Puigdemont y Esquerra fían ahora la unidad a una entidad fantasma

El independentismo salda su última cumbre sin más acuerdos que no dinamitar la Diada y vender una iniciativa anónima como clave para recomponer el consenso

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A falta de acuerdos, siempre se puede apelar a la voluntad de alcanzarlos. A esta vieja máxima se aferran ahora Junts per Catalunya (JxCat) y Esquerra tras la cumbre mantenida este fin de semana entre partidos y entidades independentistas en Suiza, con la presencia del president Quim Torra; su antecesor, Carles Puigdemont, y la secretaria general de ERC, Marta Rovira, como primeras espadas. 

Lo que se habló ahí sigue siendo información clasificada. «Ha habido avances», se limitó a apuntar este lunes en modo optimista la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta. En qué consisten es algo que las partes prefieren no revelar. Eso sí, todo apunta a que, a falta de acuerdos, del encuentro sí ha salido una consigna: la de no seguir lanzando en público propuestas de posibles respuestas a la sentencia del Supremo. Eso y también una nueva marca que ahora mismo el independentismo intenta que simbolice esa anhelada unidad que no consigue recomponer.

Tsunami democrático son las dos nuevas palabras convertidas en mantra. Se supone que es una nueva entidad impulsada desde la sociedad civil, si hacemos caso de los numerosos líderes independentistas, incluidos Torra, Puigdemont u Oriol Junqueras, que, de forma inmediata y perfectamente coordinada, distribuyeron el asunto a través de sus redes sociales.

Pero por el momento, de ese nuevo actor solo consta una cuenta en esa red social y una página web creada a finales de julio y en la que se ha colgado un manifiesto suficientemente genérico como para que pueda ser suscrito por todas las familias independentistas y un vídeo promocional.

La portavoz de ERC aseguró tener constancia de que, efectivamente, se trata de una «iniciativa muy relevante» montada desde la sociedad civil, y negó que haya sido orquestada por su formación o por otro partido independentista. Y la portavoz del gobierno de Torra, Meritxell Budó (JxCat), que también se hizo eco en las redes de la creación de la entidad fantasma, dio a entender que fue en Suiza donde se dio luz verde a su lanzamiento cuando le preguntaron en rueda de prensa por la naturaleza de la misma.

Budó alegó haber avalado la nueva marca en Twitter «a título personal», y añadió que a quien le corresponde explicar «de dónde sale» es «a los partidos y entidades que acudieron a la cumbre», a la que además de los socios del Govern también asistieron miembros de la CUP, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.

Tregua entre JxCat y ERC

En todo caso, a la opacidad respecto de la naturaleza y los impulsores de la entidad y de los supuestos «avances» logrados en Suiza, se le sumó una consigna, la de respetar la tregua que JxCat y ERC se habían conjurado para mantener al menos hasta la Diada, y que había vuelto a saltar por los aires este mismo fin de semana, cuando ambos socios volvieron a lanzarse a la cabeza varias propuestas que ni mucho menos están consensuadas.

El convulso fin de semana había arrancado con la idea apuntada el viernes por el conseller Josep Bargalló (Esquerra) de plantear una cuestión de confianza en caso de no poder aprobar los presupuestos de la Generalitat de 2020.

La confusión alcanzó su punto culminante el sábado con las declaraciones del presidente del Parlament, Roger Torrent, que volvió a poner sobre la mesa dos opciones ya apuntadas en otros momentos por ERC como respuesta a la sentencia: el adelanto electoral del que Torra y JxCat no quieren ni oír hablar y la posibilidad de formar un gobierno de concentración que pudiera incluir a la CUP y los comunes, que este mismo lunes han respondido con un portazo.

La reacción del entorno de Torra fue volver a amagar con la investidura de Puigdemont, esa que Torrent ya se negó a avalar a principios de legislatura tras el veto del Constitucional.

El nuevo desencuentro todavía tuvo como cada el domingo al vicepresident y hombre fuerte de los republicanos en la Generalitat, Pere Aragonès, insistiendo en que si nos se aprueban los presupuestos, tocará acudir a las urnas. En la cumbre a unos y otros les pitaban los oídos.

Torra y Puigdemont, cita en Bélgica

Este lunes, en cambio, Vilalta ya no quiso pronunciarse sobre ninguna de esas propuestas. «La mejor respuesta a la sentencia será aquella que cuente con el máximo de consenso», se limitó a repetir la portavoz de ERC.

Falta ver si esa prudencia también la respetan sus socios, a la espera de la nueva reunión que este martes y este miércoles mantienen en Bélgica Torra y Puigdemont, y de la conferencia que el primero tiene previsto dar el jueves en Madrid, y en la que se supone que tendría que dar pistas sobre la respuesta a la sentencia. O, al menos, sobre su propuesta de cómo debería de ser la misma.

Mientras, y en espera de ese respuesta consensuada que no consiguen sintetizar, no hay más mínimo común denominador entre unos y otros que una entidad fantasma y el deseo de tener la Diada en paz.

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