El regreso de los míticos carteles de Codorníu

Aquel concurso de carteles de 1898 que catapultó a varios artistas modernistas regresa con innovadoras obras en una gran diversidad de formatos

El cartel ganador y los finalistas en la catedral del cava. Foto Codorníu

Un concurso de carteles convocado en 1898 por las históricas bodegas de Codorníu en Sant Sadurní d’Anoia supuso un hito en la historia del cartelismo publicitario y de la comunicación visual.

No solo participaron grandes artistas de la época, como ilustradores, pintores y grafistas influenciados por el Modernismo, sino que lo hicieron con criterios absolutamente nuevos para la época.

Infografía Jordi Català

125 años después el mítico concurso regresa, y esta vez con 300 participantes que han presentado obras de gran nivel sobre diferentes soportes y técnicas, desde la ilustración y los bordados, pasando por las animaciones, el arte digital, el dibujo y hasta el NFT; aunque siempre en formato cartel.

La obra ganadora

El primer premio, dotado con 10.000 euros, se lo ha llevado Antonio Domínguez con su cartel digital ‘Momentos Codorníu’.

Para el jurado se trata de “una propuesta llamativa y alegre y un recordatorio de una época celebrativa sin ser nostálgica dentro de una tradición pictórica, con una vívida inspiración retro, pero con un claro toque contemporáneo”. 

Domínguez es director de arte de la Agencia Liverpool. Empezó su carrera como diseñador gráfico e ilustrador en estudios de arquitectura y se ha consolidado en el sector de la publicidad. 

Infografía Jordi Català

Protagonismo femenino

Un detalle importante, a diferencia de la primera edición, es que todas las finalistas han sido mujeres.

Entre ellas están Anna Carazo, con una “obra chispeante con clase y elegancia”; Sandra Modrego con una creación calificada como “una oda la magia del disfrute”; la criptoartista Gala Mirissa con una pieza NFT en formato de GIF animado y la colombiana Mariana Schrader, con su cartel luminoso de gas neón (elemento que se descubrió precisamente en 1898, el año del primer concurso).

A diferencia del concurso de 1898, esta vez todas las finalistas han sido mujeres

Infografía Jordi Català

El jurado estuvo formado por Sergio Fuster, CEO de Codorníu; Alessandro Allemandi, director de Il Giornale dell’Arte; el artista Antoni Muntades; Ainhoa Grandes por la Fundació Macba, Stein Olav Henrichsen como director del Museo Munch de Oslo, Emília Ferreira como directora del Museo de Arte Contemporáneo de Lisboa y la consultora de arte Pati Núñez.

Fuster dijo que la bodega analizará reunir todas las obras presentadas para difundirlas digitalmente o también en formato libro donde “probablemente se incluirán los 16 carteles de 1898 que se conservan en el circuito de las visitas a las bodegas”.

Aquel mítico concurso de carteles

En 1898, año en que España perdía sus colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, el empresario Manuel Raventós (apasionado del arte y el cavista más importante del país), convocó un concurso de carteles artísticos que debían traducir en imágenes lo que significaba el espumoso Codorníu, entonces champagne, a nivel de categoría, elegancia, distinción y mediterraneidad.

Infografía Jordi Català

A la llamada participaron 173 artistas, grandes de la época, como eran Ramón Casas, Miquel Utrillo (que por cierto no fue considerado a la altura que después alcanzaría), Julio Tubillo, Fernando Alberti y Sebastià Junyent, entre otros, que realizarían carteles publicitarios con retratos de algunas de las icónicas bellezas femeninas de finales de siglo. 

Las obras de arte ganadoras formarían parte, hasta hoy, del patrimonio cultural de Codorníu y de una época.

Infografía Jordi Català

Un concurso innovador

El llamado fue un precedente en su tiempo: la convocatoria, totalmente innovadora, la gran participación y la cuantía de los premios.

El primer premio de aquel concurso otorgaba 1.500 pesetas, cuando un salario medio-bajo era de 45 pesetas

El concurso ofrecía un total de 2.500 pesetas en premios, con 1.500 para el ganador absoluto.

Como referencia, un coche costaba 9.000 pesetas; un café 0,10; un par de zapatos, 8; y un jornal medio-bajo era de 45 pesetas.

Ámbar y Espuma, de Ramón Casas, había quedado tercero en el concurso de 1898. Foto Codorníu

Antecedente visual

El concurso y la atracción publicitaria de sus obras magnificó el prestigio de la marca Codorníu, además de convertirse en un precedente histórico en la historia de la comunicación visual, tanto en España como en los países a los que exportaba, entre ellos Argentina.

“Ahí comenzó el legado artístico de Codorníu dando lugar a una colección de arte de valor inconmensurable que marcó un paradigma en los mecenazgos del sector vinícola”, dijeron sus responsables.

Relación con la cultura

Desdesus orígenes Codorníu tuvo una fuerte relación con la cultura y el arte. Por ejemplo la construcción de sus bodegas fueron encargadas al arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, edificio que se va a convertir en la Catedral del Cava y sería declarada Monumento Histórico Artístico Nacional

Antonio Valdes, autor del cartel ganador y Sergio Fuster, CEO de Codorníu. Foto Ferran Nadeu

Fuster recordó que “la tradición e historia de esta casa ha traído algunas piezas de arte icónicas como la obra Ambar y Espuma de Ramón Casas. Siguiendo con esta tradición, Codorníu sigue apostando por la cultura con una segunda edición del concurso de carteles que contribuyó, hace casi 125 años, al legado artístico del país”. 

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