Nômadâ o cómo cenar en una jaima en el corazón de Madrid
Cuando cae la tarde, las luces se encienden en Nômadâ, una insólita jaima instalada en la calle Serrano donde emprender un viaje por el norte de África a través de sabores, coctelería y actuaciones musicales

Nômadâ ofrece en su jaima espectáculos y música en directo.
¿Y si te decimos que puedes cenar en una jaima en plena milla de oro madrileña? Con vegetación, cascadas de agua, celosías, shishas, tonos terracotas…. Pese a estar en medio de un desierto de asfalto, no es un espejismo, sino un oasis muy real. Uno que tiene por nombre Nômadâ y que ofrece una cocina de raíces árabes con todo tipo de cruces mediterráneos e inspiración andalusí, donde igual te tomas un baba ghanush que disfrutas de un espectáculo de danza del vientre.
Nada hace presagiar que el número 41 de la calle Serrano, por cierto un edificio brutalista, obra del arquitecto Juan Antonio Ridruejo y uno de los pocos que hay en Madrid de este estilo arquitectónico caracterizado por dejar a la vista elementos estructurales y los materiales de construcción, especialmente el hormigón, sea el hogar de este exótico restaurante que completa su experiencia, una planta más abajo, con Istar, una discoteca de lo más cool que rinde culto a la música afro-house.
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Un refugio se abre al caer el sol
Cuando cae el sol, abre sus puertas Nômadâ, un proyecto del empresario Kike Sierra, promotor de la recuperación de este edificio antaño hogar de la discoteca Serrano 41 y venido a menos, que ahora renace como Galerías Serrano y que acoge, además, los restaurantes Carallo y Astro.
Ideado para nómadas que buscan viajar por el mundo a través de la gastronomía, Nômadâ se presenta como un refugio dedicado a la fusión de sabores, culturas y sonidos.
Con 800 m2, este original concepto se desenvuelve alrededor de la jaima, en torno a la cual crece la vegetación, suena el agua de cascadas, se multiplican las barras y sillones, todo en un espacio en tonos terracota que recuerda al adobe tradicional empleado en el desierto y que juega con la dualidad de interior y exterior, con una gran terraza con espacio para 80 personas.
Un oasis para olvidar el estrés
Al entrar, hay que purificarse. Un lavado de manos con agua aromatizada es solo el principio de una experiencia gastrocultural que tiene también algo de espiritual.
Tonos marrones y ocres, luces cándidas, lámparas árabes, apliques en forma de ojos, cálidas texturas y tejidos exquisitos nos hablan del calor y la hospitalidad característico de los pueblos a los que homenajea.
La propuesta gastronómica es tan viajera como el concepto del local. Con el Mediterráneo como hilo conductor, la cocina nos lleva al norte de África con platos como un refrescante tabbouleh, el hummus en cuatro variedades, el falafel o la popular baba ghanush.
Para compartir, Nômadâ opciones como el mutabal —plato tradicional de la cocina siria y libanesa— compuesto por crema de berenjenas asadas, salsa tahini, limón y yogurt, o el Adán y Eva, hojas de parra rellenas de arroz con verduras y un toque de melaza de granada con tzatziki.
No te pierdas el shawarma —pan libanés con pollo marinado a la plancha, tomate, pepinillo y salsa de ajo—, el pulpo en cama de hummus, la hamburguesa de pita o el tajín de cordero y de pollo. También se puede encargar cordero asado con arroz y verduras (para seis personas) con un toque de mantequilla árabe que lo hace irresistible.
El bartender César Luis García firma una carta con 20 cócteles inspirados en el viaje de Marco Polo
Para terminar, un hojaldre de fideos, crema con aroma de vainilla y pistacho, una tarta de queso y pistachos o la baklava —hojaldre relleno con pistacho—.
El comienzo de una noche infinita
Pero cenar no es lo único que harás en Nômadâ. Con la reciente incorporación de Arnaud Keres en la dirección, a la cocina se suman la música, que va desde los tambores africanos al afro-house, y los espectáculos de bailarinas que dominan el milenario arte de bailar con sable y con velas.
Otro viaje arranca desde el interior de una copa. Este es el feudo del bartender César Luis García, top 20 en la World Class Competition 2022, que ha ideado una carta con 20 cócteles inspirados en el viaje que realizó Marco Polo y que permitió ampliar las rutas comerciales con otras grandes civilizaciones de Asia y China, poniendo al alcance una gran cantidad de productos desconocidos hasta el momento.
Con oferta 2×1 se pueden probar, por ejemplo, el Sherezade —calvados infusionado en hierbaluisa, té chai, choya miel, hidromiel y bitter de cardamomo—, Norah —una versionada margarita, más suave y frutal, con especias y frutas árabes—, Palmira —una piña colada con toques árabes— o Maffeo —en homenaje al tío de Marco Polo—.
Y para continuar la noche solo hay que dejarse caer por Îstar, el local hermano de Nômadâ y al que se accede cruzando una cascada.
En este lugar, que toma su nombre de la diosa babilónica del amor, la vida y la fertilidad encontramos una discoteca (¿o es un templo?) que rinde culto a la música afro-house entre velas.
Precio medio: 45 €
Horario: de jueves a sábado de 19.30 a 2.00 horas; domingo y marte de 19.30 a 1.30 horas.