El majestuoso palacio de Madrid que ahora puedes visitar gratis (pero por tiempo limitado)

Solo hasta el mes de julio, los 130 años del emblemático Palacio de la Bolsa de Madrid se descubren a través de visitas guiadas que recorren sus elegantes salas y pasillos

Palacio de la Bolsa. Foto: Agustín Martínez | ©Madrid Destino.

Abrió sus puertas en 1893 y es de los pocos emplazamientos de su tipo que sigue cumpliendo su función como lugar de encuentro financiero. Utilizado para actos institucionales y como fondo en conexiones con reporteros que comentan las noticias económicas, el Palacio de la Bolsa de Madrid ya no es, sin embargo, un lugar de frenética actividad donde los brokers realizan sus operaciones (ahora se realizan a través de un sistema de contratación electrónico en cualquier lugar).

Sede social del BME (Bolsas y Mercados españoles), sí sigue acogiendo, en cambio, la salida a bolsa de las empresas y todo tipo de actos y por sus instalaciones pasan anualmente 65.000 profesionales.

Además de por conocer las curiosidades de la actividad bursátil, el majestuoso edificio ubicado en la plaza de la Lealtad, dentro del eje Paseo del Prado-Recoletos y el denominado Paisaje de la Luz, reconocido como Patrimonio Mundial de la Unesco, merece una visita por su interés arquitectónico (es uno de los más bellos de Madrid) que ahora podemos hacer de forma totalmente gratuita.

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130 años del Palacio de la Bolsa

Con motivo de sus 130 años de vida, el palacio ofrece visitas de la mano de guías especializadas que, durante aproximadamente una hora, abren las puertas de sus estancias y revelan su vibrante historia.

El parqué de la Bolsa de Madrid. Foto: BME.

De estilo neoclásico, la construcción tiene la firma de Enrique Repullés y Vargas y tomaba como modelo el edificio de la Bolsa de Viena. Fue inaugurado por la reina María Cristina en 1893 y destaca especialmente por su imponente fachada de 66 metros con una escalinata y seis columnas corintias de fuste estriado.

Tras franquear las puertas, recibe un atrio con cuatro relieves que representan el comercio, la industria, la agricultura y la navegación y un recibidor llamado Salón de los Pasos Perdidos (aquí va una curiosidad ya que también el Congreso tiene un recibidor con el mismo nombre que responde a que, en su día, estuvo cubierta con alfombras que amortiguaban los pasos de quienes transitaban por ahí).

El parqué, el corazón de la Bolsa

La estancia que más atención acapara en la visita es el Salón de Contratación o parqué, donde antaño las operaciones se hacían a gritos y donde actualmente están los monitores que informan de los movimientos bursátiles, con un hermoso techo decorado con pinturas alegóricas de las provincias españolas, obra de Luis Taberner Montalvo y Luis Imbrol.

Reloj de la Sala de Contratación de la Bolsa. Foto: BME.

En el centro del parqué hay una columna con un reloj, que funciona con una maquinaria importada de Estrasburgo (Francia) y que es idéntico al que existe en la Bolsa de Ámsterdam. Dispone de tres esferas para indicar el tiempo de cotización y una cuarta que ejerce la función de ‘barómetro’ que va marcando la presión, es decir, la tensión existente entre la oferta y la demanda. Sin embargo, se estropeó e indica desde entonces que el tiempo es tan “variable” como la evolución misma del mercado.

También curiosa es la conocida como la Sala de Cotizar, donde se verificaban las operaciones y se acudía si había algún malentendido (recordemos que inicialmente se hacían a voces) para llegar a los acuerdos oportunos en el precio de los títulos o en la cantidad de acciones compradas o vendidas.

Otra curiosidad relacionada con este espacio deja ver que, si bien predomina el estilo neoclásico en todo el edificio, igual que en otros de la zona como la Academia de la Lengua, el Banco de España, el Congreso de los Diputados o la Biblioteca Nacional, aquí se tomaron prestados detalles de otros estilos, como la estrella de David mudéjar que se aprecia aquí.

Detalle de las columnas de la fachada. Foto: BME.

Primeras calculadoras

En las cuatro plantas que integran el edificio, incluidos el sótano y el ático, también se visitan el Gran Salón de Conversación, hoy conocido como Salón de Fumadores y la Galería de los Fisgones, que rodea el parqué desde una altura superior para que el público pudiese seguir y jalear las ruidosas sesiones bursátiles.

El Palacio de la Bolsa de Madrid cuenta también con dos bibliotecas: la Antigua, en la parte alta del edificio, que ahora agrupa principalmente los primeros libros de registro de las órdenes de compraventa, que se anotaban a mano en la Sala de Contratación, y la Biblioteca Moderna BME.

En el recorrido, y además de contemplar aspectos arquitectónicos y artísticos como bóvedas, arquitectura o pinturas, también pueden verse objetos de museo, como las primeras calculadoras para la Bolsa, que parecen máquinas de escribir, y que eran fabricadas por Burroughs.

Hay dos bibliotecas en el Palacio de la Bolsa.

A partir de 1989 y modificación del reglamento del mercado de valores todo cambió para este lugar: la informatización rápidamente despobló las salas y pasillos y enmudeció el Palacio de la Bolsa tan pronto como los agentes desaparecieron.

Sin embargo, aún quedan muchas historias y curiosidades para descubrir en esta interesante visita, que se ofrece todos los miércoles a las 10.00 horas en grupos de 25-30 personas y que debe reservarse a través del mail visitas@grupobme.es del BME.

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