Palma para ‘foodies’: dónde ir y qué pedir en Santa Catalina, La Lonja y Portixol

De aires bohemios, castizo o con vistas al mar: los barrios de Santa Catalina, La Lonja y Portixol dan cita a algunos de los mejores restaurantes y bares de tapas de Palma

Almuerzo clásico de pa amb oli en Palma. Foto: Juan Iglesias.

Además de patear sus calles y detenerse en sus rincones, conocer un destino pasa, no hay duda, por saborearlo. Sin prejuicios y sin ambages: cocina tradicional y vanguardista, productos de proximidad, e influencias llegadas de otras latitudes, tapas, mesas y barras se alían para la experiencia más gustosa. Un placer en lugares como Palma de Mallorca, donde se sintetizan la gastronomía local, nacional e internacional.

Y es que más allá de la ensaimada, la sobrasada y el flaó, hay un mundo de propuestas que cautivan con su presentación, olor y sabor, que se maridan con vinos o cervezas y que beben de tendencias y cocinas de todo el mundo.

Para descubrirlos, trazamos una ruta por los barrios de La Lonja, Santa Catalina y Portixol, los mejores destinos para descubrir la cara más foodie de la ciudad.

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De tapas en Santa Catalina

El que fuera el primer barrio extramuros de Palma es hoy una zona de moda -hay quien lo llama el ‘Soho balear’– y un imprescindible para visitar, especialmente por la tarde y por la noche, para disfrutar de unas tapas o una cena.

Barrio Santa Catalina. Foto: Isabel Ensenat Nicolau.

Antiguo barrio de pescadores, de ahí las casitas blancas con coloridas persianas que aún se ven, debe su nombre al mercader mallorquín Ramón Salelles quien, al quedar a la deriva por mala mar, prometió a Santa Catalina de Alexandria, patrona de navegantes y mercaderes, que si se salvaba edificaría un hospital.

A Santa Catalina se dedica también el mercado del barrio (el más antiguo de la ciudad, que data de 1920), un punto de visita obligada para comprar productos frescos mallorquines como quesos, embutidos, carnes, panes y pescados, pero también para tomar algo en alguno de sus bares y restaurantes como Can Frau, de cocina tradicional.

Otro punto interesante es la calle Fábrica, peatonal, con numerosos establecimientos para ir de tapas o sentarse a cenar.

Bar Can Frau en el Mercado Santa Catalina. Foto: Visit Palma.

De diferentes estilos y todo tipo de precios, la proximidad a la lonja hace que pescados y mariscos sean protagonista de muchas de las cartas, tanto en Fábrica como en las cercanas Carrer d’Annibal y Carrer Soler.

Entre las opciones, Patron Lunares (Fábrica, 30), con platos sencillos de la cocina mallorquina elaborados con ingredientes de la zona, y Naan (Carrer de Caro, 16), más moderno y con «alma de puesto callejero» donde se sirven algunos bocados exóticos que van de los tiraditos de corvina a las briochetas (brioche relleno de panceta con salsa hoisin y mejillones) y buenos cócteles.

Para darse un capricho, los restaurantes Vandal (Plaça del Progrés, 15), de factura moderna e inspiración internacional, Koh (Carrer de Servet, 15), de cocina tailandesa y del sudeste asiático, y el gastrobar Stagier (Espartero, 11), donde el chef chileno Joel Baeza sirve platos de cocina contemporánea y mestiza que funde América y Mediterráneo son otras grandes propuestas.

Cigala a la brasa con mole de pipas. Foto: Stagier.

Para terminar (o no) con un cóctel de altura, hay que dejarse caer por el solicitado Skybar del Hostal Cuba.

La Lonja, donde prima lo clásico

En el casco antiguo de Palma y en torno al majestuoso edificio de La Lonja (Sa Llotja en mallorquín), una de las obras maestras del gótico construido entre 1420 y 1453 por el arquitecto local Guillem Sagrera, el barrio con el mismo nombre es un hervidero de vida nocturna.

En su laberinto de callejuelas abundan las opciones gastronómicas, entre las que es posible encontrar desde templos culinarios con estrellas Michelín hasta bares típicos.

Aquí se encuentra, por ejemplo, el Forn de Sant Joan ubicado, como su nombre indica, en un antigua panadería del siglo XIX que en 1992 Joan Baqués reconvirtió en un restaurante. Actualmente son sus hijos, Carlos y Christian Baqués, quienes están al frente del establecimiento, que basa su carta y sus diferentes menús en el producto de mercado y de proximidad.

Barrio La Lonja. Foto: Leonardo Serrat.

En la calle Apuntadores se concentra buena parte de los restaurantes de la zona y aquí encontramos el también veterano La Paloma (Apuntadores, 16).

En un edificio histórico restaurado y entre paredes y arcos de piedra vista, vigas de madera y detalles de forja, se ha respetado la tradición de casa de comidas sirviendo hoy en un ambiente agradable y actualizado excelentes cortes de carne y populares tapas como embutidos, calamarines, vieiras, gambas al ajillo, tablas de quesos y, por supuesto, el pa amb oli mallorquín tomate de “Ramillet” y aceite de oliva virgen extra local.

Wineing (Apuntadores, 24) para degustar vinos locales y de otros rincones del mundo, Chez Camille (Calle del Mar, 18) para tapear y Ritzi, dentro del hotel boutique de Hotel BO (Sant Joan, 6) si lo que apetece es comida italiana de estilo sofisticado, son otras buenas opciones.

Foto: La Paloma.

Muy cerca, aunque ya fuera del barrio de La Lonja, en el paseo Mallorca, una avenida arbolada paralela al canal del Torrente de Sa Riera, no hay que perderse uno de los restaurantes con estrella Michelin de la ciudad, Adrián Quetglas, cuyos menús de degustación resumen la esencia de las experiencias vividas por el chef en Mallorca, Londres, París y Moscú.

Portixol, comer bien a orillas del mar

Antiguo pueblito pesquero y luego barriada industrial al este de la ciudad, Portixol se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los lugares cerca de Palma más populares entre locales y visitantes.

A pocos minutos del centro de la ciudad, su variopinta mezcla de restaurantes y bares, con un marcado interés por el pescado fresco y los mariscos, hace de esta zona un lugar interesante, especialmente desde el punto de vista gastronómico.

Foto: Ola del Mar.

Los restaurantes ubicados más cerca del puerto garantizan las vistas a la bahía, que acompañan a buenos platos de arroz de mariscos o tapas marineras.

Es el caso de Ola del Mar (Vicari Joaquim Fuster, 1), que Guillermo Cabot ha convertido no solo en uno de los mejores restaurantes de Portixol sino de toda Palma a golpe de cocina mediterránea, pescados de la costa balear, arroces y calderetas.

Molí des Portitxol (Marquès de la Romana, 20), el Restaurante del Club Náutico Portixol y Portixol Hotel & Restaurant (Carrer de la Sirena, 27), ambos de estilo mediterráneo, se dan cita con establecimientos que ofrecen cartas muy diferentes, como los sabores internacionales de ProsecCo Portixol (Vicari Joaquim Fuster, 43) o los brasileños de Na Brasa Rodizio (Passeig Portitxol).

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