El Bosque de Oma de Ibarrola encuentra un nuevo hogar

A poca distancia del original, en la misma Reserva de Urdaibai de Vizcaya, el bosque de Basobarri replica los árboles pintados por Agustín Ibarrola para mantener viva esta gran obra de ‘land art’

El bosque de Oma

El bosque de Oma se muda. Foto: Wikimedia Commons.

Encuadrada en la corriente del land art, el propio Agustín Ibarrola concibió El Bosque de Oma (1982-1985) como una obra de arte efímero. Los 500 árboles pintados en el bosque, dentro de la Reserva de Urdaibai de la provincia de Vizcaya, buscaban conectar con el espectador mediante la transformación directa del paisaje, alertando de la acción de la mano del hombre en él.

Si los árboles eran el esqueleto y alma de la obra, 40 años después, los mismos árboles la condenaban a muerte, debido a la enfermedad de la banda marrón que sufren los ejemplares de este pinar y que afecta también a las cortezas pintadas de vivos colores por el artista.

Sin embargo, ni siquiera esta circunstancia acabará con el conjunto pictórico, uno de las más emblemáticos del artista, junto a intervenciones como la que puede verse en lo alto de la colina de carbón Prosper Haniel, en la zona industrial del Rhur (Alemania), o los Cubos de la Memoria en el puerto de Llanes.

‘El Ojo’ en el Bosque de Oma. Foto: Wikimedia Commons.

Nuevo Bosque de Oma

El Bosque de Oma permanece cerrado desde 2019, cuando se detectó que los árboles del bosque de Ibarrola estaban muriéndose (y entrañaban riesgo para los visitantes). Desde entonces se han analizado 27 opciones diferentes para salvar la obra, que podrá verse finalmente en el bosque de Basobarri, contiguo al de Oma original.

Este mes de julio ha comenzado el ‘traslado’ que, en realidad, consiste en volver a pintar varios conjuntos artísticos en el nuevo lugar, más grande que el anterior, y también ubicado en la Reserva de Urdaibai vizcaína.

La réplica del Bosque de Oma original, de 13 hectáreas, se extenderá ahora a cerca de 700 árboles, que acogerán los 33 conjuntos artísticos ideados originariamente por Ibarrola. Incluso se van a poder recuperar tres conjuntos ya perdidosMezquita de Córdoba, Homenaje al Roble y Amenaza nuclear–, desaparecidos en el año 1989 por la tala realizada por los propietarios de los terrenos en aquella época.

‘Ojos del totem’. Foto: Diputación Foral de Bizkaia.

Este verano se pintarán los primeros 14 conjuntos, entre ellos, los más conocidos e icónicos del creador como El arcoiris y Ojos, así como La línea horizontal, el primero que pintó Ibarrola en el bosque de Oma, o El rayo atrapado, uno de los de mayor complejidad técnica.

También se pintarán durante este verano Relación cóncavo convexo; A modo de Equipo 57; Horizontal, diagonal, vertical; Verticalidad y su movimiento; Marcha de la humanidad; Animales del bosque; Amenaza nuclear y Te quiero.

Se trata, apuntan desde la Diputación de Vizcaya, de un “gran reto” desde el punto de vista técnico y de gestión que tiene como objetivo central “dar continuidad a una propuesta cultural que se ha consolidado en el mundo y que, a día de hoy, representa un recurso relevante para toda Vizcaya”.

Ya han comenzado a pintarse los primeros conjuntos de Ibarrola. Foto: Diputación Foral de Bizkaia.

El nuevo bosque “conservará toda la esencia de Ibarrola” y mantendrá, como sucede ahora, la conectividad emocional con las personas visitantes.

Aunque el nuevo ‘Bosque de Oma’ no se completará hasta el verano que viene, a partir del 25 de julio se podrá recorrer a través de visitas guiadas guiadas

Trasladar una obra pintada sobre el paisaje

En el proceso trabaja un equipo integrado por artistas plásticos, restauradores, expertos forestales de la empresa foral Basalan y especialistas y alumnos de la UPV-EHU bajo el liderazgo de Fernando Bazeta, experto en la obra de Agustín Ibarrola.

Este equipo realizará los trabajos de traslado copiando las obras en dos fases, este verano y el próximo, cuando se pintarán los otros 19 conjuntos, dado que las condiciones meteorológicas tienen una fuerte influencia en los mismos.

Foto: Diputación Foral de Bizkaia.

Sin embargo, no será necesario esperar al verano de 2023 para volver a ver el bosque. A partir del 25 de este mismo mes de julio se podrá recorrer el nuevo bosque a través de visitas guiadas guiadas y previa reserva que se ofrecerán hasta el mes de septiembre.

El proceso de pintado culminará el próximo año con la apertura total al público del nuevo bosque del que Ibarrola decía “Trato de establecer una relación entre la cultura contemporánea y la cultura milenaria de mi pueblo, que es donde están mis raíces”.

Avalado y respaldado por la familia y por el grupo de expertos, el proyecto de reproducir las pinturas de Oma en otro bosque cercano se explica como un “traslado de concepto, de un lenguaje artístico que es independiente del lugar donde se represente” y donde los pinos son el vehículo de transmisión de las pinturas.

‘Gigante rojo con txapela’ en el Bosque de Oma.

El bosque de Oma original, por su parte, será repoblado con especies autóctonas y, según el organismo foral, “quién sabe si dentro de unas décadas Oma podría volver a acoger de nuevo la obra de Ibarrola, el bosque encantado”.

El Bosque Pintado de Oma

El Bosque de Oma es una muestra representativa de la corriente Land Art de arte contemporáneo que busca producir emociones plásticas en el espectador que se enfrenta a un paisaje determinado. Su principio fundamental es alterar, con un sentido artístico, el paisaje, para producir el máximo de efectos y sensaciones al observador.

El bosque de Oma original será repoblado con especies autóctonas

En este sentido, se pretende reflejar la relación entre los humanos y la Tierra, el medioambiente y el mundo, expresando al mismo tiempo el dolor, debido al deterioro ambiental del clima que existe hoy en día.

‘Figuras Humanas’. Foto: Diputación Foral de Bizkaia.

Un concepto que fue plasmado con maestría por Agustín Ibarrola en sus intervenciones como El Bosque de Oma, donde pintó 500 árboles distribuidos en 61 conjuntos artísticos.

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