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Adiós a Richard Rogers: sus 9 mejores edificios del Pompidou a Madrid-Barajas

Rascacielos, museos, destilerías y aeropuertos son algunos de los diseños más audaces del arquitecto británico que ‘dio la vuelta’ a los edificios

El Centro Pompidou de París es una de las obras maestras de Richard Rogers. Foto: Pixabay.

Ganador en 2007 del Premio Pritzker, el más prestigioso del mundo en arquitectura, Richard Rogers fue también uno de los pioneros del movimiento arquitectónico ‘high-tech’ (alta tecnología) o, lo que es mismo, que incorpora materiales industriales como el vidrio y el acero a las estructuras aunque, sin duda, pasará a la historia como el arquitecto que ‘dio la vuelta a los edificios’ sacando al exterior elementos hasta entonces escondidos como vigas o tubos de ventilación, con el aclamado Centro Pompidou de París como máximo exponente.

Nacido en Florencia y nacionalizado británico, falleció la noche del sábado a los 88 años, apenas uno después de anunciar su retirada, tras una prolongada y exitosa carrera de más de 50 años.

Dos premios Stirling, una Medalla de Oro del Royal Institute of British Architects (RIBA) entre muchos otros premios lo confirman como uno de los grandes nombres de la arquitectura contemporánea que podremos seguir disfrutando a través de sus obras en Gran Bretaña (es uno de los responsables de la Londres moderna), Francia y también España.

Centro Pompidou, París

Tras unos primeros años de trabajo junto a Norman Foster y sus respectivas parejas en un asociación bautizada como Team 4, Richard Rogers se asoció con un joven Renzo Piano para dar forma al que sería uno de sus más famosos trabajos, el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou, en París.

Centro Pompidou. Foto: AG | Unsplash.

Construido entre 1971 y 1977, la polémica rodeó inicialmente este edificio construido con un estilo arquitectónico de dentro hacia afuera; esto es, con elementos estructurales tales como conductos, vigas o escaleras visibles en el exterior.

De estilo industrial y fuerte conexión con la innovación tecnológica (el mencionado estilo high-tech), el interior presenta un espacio diáfano y accesible, como un gran contenedor para albergar su colección, hoy una de las más importantes de Europa de arte moderno con obras de Picasso, Miró, Modigliani, Matisse, Kandinsky, Duchamp o Dubuffet, entre otros.

Es visitado por cerca de seis millones de visitantes cada año.

Sede Lloyds, Londres

También del revés ideó Rogers la sede de la firma de seguros Lloyd’s en Londres, que se construyó entre 1978 y 1986 y que inauguró la reina Isabel II. Ubicado en la City, cuenta con 60 m de altura y 14 plantas que se articulan en torno a un atrio central iluminado por un techo de cristal abovedado y que se diseñó para dar respuesta a las necesidades cambiantes de la compañía y para durar, al menos 50 años.

Con la fachada metálica y ascensores en el exterior, entre otros elementos estructurales, es uno de los edificios más futuristas levantados en la capital británica.

La sede de Lloyds también deja a la vista los elementos estructurales. Foto: Michal Gadek | Unsplash.

T4 Madrid-Barajas, Madrid

Entre sus edificios más fascinantes, Richards ideó también aeropuertos. Es el caso de Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, ganador incluso del premio Stirling de arquitectura en 2006, el más importante en su género del Reino Unido, concedido por el RIBA.

Diseñado por Rogers junto al español Estudio Lamela, se construyó en ocho años y entró en funcionamiento a comienzos de 2006.

El proyecto se basa en dos ideas fundamentales: las cubiertas onduladas revestidas de bambú que le otorgan una apariencia cálida y sencilla y que flotan sobre columnas o “árboles” que la sustentan, pintadas en una paleta de colores que va del amarillo al azul en una degradación cromática que sirve para marcar las diferentes zonas (además de aportar un extra de brillo y alegría).

El aeropuerto de Madrid-Barajas es otra obra mestra de Richards. Foto: Andrea Junqueira | Unsplash.

Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, Estrasburgo

En el Barrio Europeo de Estrasburgo, en Francia, Rogers ideó en 1989 el simbólico edificio que representa los valores democráticos y el respeto por el individuo en el conjunto de Europa, construido entre 1991 y 1995.

Levantado junto al Canal de la Marne au Rhin -ha sido comparado con un barco en muchas ocasiones-, la estructura se integra a la perfección en el entorno. Incluye dos edificios circulares -uno para el propio Tribunal y otro para la Comisión de los Derechos Humanos-, conocidos como los “tambores” así como una larga extensión que aloja oficinas (más de 400) y las cámaras de los jueces, conocida como “la cola”.

Un vestíbulo de entrada acristalado y de triple altura conecta los dos edificios principales y da acceso a las salas de vistas, la biblioteca, la sala de prensa o las salas de reuniones, así como una gran sala de juicios de 860 m2 y 260 asientos.

Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Foto: Pixabay.

Fue galardonado en 2015 con el sello ‘Arquitectura contemporánea destacada’.

Millennium Dome, Londres

En el año 2000, coincidiendo con el cambio de milenio, Londres dio la bienvenida al espectacular espacio multiusos Millennium Dome, conocido a partir de 2005 como O2 Arena.

Ubicado a orillas del Támesis, en la península de Greenwich y sobre unos antiguos terrenos industriales, el edificio destaca por ser una de las mayores estructuras de techo único construidas en el mundo.

Su gigantesca carpa blanca se sujeta con 12 torres amarillas de 100 m de altura, cada una de las cuales representa una hora del reloj y un mes del año. Para su diseño, Rogers buscó la inspiración en el cielo, como un cosmos bajo el cual todo los eventos tienen lugar y, de hecho, las líneas radiales y los círculos de la cubierta recuerdan la cuadrícula celestial característica de los mapas astronómicos clásicos.

Para el diseño del Millenium Dome, Rogers se inspiró en el cielo. Foto: Jr Harris | Unsplash.

Ideado para albergar grandes exposiciones, se ha utilizado para conciertos y eventos deportivos, entre ellos varias de las pruebas de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Londres 2012.

Edificio Leadenhall, Londres

Leadenhall building o, como se conoce coloquialmente, The cheesegrater (el rallador de queso) es un rascacielos de 225 m de altura y 48 plantas que se eleva sobre el distrito de la City de Londres.

Obra del estudio Rogers Stirk Harbour + Partners, está junto al edificio Lloyds, también diseñado por Rogers, y lo más característico es su perfil con forma de cuña, de donde le viene el apodo.

Se levanta sobre un atrio de 30 m de altura -a su vez anclado a una estructura de acero en lugar de los núcleos de hormigón que emplean otros rascacielos- y abierto al público, lo que amplía el espacio de la plaza adyacente.

El lado plano de la estructura está revestido de cristal y alberga los ascensores -sus maquinarias pintadas de naranja brillante son un elemento decorativo más- mientras que el lado inclinado, también de vidrio, deja ver los refuerzos de acero así como un armazón con forma de escalera que resalta la verticalidad del edificio.

The Leadenhall o el ‘rallador de queso’ de Londres. Foto: Karen Uppal | Unsplash.

Asamblea Nacional de Gales, Cardiff

Próximo a los antiguos muelles y con vistas a la bahía de Cardiff, el imponente edificio de la Asamblea Nacional de Gales es otro de los hitos de Rogers y ganador, entre otros, del Civic Trust Award en 2008, el Chicago Athenaeum Award en 2007 y el RIBA Award International en 2006.

Cargado de simbolismo, como una declaración de fe en los valores democráticos de apertura y participación, pero también un avanzado diseño medioambiental, se trata de un edificio elevado sobre una base de pizarra con paredes de cristal totalmente transparentes que permiten el paso de la luz y también de las miradas hacia el interior.

Asamblea Nacional de Gales. Foto: Nick Fewings | Unsplash.

Sus espacios interiores y exteriores están cubiertos por un techo ondulado como un suave manto de madera que se proyecta hacia el mar, con una gran circunferencia central que enmarca la Cámara de Debates, en el corazón del edificio.

La construcción cuenta también con espacios educativos y de exposiciones, un café, salas de reuniones y comités, centro de prensa y oficinas. Un pasaje arbolado y una gran explanada de cemento completan el conjunto, que invita a la interactuación.

Destilería Macallan, Escocia

En las colinas de Speyside (Escocia) y justo en la finca Easter Elchies, hogar de la marca de whisky The Macallan desde 1824, el estudio de Rogers ideó una nueva y espectacular destilería que abrió sus puertas en 2018.

Las formas onduladas vuelven a ser la tónica de esta construcción, que se funde con un entorno del que parece emerger. Su compleja estructura está formada por más de 380.000 componentes, prácticamente ninguno igual a otro.

Con la misión de ampliar las viejas instalaciones de la destilería (se mantienen a 400 m de distancia) pero con la máxima de respetar el valor paisajístico de la zona, parte del edificio se excavó en la tierra mientras que su cubierta ondulante parece una extensión propia del terreno.

The Macallan se camufla en la tierra con su cubierta ondulante. Foto: Joas Souza | Rogers Stirk Harbour & Partners.

En su interior cobija un área de producción dominada por dramáticos alambiques y barricas de roble en las que envejece el whisky además de un centro de visitantes.

Sostenible y responsable con el medioambiente, hasta el 95% de la energía que utiliza el edificio para funcionar procede de fuentes renovables.

Bodegas Protos

En España, Rogers también firmó una espectacular bodega, la de Protos, en el municipio de Peñafiel (Valladolid), diseñada junto a Alonso Balaguer Arquitectes Associats (Abaa Arquitectura).

El edificio, de 22.000 m2 e inaugurado en 2008, el nuevo edificio tenía que servir como bodega, pero también como sede de representación social y administrativa.

Para ello se ideó un conjunto con base enterrada con el fin de aprovechar la inercia térmica y alojar las zonas de elaboración y crianza del vino sobre la que vuela una cubierta envolvente y ligera formada por una estructura de arcos de madera laminada en una reinterpretación de las históricas bodegas en forma de nave. La cubierta culmina además en una doble piel realizada con las tradicionales cerámicas inclinadas de Peñafiel que le otorgan el característico tono marrón rojizo.

Foto: Bodegas Protos.

El nuevo edificio, además, está conectado a través de un túnel con las antiguas bodegas ubicadas en una serie de largos corredores que se encuentran bajo la montaña del histórico Castillo de Peñafiel, con cuyo perfil contrasta ahora la nueva bodega.

a.
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