Riesgo de implosión en el PP

La carrera por la presidencia del PP ha comenzado. Son siete candidatos y uno de ellos cambiará la historia del partido

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El extenso universo de militantes del Partido Popular es desconocido, ignoto. Nunca han ejercido la elección de sus líderes, que en todos los casos han sido ungidos por su antecesor. Hasta ahora se han resignado a aplaudir o digerir sus dudas y descontentos en silencio.

Manuel Fraga coronó a José María Aznar presidente del partido el 3 de septiembre de 1989. Para que no quedaran dudas del sometimiento de Aznar al fundador de Alianza Popular, le entregó una carta de dimisión con la fecha en blanco, que Fraga rompió ostentosamente para oficializar al nuevo presidente del PP.

A la hora de retirarse, y contra pronostico a favor de Rodrigo Rato, Aznar designó a Mariano Rajoy. Y el actual presidente del PP ha convocado elecciones directas en la militancia en un gesto desconocido.

Se van conociendo algunos de los apoyos públicos de los candidatos, pero no se sabe la capacidad de influencia de los barones en los militantes de a pie.

No se puede vaticinar el número de participantes en la votación 

Tampoco se puede aventurar el número de participantes en la votación, porque teóricamente tienen que inscribirse como electores y estar al día en las cuotas del partido.

Son siete candidatos, que no son pocos. Puro aparato, María Dolores de Cospedal, que tendrá que renunciar a su cargo de secretaria general para optar a la presidencia del partido. Sin duda, domina su tierra de origen, Castilla La Mancha, donde se estrenó ganando la presidencia de La Junta.

Quienes se han pronunciado públicamente a favor de ella son los exministros Juan Ignacio Zoido, Dolores Montserrat, Rafael Catalá, Isabel García Tejerina. También cuenta con el apoyo de la presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, la presidenta del Congreso, Ana Pastor y el de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido.

Los siete candidatos del PP. EFE

Los siete candidatos a la presidencia del PP

La exvicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, enemiga íntima y no disimulada de Cospedal, no es aparato puro, pero tiene mucha influencia mediática y el apoyo manifestado de un buen grupo de exministros.

Dispone de un apoyo importante, el secretario general del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, pero su influencia se ha encontrado con resistencia en la comunidad, que divide su apoyo entre la exministra de Defensa y Sáenz de Santamaría.

Álvaro Nadal, Iñigo Méndez de Vigo, Iñigo de la Serna, Fátima Bañez y José Luis Ayllón se han pronunciado públicamente a favor de la exvicepresidenta.

Margallo basa su campaña enl debate de las ideas

Otro exmiembro del Gobierno, José Manuel García Margallo, basa su campaña en un pretendido debate de ideas. Se ha posicionado reiteradamente en contra de Sáez de Santamaría. Sus adversarios reconocen que tiene tirón mediático y prestigio de electrón libre en temas tan significativos como el contencioso catalán.

Se desconocen sus apoyos dentro de la organización y sus expectativas se centran en ofrecer una imagen no oficialista que pueda llegar a atraer a la militancia. Asiduo asistente a los platós de televisión, no se pueden establecer pronósticos sobre sus posibilidades.

El candidato Casado y la espantada de Feijóo

Pablo Casado tiene la espada de Damocles de su currículo universitario. Si no cierra deprisa, la sombra de Cristina Cifuentes puede ser letal para él. Sus apoyos evidencia una tendencia de más renovación que sus adversarios.

Hay quien dice que trata de utilizar la sombra de la sorpresa que dio Pedro Sánchez en las primarias de su partido. De momento ha anunciado que hará una campaña boca a boca, recorriendo España en su coche.

Entre los apoyos del joven dirigente se encuentran Javier Maroto, Ignacio Cosidó, Teodoro García, Iñaki Oyarzbal y José Ignacio Echaniz.

Todavía faltan muchos días para que se termine la campaña electoral interna. No se conoce todavía si se celebrarán debates entre candidatos. Ni muchos detalles de las campañas que van a hacer, con excepción de Casado que quiere presentarse, a pesar de los cargos que ha ocupado en el PP, como el candidato más independiente y con menos servidumbres con el pasado.

Sin duda habrá un antes y un después en el Partido Popular

La espantada de Alberto Núñez Feijóo ha desconcertado a todos. Y más cuando ayer manifestó que no se descarta para ser candidato a la presidencia del partido en 2020. Tampoco ha declarado apoyo directo a ningún candidato.

Se alimenta la idea de que apostaría por un candidato instrumental para aplazar la renovación verdadera a dentro de dos años, contando con la imposible recuperación del partido en un plazo tan corto. 

No hay experiencias de laboratorio de democracia interna en el Partido Popular ni como pueden reaccionar los militantes que han amenazado con fugarse a Ciudadanos. Establecer pronósticos es mucho más complicado que señalar al ganador del Mundial de Fútbol.

Mariano Rajoy, desde el despacho de registrador de la propiedad en Santa Pola (Alicante), no suelta prenda. Ni sus más próximos han conseguido arrancarle un palabra sobre el proceso que ha abierto de forma tan fulminante.

Sin duda habrá un antes y un después en el Partido Popular, que puede implosionar en una guerra que no se cierre o, quizá, constituirse en un partido conservador moderno, libre por fin de la maraña de corrupción que arrastra desde la época de José María Aznar.

Todas las opciones están abiertas.

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