Un paseo por los campos de lavanda de Guadalajara, la Provenza española
Con unos extensos campos de lavanda que nos recuerdan a la Provenza francesa, este pueblo de Guadalajara ofrece unos paisajes únicos

Los campos de lavanda de Brihuega. Foto: Brihuega
A menos de una hora de Madrid, en la provincia de Guadalajara, se encuentra Brihuega, un encantador municipio que ha ganado fama en los últimos años gracias a sus impresionantes campos de lavanda. Este pintoresco pueblo, conocido como «el Jardín de la Alcarria«, ofrece al visitante un paisaje que evoca la belleza de la Provenza francesa, pero con un carácter muy español. Brihuega es mucho más que su mar de lavanda: es un destino donde la historia medieval, la naturaleza y la cultura se entrelazan para ofrecer una experiencia inolvidable en la Provenza española.
La belleza de los campos de lavanda
Los famosos campos de lavanda de Brihuega son, sin duda, el principal atractivo turístico del municipio que tanto recuerda a la Provenza francesa. Durante los meses de junio y julio, las colinas que rodean el pueblo se transforman en un océano de flores violetas, creando un espectáculo visual único en España. El suave aroma que emana de la lavanda inunda el aire, transportando al visitante a un estado de calma y serenidad. Esta singular explosión de color ha hecho que Brihuega sea comparada con la región francesa de la Provenza, conocida mundialmente por sus campos de lavanda.
Cada verano, miles de turistas acuden a Brihuega para ser testigos de este fenómeno natural, y la localidad ha sabido aprovechar su riqueza botánica para promover el turismo, ¡y es que no hace falta salir de España para disfrutar de los paisajes de la Provenza! El Festival de la Lavanda, que se celebra en julio, es una cita obligada para los amantes de la naturaleza y la cultura. Durante el evento, se organizan conciertos al aire libre en medio de los campos en flor, creando una experiencia sensorial mágica al combinar música y naturaleza en perfecta armonía.
Historia medieval y patrimonio cultural
Aunque la lavanda es el principal reclamo de Brihuega, el municipio tiene mucho más que ofrecer. Su casco histórico es un testimonio vivo de su pasado medieval, con monumentos que narran su historia a través de los siglos. El castillo de la Piedra Bermeja, de origen árabe, es uno de los edificios más imponentes de la villa. Construido sobre un antiguo fortín musulmán, fue ampliado en el siglo XII con elementos románicos y góticos, y hoy en día sigue siendo uno de los mejores ejemplos de arquitectura defensiva de la zona.
Las murallas medievales que rodeaban Brihuega en tiempos pasados aún se conservan en varios puntos, junto con sus puertas de acceso. Entre ellas destacan el Arco de Cozagón, una imponente entrada que fue la principal puerta de la villa, y el Arco de la Guía, que conduce al pintoresco Prado de Santa María. Estos vestigios de la antigua fortificación transportan al visitante a una época en la que Brihuega jugaba un papel estratégico en la defensa del territorio.
La Plaza Mayor es otro de los lugares imprescindibles para visitar. Es el centro neurálgico de la vida local, un lugar perfecto para descansar en alguna de sus terrazas mientras se contempla el ir y venir de los vecinos y turistas. Además, Brihuega está salpicada de fuentes históricas, como la Fuente del Coso y la Fuente del Jardinillo, que realzan su carácter pintoresco y refrescan el recorrido por sus calles empedradas.
Un vistazo al pasado en el Museo de Brihuega
Para aquellos que desean profundizar en la historia de la localidad, el Museo de Brihuega, ubicado en el reformado convento de San José, es una visita esencial. Este espacio cultural alberga una valiosa colección de objetos que abarcan desde la Guerra de Sucesión Española hasta la Guerra Civil, pasando por arte religioso y hallazgos arqueológicos. Entre sus tesoros, destaca un Cristo tallado en marfil que proviene de Filipinas, una joya de la imaginería religiosa que no deja indiferente a quienes lo contemplan.
El museo también explora la historia de la lavanda en la región, por algo conocida como la Provenza española, explicando cómo esta planta ha influido en la economía y la cultura local a lo largo de los años. Brihuega no solo es famosa por sus campos, sino también por los productos derivados de la lavanda, como aceites esenciales y cosméticos, que se han convertido en un atractivo comercial más.
Cuándo visitar Brihuega
Sin duda, el mejor momento para visitar Brihuega es durante los meses de verano, cuando los campos de lavanda están en plena floración. Sin embargo, para quienes prefieren evitar las multitudes, las estaciones de primavera y otoño también ofrecen un entorno encantador para explorar. Aunque en esos meses la lavanda no está en flor, la belleza natural de la comarca y la tranquilidad del pueblo permiten disfrutar de una experiencia más relajada en la Provenza española.
Un destino para todos los sentidos
Brihuega no solo es un lugar para ver, sino también para sentir, oler y saborear. Su gastronomía típica, con platos como el cordero asado o el gazpacho de pastor, deleita el paladar de quienes buscan probar la auténtica cocina de la Alcarria. Además, los alrededores de Brihuega son perfectos para quienes disfrutan del senderismo, con rutas que atraviesan campos, ríos y montañas, mostrando la diversidad natural de esta región de Guadalajara tan similar a la Provenza francesa.
En resumen, Brihuega es mucho más que un destino turístico estacional. Su combinación de historia, cultura y naturaleza lo convierte en un lugar imprescindible para quienes buscan desconectar de la rutina y sumergirse en un entorno único, donde el color violeta de la lavanda y el encanto medieval se unen para crear una experiencia inolvidable.