Fritz-kola: la cola con el triple de cafeína que desafía a los gigantes de la industria

Nacida en Hamburgo a manos de dos estudiantes, este refresco de cola de espíritu sexy, social y festivalero hace frente en Europa a las multinacionales americanas a golpe de sabor y actitud

Botellas de Fritz-kola

Fritz-kola ha sabido crear una imagen diferencial

No es sólo un producto. Es más; sobre todo, es una actitud. La misma frase se desliza varias veces en la entrevista con el creador de Fritz-kola, Mirco Wolf Wiergert, que tampoco duda en calificar su refresco como bien cultural.

Creada por dos estudiantes con ganas de emprender, Fritz-kola ha logrado hacerse un hueco como bebida social y con un punto gastronómico, reina de festivales y momentos de celebrar la vida, pero además con sólidos valores de respeto al medio ambiente, independencia, tolerancia y la diversidad.

La start-up que salió de la cocina

La historia de Fritz-kola recuerda a la de cualquier start-up de éxito estadounidense: de los sueños de un par de estudiantes en un garaje nació una gran empresa que hoy se codea con las multinacionales del sector (de los refrescos en este caso).

Mirco Wolf Wieger, fundador de Fritz-kola
Mirco Wolf Wieger. Foto: cedida.

Y hasta aquí las similitudes. Y no porque no fuera exactamente en un garaje sino en una cocina de universitarios y no en EE UU sino en Hamburgo donde se fraguara el germen de la idea -la de desarrollar un refresco de cola mejor que el del líder del mercado-, sino por todo lo que vino después y que hizo de Fritz-kola una marca con identidad y valores.

“Mi amigo Lorenz -por Lorenz Hampl, cofundador de la compañía- y yo nos conocemos desde que éramos boy scouts. Hicimos lo que probablemente esperas de un boy scout: senderismo en la naturaleza, cantar en las hogueras, todo tipo de actividades al aire libre”.

Después estudiaron juntos y, antes de acabar la universidad, ya habían decidido montar su propia empresa porque “queríamos divertirnos y trabajar de forma diferente”.

Iban por ahí con un cuaderno de ideas en el que anotaban ideas de negocios que iban desde una tienda de bocadillos a un servicio de limpiezas.

Pero aquella noche en la cocina comiendo pizza congelada algo hizo click. La idea con mayúsculas había llegado y tenía forma de refresco: “una kola con más cafeína, un poco menos de dulzor, un toque de cítricos y una actitud clara. Todo ello en bonitas y pequeñas botellas de cristal retornables”.

Fritz-kola
Más que un refresco, una actitud. Foto: fritz-kola.

Sin saber nada del negocio ni la fabricación, sí tenían algo claro: “en los años 90 en Alemania, si pedías un refresco de cola en un club, restaurante o bistró, te servían un vaso de cola caliente y sin hielo. Era una experiencia triste”.

En paralelo, la gente empezaba a consumir en casa refrescos en grandes botellas de plástico. De sus años de boy scout y sus salidas al bosque recordaban el impacto de los envases de un solo uso: “encontramos envases de un solo uso por todas partes: en los bosques, en las playas, básicamente en todas partes. Estas imágenes nunca nos abandonaron”.

La cola solo para adultos

Contactaron con fabricantes, hicieron pruebas, fundaron su marca con 7.000 euros y lanzaron su primera versión de refresco de cola en 2003. “Como no teníamos suficiente dinero para desarrollar un logotipo, simplemente imprimimos nuestras propias caras en las botellas”.

Nacida con 7.000 euros, la empresa ocupa la tercera posición en cuanto a venta de refrescos en el mercado alemán

20 años después el logotipo no ha cambiado, pese a que uno de los socios, Lorenz Hampl, dejó la compañía en 2016 para emprender otros proyectos (en la actualidad sigue al frente el otro fundador, Mirco Wolf Wiergert como CEO, mientras Florian Wienns es el director general).

¿Y el nombre? “Queríamos hacer reconocibles de algún modo nuestras raíces del norte de Alemania. Por eso hicimos una encuesta local. Elaboramos una lista de 50 nombres más frecuentes, nos colocamos delante de un centro comercial y preguntamos a los transeúntes qué nombres encajarían mejor con una kola de Hamburgo”.

Fritz-kola
Fritz-kola se asocia al disfrute y la diversión. Foto: Kevin Muenkel.

Fritz, el diminutivo de Friedrich, resultó ganador. En cuanto a la K de kola “no es sólo una letra, sino que simboliza todo lo que fritz-kola quiere hacer de forma diferente. Porque fritz-kola no es sólo un producto, sino sobre todo una actitud. La empresa representa la independencia, la tolerancia, la apertura y la diversidad”.

Con las ideas muy claras pero con poco presupuesto se lanzaron a la calle con una furgoneta Volkswagen y comenzaron a recorrer Hamburgo ofreciendo su producto, “de cafetería en cafetería o de restaurante en restaurante”, recuerda Wiergert.

Hoy es una empresa notable con unos 300 fritzees (empleados) que ocupa el tercer lugar en el mercado alemán en la categoría de bebidas de cola en cuanto a ventas y una presencia cada vez mayor en muchos países europeos y una gama de 13 colas, limonadas y spritzers diferentes.

El refresco social y fiestero

Muy enfocado a la hostelería, si algo tenían claro sus fundadores es que su Fritz-kola “está diseñada para disfrutar más dondequiera que la gente se reúna y se divierta. Tanto si se trata de un encuentro informal en una cafetería como de una noche de fiesta con amigos en un bar o bailando toda la noche en una discoteca”.

Quizás por eso se ideó desde el principio como un refresco para adultos, con prácticamente el triple de cafeína que otras colas (25 mg de cafeína por 100 ml frente a los menos de 10 mg de la Coca Cola clásica) y equivalente a una taza de café.

“Esto confiere al producto un sabor propio y reconocible”, apunta Wiegert. Además, “el alto contenido de cafeína también garantiza que la comunicación se dirija a los adultos, especialmente a los jóvenes mayores de 16 años. Hacemos un llamamiento a los consumidores para que disfruten de la kola y las limonadas en porciones más pequeñas, pero disfrutándolas plenamente”.

Mural fritz-kola
Mural de una campaña de Fritz-kola.

Hoy la firma cuenta con una potente red de distribución que les permite estar presentes en bares, restaurantes y discotecas, pero también en eventos musicales, artísticos y culturales y en festivales. “Solo el año pasado en Europa la marca estuvo presente en unos 170 festivales, desde los pequeños, con unos 1.500 visitantes, hasta los grandes, con hasta 85.000 visitantes”.

“No hay kola para racistas”

Tras la fundación en 2003, la marca ha ido incorporando a su portfolio otras bebidas, como limonadas y spritzers, como los de manzana ecológica o ruibarbo, ambos con un contenido en fruta superarior a la media en estos refrescos, zumo no concentrado e ingredientes procedentes de granjas ecológicas.

El último lanzamiento ha sido la Fritz-kola Superzero, que mantiene el potente sabor original a cola de la firma con su toque cítrico, mucha cafeína y nada de azúcar.

A la vez que su sabor, Fritz-kola es reconocible por sus mensajes. En publicidad o en redes sociales es habitual ver a la marca comprometida con valores democráticos, contra el racismo y el extremismo de derechas con campañas como ‘Good never sleeps’, ‘Speak up for tolerance’ o ‘No kola for racists’.

Y todo sin renunciar a una comunicación “creativa, franca y humorística”, a mensajes directos que vayan al grano. Una filosofía presente también en el propio diseño corporativo con los logos en blanco y negro o la tipografía. “Queremos demostrar -a veces de forma provocadora- que la responsabilidad y la diversión no son contradictorias” recalca su creador.

Zero waste

Otras de sus iniciativas, como ‘Drink from glass’ y ‘Every bottle helps’ (bebe de vidrio y cada botella ayuda) hablan de su profundo compromiso medioambiental que es, además, una forma de diferenciación por la que siempre han apostado.

“Cuando lanzamos nuestra primera fritz-kola en 2003, nuestro principal objetivo era crear una kola única y de alta calidad que fuera diferente de las demás alternativas, y mejor. Queríamos crear una kola que sólo estuviera disponible en pequeñas botellas de vidrio retornables en lugar de en ‘cubos de plástico’ de 2 litros”.

El buen perfume se vende en frasco pequeño, que dice el refrán. Desde Fritz-kola animan a consumir menos cantidad pero mejor calidad. En cuanto al envase de vidrio retornable, es condición sine qua non en Alemania y se busca exportar el modelo a otros países en los que distribuyen, entre ellos España, donde ya se pueden comprar sus productos en 1.250 bares, restaurantes y cafeterías de todo el país.

fritz-kola superzero
Fritz-kola Superzero es su ultimo producto en el mercado.

“Nuestras botellas pueden rellenarse hasta 50 veces, son 100% reciclables y contienen entre un 60% y un 90% de residuos de vidrio. Además, no liberan (micro)plástico ni plastificantes al medio ambiente”.

Además, trabajan con right.based on science, que ha desarrollado un modelo económico para calcular el impacto climático y tomar decisiones empresariales para contrarrestarlo.

“Muchos consumidores buscan alternativas a las grandes corporaciones, las marcas dominantes y ese algo especial. fritz-kola puede ofrecerlo en términos de sabor y cafeína extra, pero también con nuestra postura clara. Con nuestro enfoque sostenible y orientado a la actitud, despertamos la simpatía de consumidores, restauradores y clientes”.

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