Inés Arrimadas, el irresistible atractivo de lo elemental

Especular acerca del 21-D es un atrevimiento, pero en la riña de votos entre Ciudadanos y PSC la única sorpresa la puede dar Inés Arrimadas

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Inés Arrimadas aprobó ayer con nota en el feudo de Carles Puigdemont. Cerca de mil quinientas personas asistieron al mitin de Ciudadanos en Girona. En las elecciones del 2015, el partido obtuvo en esta circunscripción dos escaños. Junts Pel Sí logró 11. Solamente otro partido más obtuvo representación. El resto de los partidos que consiguieron escaños lograron solamente uno.

Pende sobre ella la alargada sombra de las encuestas. Pronósticos espectaculares, sobre todo el del CIS, que podrían ser el final de la maldición que tiene Ciudadanos con los sondeos. En las dos últimas elecciones generales no se cumplieron los pronósticos y el partido naranja no alcanzó las expectativas. Sobra decirlo: sólo los votantes y su papeleta 21-D cuentan el 21-D.

Arrimadas ha conseguido unanimidad en el juicio que la prensa española y la internacional que sigue el proceso electoral otorga a la candidata. Se repiten las especulaciones sobre la posibilidad de que logre sobrepasar a la favorita, ERC, que tiene una lucha abierta con el fugado Puigdemont, algo que sin duda le va a causar una quiebra en sus expectativas.

El discurso de la candidata de Ciudadanos está bien hilvanado, sin florituras ni concesiones. No depende del escenario. Se soporta en una elementalidad que resulta atractiva, sin pretensiones dialécticas; se hace fácil entender lo que quiere decir y a dónde quiere ir. Es el desacomplejado contrapunto de Miquel Iceta, que siempre parece estar disculpándose por no ser nacionalista. Se podría decir, por contraposición, que Arrimadas es una constitucionalista de día y de noche.

No oculta una convicción profunda. Nada de lo que se pueda hacer desde el campo del constitucionalismo servirá para contentar a los secesionistas. Por lo tanto, hay que vencerles para que entiendan que solo se espera de ellos que respeten la ley.

Arrimadas nunca ha querido parecer una intelectual, sino que construye argumentos irrebatibles

Quienes primero intuyeron el peligro de la candidata de Ciudadanos fueron los socialistas. Vincularla al PP ha sido su obsesión. Pero no parece que dé resultados. Arrimadas intenta succionar votos en el caladero del PP –un éxito que confirman todas las encuestas– y en el del PSC. Y para cada uno de ellos tiene receta. Del PP nunca habla en concreto, más que de su posición en el universo constitucionalista. Con el PSC, el recuerdo eterno de su gobierno en el tripartito y de su permanente tentación, según Arrimadas, de repetir la experiencia que para la candidata de Ciudadanos está en el origen de todo.

En una situación tan polarizada entre hemisferios herméticos e impermeables entre nacionalistas y constitucionalistas, los matices afloran con dificultad. Con un campo de juego señalado para el PP, que amenaza con tener los peores resultados electorales de su historia en Cataluña, Inés Arrimadas intenta explotar al límite la condición de voto útil a la formación naranja. Su objetivo está claramente definido: enterrar el procés en un entorno en el que el acatamiento de los líderes de la rebelión del 155 para salir de la cárcel deja sin épica a quienes han llevado a un callejón sin salida a la política en Cataluña.

La candidata naranja tiene el halo de haber deconstruído a Marta Rovira en el debate moderado por Jordi Évole. Hasta el punto de que ya ni siquiera va a los debates con los demás partidos. La clave fue la sencillez. Nunca ha querido parecer una intelectual y construye argumentos con la sola condición de que sean indiscutibles, elementales, sin respuesta posible. Frente al nacionalismo y su proyección de emociones fuertes –casi todas generadoras de expectativas falsas o difíciles de cumplir–, Arrimadas repite argumentos sólidos con la épica que comporta recordar cosas elementales en la fantasiosa nebulosa del procés.

Los discursos de la candidata de Ciudadanos están hilvanados para la época de Twitter

Estuve tomando notas de la intervención que hizo recientemente en el Foro de Europa Press, en el Hotel Villa Magna, hace tan solo unos días. Frases encadenadas que en alguna ocasión parecen memorizadas. Nada resultó brillante. Juegos de palabras básicos. Ni una sola concesión para querer epatar al auditorio, que se suponía selecto. Alusiones al “cuponazo” por el acuerdo económico con Euskadi; al tres per cent de corrupción de la antigua Convergencia, a la ausencia de políticas sociales en Cataluña…

Unos discursos hilvanados para la época de Twitter; nada de pensamiento prolijo porque sin duda considera que el comportamiento de los secesionistas era tan improvisado que ni siquiera pensaron que iba a tener consecuencias penales.

Dicho de otro modo, no tiene complejos de que la ley tenga que cumplirse y que no hacerlo debe conducir a la cárcel a quien así se comporte. Por contraposición, la respuesta de Iceta en el debate electoral, cuando el candidato de ERC le recriminó que estuviera bailando mientras él estaba esposado: solo acertó a decir que quién le encarceló fue un juez no un socialista. ¿Y si lo hubiera sido?

Una vez considerado que Xabier García Albiol no es candidato a batir, aunque Arrimadas no renuncie a pasar el cepillo en el pequeño semillero popular, la candidata naranja ha interiorizado que en esta campaña no le sirve ningún argumento para movilizar al electorado secesionista. Las medias tintas están prohibidas en su manual de campaña.

Arrimadas nunca anunciaría un indulto para los líderes fugados o en prisión; Iceta sí

Probablemente, la única duda que queda por dilucidar, además de los resultados mismos, es si en el territorio de la disputa, la movilización de los que tradicionalmente no van a votar, existen ciudadanos a los que haya que justificar que cumplir la ley no es nada extraordinario. Es, sencillamente, una obligación ineludible.

En esos dos escenarios en disputa, el de Ciudadanos y el del PSC, Arrimadas nunca caerá en la tentación de anunciar un indulto para los líderes nacionalistas procesados, en prisión o prófugos de la justicia. Iceta sí. Y esta diferencia en el tono de la campaña puede ser determinante en la disputa de votos que se va a celebrar entre Ciudadanos y el PSC. Veremos quien tiene razón cuando conozcamos los resultados.

Cualquier especulación sobre el resultado del 21-D es un atrevimiento. Un estudio detallado de las encuestas publicadas siembra dudas y no facilita certezas. Hay condiciones para un vuelco político en Cataluña que hace más difícil la falta de proporcionalidad entre escaños y población que favorece, como ya ha ocurrido en alguna ocasión, que con más votos se puedan obtener menos escaños. Pero en este escenario ciertamente imprevisible, se ha fraguado un consenso tácito en que la única sorpresa la puede dar Inés Arrimadas.

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