples estudios. Esta posibilidad no comenzó a barajarse hasta octubre de 2020 cuando un grupo de investigadores de la revista Science la puso sobre la mesa.

Los especialistas han presentado al Gobierno ocho líneas distintas de actuación para que modifique sus protocolos y se garantice una reducción de los contagios por aerosoles, justo cuando acaba de pasar la parte más dura de la tercera oleada de casos positivos. «Creemos que todavía se está a tiempo de garantizar un despliegue generalizado de las medidas de prevención disponibles antes del próximo otoño. Lo contrario, pensamos, sería difícilmente justificable«, han advertido en la misiva.

Los científicos piden que se extreme el uso de mascarillas en los centros de trabajo

Entre las propuestas del colectivo de científicos hay una muy clara: garantizar el uso de la mascarilla. Los virólogos han insistido en que debe llevarse puesta siempre que sea posible, incluidos en los entornos laborales en los que se comparta aire interior durante muchas horas. Han concluido que mantener una distancia de seguridad de dos metros no es suficiente para evitar el contagio por aerosoles.

Un grupo de personas pasea con mascarilla. EFE

También han pedido al Gobierno que intensifique algunas de sus políticas con respecto a las mascarillas. Exigen que se retiren de forma urgente del mercado todas las que no proporcionan una protección real y que se ponga en marcha una campaña de comunicación para recordar a la ciudadanía su uso correcto.

«Los defectos en el uso real de mascarillas están reduciendo su eficacia a menos de la mitad, lo que se traduce en una enorme cantidad de contagios que podrían evitarse», han remarcado.

Los especialistas exigen la compra generalizada de medidores de CO2

Los científicos han llegado a la conclusión de que la mejor forma para determinar el nivel de ventilación en una habitación cerrada son los medidores de CO2. Por eso, han reclamado una «implantación urgente y generalizada» de estos dispositivos que apenas se ven en ninguna institución del país. «Tiene un coste muy reducido y constituye una solución totalmente viable en cualquier actividad, pública o privada», han indicado.

Esta medida permitirá aliviar los problemas de ventilación. Los médicos recomiendan una tasa de ventilación de al menos 12,5 litros al segundo por persona. Es decir, hay que garantizar la entrada y salida de aire desde el exterior en cualquier recinto que esté cerrado.

Promover actividades al aire libre, mantener abiertos parques y jardines o revisar el uso de terrazas con cerramientos que impidan la ventilación son otras medidas encaminadas en este sentido.

Médicos piden sustituir las limitaciones de aforo por criterios de CO2

Las medidas de aforo son algunas de las restricciones más comunes por parte de las comunidades autónomas en la gestión de la pandemia. Desde hace más de un año, es habitual que las normativas vayan cambiando el número de personas que pueden entrar en bares, restaurantes, teatros, cines o gimnasios.

Un hostelero de Granada organiza las mesas de su bar. EFE

Sin embargo, los médicos no tienen claro que sea el método más efectivo. Apuestan por cambiarlo por otros criterios que permitan conocer auténticamente el nivel de contaminación de aerosoles en una sala, como el volumen de CO2.

«Las limitaciones de aforo tienen escasa justificación técnica y deberían sustituirse por criterios de salubridad efectiva del ambiente interior», han determinado. Eso sí, los científicos han advertido que este cambio debe ir acompañado de un mecanismo de verificación para garantizar que auténticamente haya un riesgo bajo de contagio.

Utilizar filtros de alta precisión es una solución contra los aerosoles

Más allá de controlar el nivel de ventilación en una habitación interior, los médicos también han puesto el foco en ser capaces de filtrar ese aire para acabar con las partículas contagiosas. El uso de filtros de alta eficiencia (HEPA) es la «única solución contrastada para la eliminación de aerosoles respiratorios».

Por eso, en la carta solicitan que se implanten tanto en equipos autónomos como en sistemas ya centralizados de ventilación. También deben establecerse unas pautas de recomendación sobre otras tecnologías para garantizar certificaciones y evitar riesgos.

Entre los firmantes, hay cerca de 110 rostros conocidos de la investigación española. El epidemiólogo Juan José Badiola, el médico César Carballo o la investigadora del CSIC, Margarita del Val son solo algunos de los divulgadores más reputados que se han sumado a la carta.

También han secundado el texto al menos 18 organizaciones científicas o profesionales como la Asociación Española de Aerobiología o la Sociedad Española de Medicina y Seguridad en el Trabajo.

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