Una ruta irresistible por el corazón cervecero de Chequia

Dónde ir y qué pedir en Praga y Pilsen, epicentros de la tradición y las últimas tendencias cerveceras en Chequia

Cervezas en el puente de Carlos de Praga

Cerveza y Chequia, no se entienden la una sin la otra. Foto: Michal Bednarek | Photocreo.

Chequia y cerveza son dos términos complementarios: en este magnífico país centroeuropeo es imposible entender el uno sin la otra. Aquí la cerveza, más que una bebida con la que acompañar una comida o una charla en las largas noches de otoño-invierno, es una forma de entender la vida y, sin duda, de disfrutarla.

Las ciudades de referencia de la cerveza en Chequia son la propia Praga y la cercana Pilsen. Y en ellas hay un buen puñado de lugares en los que experimentar esas magníficas sensaciones que solo puede regalar la cerveza.

Algunas consideraciones previas a este pequeño viaje a Chequia y su cerveza: por lo general aquí no se bebe en formato caña, doble, pinta o media pinta, sino en compactas jarras de vidrio de medio litro.

Pilsen y cervezas
Pilsen, casi sinónimo de cerveza. Foto: Petr Polák.

Por otro lado, el nivel carbónico y la proporción alcohólica de las cervezas checas suelen ser algo inferiores a los de las elaboradas en otros países (España, por ejemplo). Por eso se pueden tomar de una forma tan fácil y en tan grandes cantidades sin sentirse luego demasiado “perjudicados”.

Al servir cualquier cerveza checa, en la jarra debe haber una buena proporción de espuma (a veces, hasta la mitad) y el vidrio siempre, siempre debe estar muy frío.

Un ‘pivovar’ tradicional en Praga

Una magnífica primera aproximación a estos y otros conceptos clásicos de la cerveza checa es la visita a alguno de sus tradicionales pivovar. En Praga hay un buen puñado de estas cervecerías-restaurantes, por lo general atestadas de turistas extranjeros encantados de llevarse en las papilas gustativas los sabores de las distintas variedades que preparan en los propios establecimientos o que distribuyen las grandes marcas del país.

Buen ejemplo es U Fleků, muy próximo a Malostranské náměstí, auténtica Plaza Mayor de Praga con su prodigioso Reloj Astronómico. Se considera que este pivovar, clásico entre los clásicos, es el más antiguo de Praga, pues abrió sus puertas en el año 1499 ¡nada menos!

Pivovar U Fleku, Praga
Foto: Pivovar U Fleků.

La música de acordeón en directo resuena en las bóvedas de sus ocho salones, sumándose al habitual barullo producido por los clientes sentados a sus grandes mesas corridas de madera. Sobre ellas, jarras y más jarras de cerveza de variedades entre las pilsen (rubias de la familia de las lager) y las más tostadas, incluso negras, todas de elaboración propia.

Se acompañan con generosas raciones de chacinas locales, codillo de cerdo, pato asado con patatas, una especie de dumplings de pan y, por supuesto, goulasch. Todo aderezado con sustanciosas salsas elaboradas a partir de las reducciones de estas carnes: cocina típica checa en su estado más pura.

Últimas tendencias cerveceras en Praga

Más actual y, desde luego, mucho menos turística es la experiencia del Klub Benedict. Está muy cerca de la iglesia de San Cirilo y San Metodio (siglo XVIII), en una zona que, pese a su proximidad a Mala Straná (el barrio antiguo de Praga, con permiso del Castillo), apenas pisan los turistas.

Praga
Praga. Foto: Katerina Jerabkova | Unsplash.

Y eso que es aquí donde parece que se están moviendo las tendencias más a la última en materia de restauración y ocio en la capital checa. Desde luego este club, realmente un pivovar de concepto actual, reúne a diario a una clientela joven y variopinta que viene a degustar una carta de cervezas casi inabarcable, incluidas las de su propia marca artesana, además de vino checo (sí, también lo hay) y otro tipo de bebidas, alcohólicas o no.

Para armonizarlas hay una interesante carta de cocina checa actualizada en la que, en distintas versiones, los guisos de carne y las chacinas son de nuevo protagonistas.

Para beber sin necesidad de comer, muy cerca de este local está la cervecería Dva Kohouti, bullicioso punto de reunión de estudiantes y jóvenes praguenses en general. Este pivovar de aspecto neoindustrial ofrece un amplísimo muestrario de cervezas.

Dva Kohouti.
Foto: Dva Kohouti.

Cuando hace buen tiempo suele haber más clientes en las mesas de su terraza que en el interior y, en cualquier caso, las noches de fin de semana el ambiente aquí resulta de lo más divertido.

Cervezas en un palacio barroco

Una referencia praguense y cervecera más. Recientemente ha abierto sus puertas en un impresionante palacio barroco junto a la Plaza de Wenceslao: The Original Experience Pilsner Urquell. Se trata de una aproximación interactiva al universo productivo de una de las marcas cerveceras checas más conocidas dentro y fuera del país.

Al final del recorrido, los más animosos pueden atreverse a competir con otros visitantes para ver quién tira mejor la cerveza e intentar llegar a la justa proporción entre líquido y espuma. Quien gana tiene premio.

Pilsner Urquell Experience
Foto: Pilsner Urquell Experience.

Pilsen: corazón cervecero de Chequia

Con todo lo cervecera que es Praga, si hay una ciudad checa asociada de forma indisoluble a esa refrescante bebida es Pilsen. Situada a poco más de 100 kilómetros de la capital checa y conectada a ella por carretera y tren, fue aquí donde nació la marca Pilsner Urquell en 1842.

Y aquí sigue estando su centro productor de referencia, visitable en parte y donde hay unos enormes salones subterráneos en los que degustar las distintas variedades de la marca mientras se disfruta también de especialidades culinarias locales.

En la visita a la fábrica, como tal, impresiona el laberinto de galerías subterráneas donde se almacena y madura la cerveza, a veces en enormes fudres de madera. También la nave repleta de inmensos tanques en los que cuecen y fermentan malta y lúpulo a la temperatura justa para extraer los matices que dan personalidad y sabor a la marca.

Pilsen, Chequia
Pilsen más allá de la cerveza. Foto: Visitplzen.

El aroma que este proceso provoca se expande por la fábrica y recibe a los visitantes incluso mucho antes de traspasar las puertas del complejo industrial. De hecho, al primer paso que se da por esta ciudad, la cuarta en población en Chequia, uno ya se da cuenta de que Pilsen huele a algo indefinido, como a pan o a dulce, francamente agradable.

Como curiosidad, Pilsen es también la ciudad de Škoda Transportation, empresa que fabrica trenes, tranvías y otros transportes colectivos, además de maquinaria de automoción.

En el interior de la emblemática Torre del Agua (o Torre Negra), muy cerca de la Catedral de San Bartolomé (siglo XIII), se ha instalado un curioso museo de la familia Škoda, fundadora de esta marca, con fotos y maquetas de algunos de sus principales modelos.

Fábrica de Pilsen Urquell
La fábrica de la mítica Pilsner Urquell. Foto: Visitplzen.

Secretos cerveceros de Pilsen

La tradición cervecera de Pilsen se extiende más allá de los límites de la ciudad. De hecho, repartidas por su región hay varias factorías artesanas en las que experimentar con las nuevas variedades que van surgiendo en el panorama cervecero checo.

Una de estas pequeñas productoras es Purkmistr, que tiene un agradable hotel campestre donde se puede vivir una curiosa experiencia: bañarse en cerveza.

No hay que tomarlo de forma literal. De lo que se trata es de aprovechar los efectos exfoliantes del bagazo (los restos orgánicos generados en el proceso de elaboración de esta bebida), disuelto luego en el agua caliente que contienen unas agradables tinas individuales de madera.

Spa cervecero en Pilsen
Spa cervecero en Pilsen. Foto: Visitplzen.

Para mejorar la sensación (y permanecer hidratados en todo momento) junto a cada tina hay un grifo de cerveza del que se puede disponer a voluntad y libremente. Así que es fácil entender que, entre una cosa y la otra, aquí la relajación está más que garantizada.

Después se impone una degustación de las 12 variedades de cerveza que produce la casa. Se puede hacer, con el buen tiempo, en los bancos corridos de la terraza exterior o bien en el restaurante interior, decorado con maderas y con un ambiente muy agradable.

Entre los platos de la carta hay un delicioso goulash de vacuno a la cerveza, que se antoja muy conveniente para empapar el mucho (y buen) líquido ingerido a lo largo de toda esta ruta por el corazón cervecero de Chequia.

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