Grandes vinos de una de las DO más pequeñas

La DO Alella, una de las más pequeñas de España, revela su singularidad gracias a los cinco vinos monovarietales de Can Matons, un proyecto que capitanea Raventós Codorníu


La DO Alella, asomada al mar y a muy pocos kilómetros de Barcelona, es una de las DO más pequeñas y también una de las más antiguas de España.

Está formada por 31 municipios que se reparten entre unas 300 hectáreas del Maresme y el Vallès Oriental, tierras de mar y montaña con sus epicentros vitivinícolas en Alella, Tiana, Martorelles y Santa Maria de Martorelles.

En el siglo II, los romanos ya almacenaban sus ánforas de vino cerca de la actual Tiana y desde las costas del Maresme zarpaban barcos con vino hasta la península itálica y por todo el Mediterráneo.

Algunos de los terruños de la DO Alella fueron de los pocas que se salvaron de la plaga de la filoxera en el siglo XIX, gracias a su ubicación privilegiada y a la inteligencia de los viticultores que crearon la Cooperativa Alella Vinícola.

Vinos únicos cerca de Barcelona

Es un espacio reducido de viñas y a pesar de ello se elaboran vinos cuyo rasgo más destacable es la mineralidad debida a un subsuelo granítico, que le da su mayor personalidad y que en superficie se transforma en pequeños granos denominados sauló.

La personalidad de la tierra es aprovechada por los viticultores para crer vinos personales, sobre todo blancos.

Es una tierra permeable que obliga a la cepa a profundizar mucho sus raíces para buscar agua y nutrientes, lo que le confiere una personalidad especial de la que sacan gran partido los viticultores para crear sus personales vinos, blancos especialmente, pero también, rosados, tintos, dulces, e incluso espumosos bajo la DO Cava.

La uva más representativa

La variedad de uva emblemática en la DO Alella es la pansa blanca, manera propia y muy personal de presentarse el xarel·lo, una variedad local que cada vez se trabaja mejor y proporciona unos resultados excelentes de frescura, mineralidad y elegancia.

También se cultivan la garnacha blanca, garnacha tinta, cabernet sauvignon, garnacha peluda y merlot, entre otras; y se está trabajando para recuperar la pansa rosada, reincorporar la picapoll blanca, y normalizar las garnacha blanca y la sumoll tinta.

La apuesta por vinos de élite

Para esta DO pequeña y marinera, todo lo que enaltezca su pansa blanca, y la convierta en una referencia en el mercado vinícola nacional es noticia, como lo ha sido la aparición de unos vinos de élite como los que ha presentado una finca centenaria, Can Matons, el nuevo proyecto vitivinícola de Raventós Codorníu en el territorio DO Alella, heredero del ya legendario Marqués de Alella.

Matons es el nombre de una masía del siglo XVIII en medio de viñas, en Santa Maria de Martorelles, que se incorpora a los llamados Vins de Llegat, (vinos del legado), una apuesta de valor de Raventós Codorníu, para dar valor a pequeñas joyas vitivinícolas del territorio catalán. 

Ricard Rofes, responsable del proyecto, explica que esta novedad pretende revalorizar productos muy singulares que nacen en entornos únicos. 

“Son bodegas que tienen especial cuidado de sus vinos, desde la viña hasta la mesa, respetando la historia y la tradición y la manera de hacer de siempre”, dijo y continúa: “con esta iniciativa queremos dar un impulso a nuestras bodegas más pequeñas de Cataluña: Portal del Montsant, Bodegas Scaladei, Abadía de Poblet, Montargull (Parxet, Mont-Ferrant, Titiana) y Can Matons”.

Estas compañías tienen “especial cura de sus vinos, desde la viña hasta la mesa, respetando la historia y la tradición así como la manera de hacer artesana y ancestral”, agregó.

Vinos nacidos junto al mar

Can Matons aparece en la constelación de bodegas que tienen mucho que decir a pesar de su tamaño por la calidad y especificidad de su producto.

Estos cinco monovarietales de pasa blanca no dejarán insensible a quien los pruebe

La clave es el lanzamiento de cinco monovarietales de pasa blanca que no dejarán insensible a quien los pruebe.

Masía del siglo XVII de Can Matons. Foto: Wikipedia

Estos vinos nacen a pocos kilómetros del mar y, en general, son fruto de viñas viejas que pueden acercarse al centenar de años.

Como dice Rofes: “Es una apuesta por la calidad, reivindicando que los vinos de esta DO, a pesar de ser pequeña, tienen mucho que decir en este sentido”.

El enólogo Xavi Carbonell añade que “son vinos honestos, que respetan todos los matices de cada parcela”, productos con los cuales “reivindicamos la elaboración de vinos equilibrados, frescos y suaves”.

Cinco personalidades únicas

Los cinco vinos de Can Matons presentan una personalidad de imagen compartida, que conserva “el valor de la tradición” y que recuerda al Marqués de Alella.

En su interior todo es diversidad pero con una personalidad que permite reconocer la pansa blanca y el suelo de sauló, en definitiva el ADN de la DO Alella.

Can Matons Pansa Blanca 2020 es un vino de aspecto brillante, agradable, fresco, gastronómico o para tomar solo; con aromas frutales a melocotón, albaricoque y cítricos como piel de naranja. Buen volumen en boca y buena acidez con fruta final. Es un vino que aspira a encarnar mostrar la expresión de las parcelas más singulares de la DO Alella, nacido sobre suelo de sauló.

Sant Fost de Campsentelles 2020 se presenta con mucho volumen, pálido de apariencia, de viñas de entre 20 y 80 años, con aromas de frutas blancas y muy floral. Es cremoso en boca y la pansa blanca está presente en su final.

El Santa Maria de Martorelles 2019 proviene de viñas de 60 años, delante mismo de la masía. Su color es amarillo pálido, contiene aromas de fruta blanca, flores y frutos secos pero también un punto cítrico de piel de naranja, con salinidad y sauló presentes en un final largo y muy varietal.

Viñas de Can Matons. Foto: Raventós Codorníu

La Vinya del Músic 2019 procede de un viña centenaria del mismo nombre

La Vinya de Can Xec 2019 nace de una viña mucho más joven (1999), en Montornès del Vallès, con suelo de sauló y presencia de pizarra y arcilla roja.

Este vino que ha fermentado en barrica tiene un aspecto amarillo paja, es espeso y presenta volumen en boca. Máxima madurez e impacto aromático con fruta blanca, de hueso, floral y especiado.

La Vinya del Músic 2019 procede de un viña centenaria del mismo nombre junto a la Sierra de La Marina, en Sant Fost de Campsentelles, en una única hectárea de sauló a 160 m sobre el nivel del mar.

Es una pequeña joya muy cremosa, con aspecto amarillo transparente, mucho volumen y aromas de flores blancas y frutos secos y largo final.

a.
Ahora en portada