Del cachopo al paparajote, novedades gastro en el diccionario de la RAE
Cachopo y paparajote, pero también rebujito, quinoa, crudité y sanjacobo. Estas son las palabras que ya podemos decir y escribir con el total apoyo de la Real Academia de la Lenga Española

El cachopo cuenta con legiones de fans dentro y fuera de Asturias. Foto: La Bobia.
La digitalización de la sociedad nos deja, casi cada día, neologismos y extranjerismos que la mayoría adoptamos sin pensarlo demasiado. Algo más de tiempo le lleva a la Real Academia de la Lengua incluirlas en su diccionario que sin embargo añade en cada revisión miles de términos, también algunos que, como sucede en la gastronomía, ya usábamos con total alegría.
Paparajote, uno de los dulces más típicos de Murcia, y cachopo, un filete empanado con jamón y queso cuyos adeptos se cuentan por millones, pero también quinoa, tinto de verano, crudité o rebujito son algunas de las palabras que ya figuran en la versión digital del Diccionario de la Lengua Española (DLE), y que ha incorporado un total de 3.836 modificaciones sobre su anterior versión.
Así, además de las palabras que nos ha dejado la pandemia de covid y que incluyen desde nueva normalidad a vacunología, cubrebocas o nasobuco (formas habituales para denominar en algunos países la mascarilla) y burbuja social, o las que responden a la digitalización de la sociedad (criptomoneda, ciberdelincuencia o webinario) las novedades, que pueden ser tanto nuevos términos como enmiendas y nuevas acepciones de palabras que ya figuraban en el DLE nos dejan también un buen puñado de curiosidades en relación con la gastronomía.
Según sus responsables, todas las palabras (1.100 novedades en 2019 y 2.500 en 2020 frente a la cifra de casi 4.000 este año) pasan un proceso hasta ser aceptadas. “No hay que precipitarse”, apunta Santiago Muñoz Machado, presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española.
De hecho, las propuestas, que pueden llegar de cualquier usuario o académico, “se dejan dormir en la puerta hasta que se estabilizan”. Porque “a veces palabras se ponen de moda y desaparecen tan pronto como aparecen en el mercado de la lengua”.
Paparajote
No es el caso de paparajote, un buñuelo de masa frita sobre hoja de limonero que aparece ya en Vocabulario huertano de 1919 y que ahora se ha incorporado al diccionario bajo la definición de “dulce frito, típico de la región española de Murcia, que se prepara rebozando una hoja de limonero en una masa, generalmente de harina, leche y huevo, y se sirve espolvoreado con azúcar y canela”.
Paparajote, impulsada Arturo Pérez-Reverte, ha tardado 5 años hasta ser aceptada en el Diccionario de la lengua española
El escritor cartagenero y académico Arturo Pérez-Reverte ha sido el impulsor de este nuevo término en el DLE. En 2016 la comisión de Ciencias Humanas de la RAE aceptó el proceso de entrada; paparajote ha necesitado 5 años hasta ser refrendada por el pleno.
El postre, que fue introducido por los árabes en Murcia y que se elaboraba en casas labriegas después de cada comida, acompañándolo con café de puchero o café de olla (agua de cebada), es uno de los más apreciados por los murcianos, hasta el punto de que es uno de los emblemas de su repostería.
La sencillez de su elaboración, los ingredientes saludables que contiene (harina, leche, azúcar y huevo) y su bajo precio, además del aspecto rústico propio del entorno en el que nació, son los principales argumentos que esgrimen sus fans además, por supuesto, de su sabor y textura. Ojo, para comerlo hay que retirar la hoja de limonero que le aporta un toque especial de sabor pero que no es una parte consumible del postre.
El cachopo entra en la RAE
“Plato típico de Asturias consistente en dos filetes de ternera con un relleno entre ellos, generalmente de queso y de jamón serrano, rebozados y fritos” es la definición con la que el cachopo ha hecho su aparición en la RAE, eso sí, como segunda acepción (la primera es “tronco seco y hueco de árbol”).
En Asturias han celebrado el reconocimiento a una palabra que, en realidad llevamos mucho tiempo usando y que ya figuraba, entre otros, en la enciclopedia libre editada de manera colaborativa Wikipedia, que lo define como “dos filetes de ternera grandes, entre los cuales se coloca jamón serrano y queso. El conjunto se come frito y caliente tras ser empanado en huevo, harina y pan rallado y se suele servir con guarnición de patatas, pimientos o champiñones”.
Muy similar a otros platos europeos como el Schnitzel austríaco, la Academia de la Lengua Asturiana (ALLA) lo había incluido en su propio diccionario ya en el año 2000.
Parece que el plato ya era conocido en el siglo XVIII y en 1938 la gastrónoma Adela Garrido se refiere a él en su obra El libro de cocina como “filete a la asturiana”. Su popularización, sin embargo, se debe al restaurante Pelayo de Oviedo, que lo incluyó en su carta con enorme éxito en la década de los cincuenta del siglo pasado.
Rebujito andaluz
Rebujito es otra de las palabras que entra como novedad en esta actualización del diccionario, descrito como “Bebida típica de Andalucía que se elabora mezclando vino manzanilla con un refresco gaseoso”.
De sobra conocido en ferias como la de Sevilla y Jerez, o romerías como la del Rocío, su inclusión en el DLE ha sido muy aplaudida en redes sociales, aunque no falta quien puntualiza la receta: “Fino y sprite, señoros de la RAE. Fino y sprite. Cualquier otra cosa no es rebujito” (@AngieRR3).
Entre las novedades está también el sanjacobo con el que muchos hemos cenado de niños (“Plato preparado con dos lonchas de jamón cocido o dos filetes finos entre los que se coloca queso y luego se rebozan y se fríen”) y la quinoa, una voz de origen quechuea y de más reciente incorporación a la dieta española.
También han entrado crudité, procedente del francés (“Plato compuesto de legumbres y hortalizas que se consumen crudas”) y tinto, una palabra ya existente pero que incorpora nueva entrada como tinto de verano (“Bebida que se compone de vino tinto y gaseosa o refresco de limón”).
De mismo modo, vinagre añade la voz balsámico que define como “Vinagre espeso, de color oscuro y ligeramente dulce, originario de Italia”.
Todas estas modificaciones figuran desde este mismo jueves en la versión digital del DLE, que cuenta con el apoyo de la Fundación La Caixa. También se incorporará a la 24 edición del Diccionario en papel, que aún no tiene fecha de publicación.