Sin piscinas en Madrid: esta es la razón por la que no se están abriendo

La falta de socorristas y los retrasos burocráticos en los permisos de trabajo dejan a cientos de piscinas madrileñas al borde del cierre este verano

El verano ha llegado oficialmente a la Comunidad de Madrid, y con él, las altas temperaturas que invitan a buscar alivio en las piscinas. Sin embargo, este 2025, cientos de madrileños se encuentran con la sorpresa de que muchas piscinas siguen cerradas a pesar del calor y de los pantanos rebosantes tras un invierno especialmente lluvioso. El problema, paradójicamente, no es el agua, sino la falta de personal cualificado.

Más de 300 piscinas amenazan con no abrir sus puertas en toda la región. Así lo advierte la Asociación de Empresarios de Mantenimiento Profesional de Instalaciones Acuáticas (EMPIA), que señala directamente a un factor que se repite por tercer año consecutivo: la escasez de socorristas, un problema que ha puesto en jaque la temporada de baño.

La falta de permisos laborales: el principal cuello de botella

Según EMPIA, el verdadero cuello de botella se encuentra en el sistema de permisos de trabajo para socorristas extranjeros, cuya llegada resulta imprescindible para cubrir la alta demanda estacional de personal. «A estas alturas de junio, con la temporada ya en marcha, muchos profesionales todavía no han podido incorporarse a sus puestos», señalan desde la asociación.

El motivo es puramente administrativo. Las citas en los consulados para recoger los permisos de trabajo se están otorgando en fechas tardías, en algunos casos incluso ya en julio, cuando las piscinas deberían llevar abiertas desde mayo. Esta descoordinación está afectando tanto a las empresas encargadas de gestionar las instalaciones como a los usuarios, que ven limitada su principal vía de ocio estival.

La falta de socorristas no solo impide abrir piscinas, sino que compromete directamente la seguridad de los bañistas. EMPIA denuncia que se está poniendo en riesgo la integridad de los usuarios simplemente por retrasos burocráticos. «No se puede poner en marcha una piscina sin un socorrista titulado presente en las instalaciones. Es una exigencia básica de seguridad», recuerdan.

Las normativas de formación agravan el problema

El problema administrativo se ve agravado por una normativa autonómica que dificulta la formación de nuevos profesionales. La regulación de la Comunidad de Madrid, lejos de facilitar el acceso a la profesión, ha sumado trabas adicionales a la acreditación de nuevos socorristas nacionales, que podrían aliviar la presión durante la temporada alta.

Desde EMPIA critican que esta descoordinación institucional obliga a las empresas del sector a soportar importantes pérdidas económicas, mientras que los ciudadanos se ven privados de un servicio esencial para el bienestar, la salud y el ocio durante los meses más calurosos del año.

La situación no es nueva. Este es ya el tercer verano consecutivo en el que Madrid afronta un grave déficit de socorristas, con el consiguiente cierre parcial de sus piscinas. A pesar de las continuas advertencias del sector, las administraciones públicas no han logrado articular una solución estructural que agilice los trámites burocráticos.

Un socorrista en una piscina
Un socorrista en una piscina. Foto: Nichole Bohner en Pixabay

Mientras tanto, las comunidades de vecinos, clubes deportivos y polideportivos públicos hacen frente a un verano de incertidumbre. Las empresas de mantenimiento y gestión de instalaciones acuáticas advierten que si no se solucionan los problemas de permisos laborales y formación, el problema podría cronificarse en los próximos años.

El efecto dominó en el ocio y la economía local

El cierre de piscinas no afecta únicamente a quienes buscan refrescarse. Las piscinas son además un motor económico durante el verano. Las empresas de limpieza, mantenimiento, socorrismo, cafeterías anexas y actividades deportivas se ven también gravemente afectadas por la imposibilidad de operar al 100%.

A ello se suma el impacto sobre la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente en una comunidad como Madrid, donde las altas temperaturas del verano hacen que las piscinas sean un servicio de primera necesidad. En barrios densamente poblados, la piscina es uno de los principales recursos de ocio accesibles para las familias con niños y los mayores.

EMPIA solicita a la Administración una solución inmediata y estructural al problema. «No podemos seguir dependiendo cada año de unos trámites que llegan tarde y ponen en jaque el verano de miles de madrileños», subrayan. Las propuestas del sector pasan por establecer plazos más ágiles para la tramitación de permisos laborales, simplificar el acceso a la formación acreditada de socorristas y diseñar un plan específico de captación de personal para los meses de verano.

Una oportunidad para repensar el modelo de gestión

La crisis actual también invita a una reflexión más profunda sobre la gestión de los servicios públicos y de ocio en la Comunidad de Madrid. ¿Debe seguir dependiendo de mano de obra extranjera un servicio esencial de seguridad pública? ¿Es sostenible un sistema que cada año repite los mismos errores administrativos?

Con el verano ya oficialmente inaugurado, miles de madrileños miran al cielo y al termómetro mientras esperan noticias sobre cuándo podrán disfrutar de las piscinas. Por ahora, el agua sigue quieta tras las vallas cerradas, a la espera de socorristas que todavía no han recibido sus permisos para empezar a trabajar.

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Alba Carbajal

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