Por qué esta biblioteca holandesa enamora a los arquitectos

La biblioteca de Tilburgo, en los Países Bajos, gana el primer premio del Festival Mundial de Arquitectura. Y tiene razones para triunfar

La última edición del Festival Mundial de Arquitectura (WAF) premió al innovador diseño de una biblioteca en la ciudad de Tilburgo, en los Países Bajos, que encumbra la tendencia de crear espacios culturales polivalentes, donde se reutilizan estructuras que estaban a un paso de ser demolidas.

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A este proyecto se lo conoce como ‘la biblioteca del futuro’, porque no pretende ser un lugar a la que la gente solo vaya a leer, sino que se encolumna en la necesidad de crear espacios para la creatividad, donde sea posible tomar un café o trabajar en un espacio de coworking, participar de la presentación de un producto o asistir a una obra de teatro.

Grandes paneles de tela dividen los ambientes. Foto: Mecanoo.

Grandes paneles de tela dividen los ambientes. Foto: Mecanoo.

De fábrica de locomotoras a biblioteca

La Biblioteca Pública LocHal de Tilburgo se encuentra en una antigua fábrica de locomotoras abierta en 1932. El jurado del WAF 2020 destacó cómo sus creadores lograron adaptar una estructura que estaba camino a ser demolida y sin necesidad de construir nuevas instalaciones.

Más que una biblioteca, es un centro de producción intelectual y punto de reunión social, subrayó.

El jurado del Festival Mundial de Arquitectura destacó cómo el proyecto de la biblioteca salvó a una estructura de la demolición y sin necesidad de construir nuevas estructuras

El diseño estuvo compartido entre el estudio Civic Architects (directores del proyecto), Braaksma & Roos (restauración) e Inside/Outside Petra Blaisse (concepto interior y subdivisiones). En el interiorismo también participó el estudio Mecanoo.

Los anaqueles de libros llegan hasta los techos. Foto: Mecanoo.

Grandes paneles de tela dividen los ambientes. Foto: Mecanoo.

Cómo es la biblioteca por dentro

A grandes rasgos, el edificio se divide en cuatro áreas: la biblioteca pública, el centro de divulgación y experimentación de diversas artes, los espacios de un fondo regional para promover la industria cultural, y el área seas2meet, destinado al coworking.

Al entrar se ven grandes mesas de lectura, que acompaña a una zona dedicada para exposiciones y una cafetería.

 


Presentación de Mecanoo de la biblioteca de Tilburgo

A un lado se despliegan unas escalera que pueden servir tanto para llegar a un nivel superior como para reconvertir al área en un anfiteatro, donde pueden sentarse hasta 1.000 personas. Todo el espacio está iluminado por la luz natural que entra por grandes ventanales.

Tres grandes mesas, con la misma estructura rodante de un vagón de carga, se usa para la sala de lectura, la cafetería o se transforma en una pasarela

Un acierto es el uso de seis grandes paneles divisores de tela que funcionan de forma automatizada, que sirven para separar áreas o unificarlas, accesorios que tienen una extensión de más de 4.000 metros cuadrados.

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El bar, decorado con cerámicas rojas, marrones y doradas, permiten ver los trenes que circulan a pocos metros del edificio.

El bar es un punto de reunión social. Foto: Mecanoo.

El bar es un punto de reunión social. Foto: Mecanoo.

En la planta baja se conservaron los rieles que hace casi un siglo servían para sacar las locomotoras al exterior. Ahora se usan para transportar largas mesas, que pueden destinarse a los clientes del bar, o si se unifican se transforman en una pasarela ideal para desfiles de moda.

Estas mesas rodantes, con las mismas ruedas y sistemas de fuelles que un vagón de carga, también se sacan al exterior, para ser usadas en eventos culturales o corporativos.

Espacios para leer, crear y compartir

También hay otras mesas rodantes con libros apilados como si fueran expositores de una librería.

Todavía quedan recuerdos de la antigua fábrica de locomotoras. Foto: Mecanoo.

Todavía quedan recuerdos de la antigua fábrica de locomotoras. Foto: Mecanoo.

En las salas de lectura se conservan las columnas de la antigua fábrica, con restos de la pintura original, con estantes distribuidos de maneras asimétricas. Las paredes de este espacio son de vidrio, con lo que se otorga privacidad pero sin caer en el aislamiento.

La sala para los niños tiene el detalle divertido que los anaqueles tienen formas de lápices de colores o reglas, mientras que las paredes están decoradas con las portadas gigantescas de libros de cuentos infantiles.

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