Robots que generan visitas, clics, descargas y reseñas en internet

Del fraude de la publicidad online surgen los 'bots' que visitan sitios web y reproducen vídeos para engordar artificialmente los datos de tráfico

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Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta internet es que mucho del tráfico que genera no lo ve nadie, sino que se origina con programas diseñados para pasar como personas.

Por ejemplo, visitas falsas a sitios web que muestran publicidad o visualizaciones a vídeos que en realidad no la ve nadie. Son bots y se están convirtiendo en un problema que cuesta miles de millones de dólares al año a la industria.

El llamado “fraude de clics” y de visualizaciones se ha convertido en un problema no solo para anunciantes, sino también para publicaciones y creadores. Hay empresas que crean sitios falsos y bots que automáticamente generan visitas, aumentando así el número de veces que se ven los anuncios normalmente de Google o Facebook, dos de los principales anunciantes en internet.

No existen personas detrás, solo un programa. No solo se estafa a las empresas de publicidad, también a los anunciantes que están pagando por las visualizaciones de usuarios que en realidad no existen.

Casi la mitad del tráfico de internet lo generan robots

Google logró acabar con una extensa red de publicidad fraudulenta llamada “3ve” (se pronuncia ‘eve’). Llegaron a infectar 1,7 millones de ordenadores que generaban automáticamente visitas a los sitios web que la empresa creía convenientes. Sus programas eran capaces de hacer creer a los anunciantes que eran personas aplicando técnicas como el de mover el ratón por la página, igual que haría una persona.

Algunos sistemas más sofisticados hacían que estos programas visitasen otros sitios web para que generar un historial de navegación en sus cookies.

Según algunos estudios se cree que el 60% del tráfico de internet actual lo generan humanos; el resto son máquinas, no necesariamente procedente todo de redes fraudulentas. El problema llegó a ser tan grande que durante un periodo de tiempo de 2013 la mitad de las visualizaciones de YouTube las generaban bots.

Los robots inundaron tanto Youtube, que su sistema que detecta el comportamiento de programas empezó a creer que las máquinas eran personas y las personas eran máquinas.

Reseñas y votos fraudulentos 

Muchas aplicaciones disponibles en tiendas de apps, como Google Play o App Store, que en poco tiempo alcanzar muchas descargar y ganan muchas valoraciones y reseñas gracias a técnicas que se consideran fraudulentas. Hablamos de las reseñas y los votos falsos.

Existen granjas en China que usan miles de móviles organizados en grandes hileras de estanterías que automatizan la descarga de aplicaciones. Al crecer el número de descargas y publicar reseñas positivas, el algoritmo de las tiendas muestran antes estas aplicaciones que otras legítimas.

Estos móviles también pueden usarse para ver reproducir en redes sociales como Snapchat, TikTok o Instagram o dar «likes» en fotos y publicaciones.

Reproducciones falsas de vídeos

Porque las redes sociales se escapan al falseo de números. Uno de los escándalos de Facebook durante 2018 tenía que ver con que la red social medía mal las audiencias de los vídeos publicados de sus páginas.

Muchos medios se crearon exclusivamente para compartir noticias en Facebook y ganar dinero de las visitas que generaba. Otros invirtieron mucho dinero y contrataron personal (despidiendo a otros) para pasarse al vídeo de Facebook. La realidad es los usuarios de Facebook pasaban entre un 60% y un 80% menos de tiempo viendo esos vídeos, según los datos de la empresa de Mark Zuckerberg.

El desastre en Facebook se extiende a una de las medidas estrellas para apoyar a medios, los “Instant Articles”, artículos que se cargan directamente desde los servidores de Facebook, más rápido.

Según un análisis Facebook falló en mostrar estadísticas fiables, concretamente en cómo los usuarios de la red social veían vídeos, el tiempo que pasaban leyendo los artículos o el número de visitas que generaban, engordando unas cifras que poco tenían que ver con la realidad.

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