La eléctrica de Colau abastece al 7% de los hogares que se propuso

De los 20.000 usuarios domésticos a los que aspiraba Barcelona Energía, solo ha conseguido 1.482, tres veces menos que los contratos municipales

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La mayor eléctrica municipal de España, Barcelona Energía, se puso en marcha a mediados de 2018 y comenzó a ofrecer servicio a los hogares el 1 de enero de 2019. El proyecto de electricidad pública de la alcaldesa Ada Colau se fijó como objetivo conseguir 20.000 usuarios domésticos, de los que solo ha alcanzado 1.482; el 7,4% de sus previsiones.

El grueso de trabajo está vinculado a los contratos municipales, que multiplican por tres los domésticos: 4.463. «Suministramos a equipamientos del Ayuntamiento y del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), y estudiamos extenderlos a otros municipios metropolitanos», ha explicado el concejal de Emergencia Climática y Transición Energética del Ayuntamiento, Eloi Badia.

En una comparecencia reclamada por Junts per Catalunya (JxCat), Badia ha precisado que el 86% de los hogares que han contratado los servicios de Barcelona Energía están ubicados en la capital catalana, mientras que el 14% restante están en otros municipios de la metrópolis. Asimismo, ha defendido que la fidelización es del 97%, previendo las críticas de la oposición.

El concejal ha añadido que el 41% de los usuarios tienen tarifa fija, el 49% la variable, el 9% la eficiente y un 1% la solar, explicando que se hacen «campañas de optimización» en las que comunican a los clientes si hay mejores tarifas para ellos. «También ajustamos la potencia contratada para que los usuarios puedan ahorrar hasta 68 euros al año», dijo.

Propaganda y demagogia

El Ayuntamiento de Barcelona aprobó a mediados de 2017 el proyecto de la eléctrica municipal, que nació con el propósito de ofrecer a los ciudadanos energía verde y de proximidad a través de la empresa pública Tractament i Selecció de Residus SA (Tersa). De todos los grupos municipales, el único que rechazó la propuesta fue el PP, que se abstuvo.

Barcelona Energía se enfrentó a su primer revés inmediatamente después de anunciada su puesta en marcha, cuando los activistas ecologistas reprocharon que se comercializaría energía «sucia» procedente de una incineradora. Badia corrigió sobre la marcha el proyecto para no nutrir la compañía pública con energía procedente de incineradoras.

El fracaso en la captación de contratos domésticos supone otro alud de críticas a la gestión de Colau. Manuel Valls (BCN-Canvi) y Celestino Corbacho (Cs) han afirmado que esta ha sido una estrategia de propaganda, mientras que Jordi Coronas (ERC) comentó que la eléctrica ha vivido una «arrancada de caballo y una parada de burro» por tener tarifas no competitivas.

Desde JxCat, Francina Vila ha reprochado a Colau «excesiva demagogia» sobre los objetivos que pretendía con Barcelona Energía tras las altas expectativas que tuvo en su puesta en marcha. El concejal del PP, Óscar Ramírez, ha pedido detalles más precisos para conocer en profundidad la gestión de la comercializadora.

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