ERC presiona a Puigdemont para evitar elecciones

La CUP amenaza con salir a la calle y reventar del todo el soberanismo tras el bloqueo de la investidura de Puigdemont

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Junts per Catalunya, ERC y la CUP tratan de salir del lodazal en el que se han metido, pero ninguna de las partes acaba de ver claro cómo poner fin al tortuoso recorrido del carruaje de Carles Puigdemont. Este jueves se supo que el Tribunal Constitucional (TC) mantendrá suspendida la candidatura de Puigdemont a la investidura durante el mes de marzo. Será tiempo suficiente para que el Tribunal Supremo (TS) concluya su instrucción y lo procese por rebelión, lo que supondrá su inmediata inhabitación. Ahí acabarán todas sus esperanzas de ser restituido. Pero el cochero, tozudo, se niega a bajar de la silla y abrir paso a otro conductor.

El bloqueo es total, pero Puigdemont no se quiere dar por enterado. El líder de Junts per Catalunya insiste en que es «el único candidato posibile», mientras el presidente del Parlament, Roger Torrent, advierte que no piensa celebrar una sesión de investidura basada en la desobediencia. Sólo convocará a los diputados si es para llevar a cabo un pleno «con garantías». «Sólo si la investidura es efectiva», subraya Torrent, que no piensa deslizarse por ninguna pendiente que le encamine hacia los tribunales. Por si no fuera poco, Oriol Junqueras, desde Estremera, ya habla de «combinar una presidencia legítima, aunque simbólica, con una ejecutiva». Es decir, que sólo ofrece una presidencia de cartón piedra al vecino de Bruselas, ahora en Waterloo.

Los tribunales y ERC han cerrado el paso a Puigdemont y la consecuencia es que el riesgo de unas nuevas elecciones se ha multiplicado. Esquerra quiere evitarlo e intente que el expresidente se eche a un lado para evitar el fracaso. Un fracaso porque la repetición de elecciones demostraría que el independentismo es incapaz cumplir con sus más elementales promesas electorales y un fracaso porque se hace difícil imaginar que los electores soberanistas puedan premiar a sus líderes tras el bloqueo.

Amenaza de hostilidades

Todas las partes aseguran que quieren evitar otras elecciones, pero nadie se atreve a descartarlas. La guerra entre los partidos independentistas sigue abierta y, aunque hay un intento por firmar un armisticio para hallar soluciones, también hay amenazas de nuevas hostilidades. Nadie las ha expresado con tanta contundencia como la CUP, que se siente ninguneada por los socios mayoritarios de la presunta coalición soberanista. A la formación antisistema le irritan las negociaciones sobre el programa de gobierno, ya que en estas conversaciones se está orillando la fecha de la sesión de investidura.

Argumenta la CUP que ya existía un acuerdo para celebrar la investidura el pasado martes y advierte a Junts per Catalunya y a ERC que no piensa permanecer de brazos cruzados. «Que se preparen para una campaña en la calle de denuncia, que se preparen para no tener los cuatro votos de la CUP», dijo el diputado Vidal Aragonés en La Xarxa.

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