La floración que tiñe de púrpura La Mancha está lista para explotar

Esperamos ver el otoño teñido de dorados y cobres, rojizos y ocres, pizarras y una gama casi infinita de marrones, como los que estallan en algunos de los hayedos más hermosos de España. Sin embargo, también esta es la época de una floración de color púrpura, la del azafrán, que en lugares como Consuegra tiñe kilómetros de paisajes en efímeras postales dibujadas en violeta.

Y es que en Consuegra el otoño es diferente. Más intenso, más apetecible, más fotogénico. A punto de envolverse en un color púrpura brillante, durante unos pocos y mágicos días, los campos se convertirán en un mar de malvas.

Para fans de Instagram y también para aquellos que se resisten a despedir el verano, este municipio toledano a escasa hora y media de Madrid se prepara para brillar con luz propia con un espectáculo que es, literalmente, aquí y ahora.

De hecho, su carácter efímero -la flor nace con el amanecer y muere con el ocaso- lo hace aún más deseable.

De oro rojo y tradiciones centenarias

Aunque de delicada flor morada, el azafrán se dio en llamar ‘oro rojo’ debido a sus estigmas, de color encendido, que utilizados como especia aportan a la comida un color dorado (en España empleado especialmente para la elaboración de paellas, pero también arroces, carnes y mariscos).

También, claro por su valor económico. De difícil recolección y manipulación, se estima que se necesitan doscientas cincuenta mil flores de azafrán para lograr un kilogramo de azafrán puro. En 2010 el precio del azafrán en España rondaba los tres mil euros el kilo,3 en 2016, cinco mil euros y en 2020 hasta ocho mil.

A la delicada tarea de recolectar la flor del azafrán se dedican, desde hace siglos, familias enteras de Consuegra durante unas pocas semanas entre octubre y noviembre.

Deben hacerlo temprano para que no se mustie y, al caer el sol, se reúnen en torno a una mesa para elevar la tradición a otra categoría: arrancar los pistilos de la flor del azafrán a mano son muchas horas de trabajo, pero también de debate.

Tras la recogida en el campo, la ceremonia de ‘la monda’ reúne en torno a la mesa a los encargados de extraer de la flor el ‘oro rojo’

Alrededor de las mesas de Consuegra ‘se cuece’ lo bueno en estos días. Es la ceremonia de ‘la monda’ y se mantiene viva desde hace cientos de años. Gracias a ella, el azafrán de La Mancha sigue teniendo un nombre en el mundo y un lugar: en calidad, el primero.

La Rosa del Azafrán

No es por nada que la localidad toledana vaya ya por la 60 edición de su fiesta la Rosa del Azafrán, declarada de Interés Turístico Regional, que este año tendrá lugar del 28 al 30 de octubre.

En este bello rincón de La Mancha y como se hace desde 1963, se volverá a rendir homenaje a todos los que siguen sentándose a la mesa, cada otoño, para teñirse los dedos de amarillo al anochecer.

Pasear por Consuegra estos días permite conocer de primera mano esta tradición y, de algún modo, formar parte de la magia de una costumbre que no debe caer en el olvido y que merece la pena vivir, al menos, una vez en la vida.

Paraíso para ‘foodies’

Instagrameable a más no poder, sobre la tierra árida y oscura destacan con intensidad las flores púrpuras y en cada esquina se encuentran cestos de mimbre llenos de pétalos, pero también artesanías y, por supuesto, mucho azafrán.

Porque además del color que inunda toda la localidad, también lo hace el sabor, gracias al Certamen Gastronómico que se celebra en el Paseo Don José Ortega y Munilla de la localidad durante el fin de semana.

El tradicional rin-ran y las calderetas de cordero se preparan entre fogones ofreciendo sabrosos bocados, que también encontramos en guisos como las migas o los literarios duelos y quebrantos.

Los Concursos de Monda y el Festival Folclórico de Coros y Danzas ponen a prueba la maestría de los que extraen el oro rojo, mientras el colorido de los trajes regionales y el vuelo de las faldas llena de aire el ambiente.

12 molinos y un castillo

Por nada hay que perderse la subida al cerro de Calderico, donde descansan los famosos y fotogénicos doce molinos de Consuegra que integran uno de los conjuntos molineros más grandes y mejor conservados del mundo (además de otra postal imprescindible).

En este lugar, en el molino Sancho -que presume de tener una de las maquinarias más antiguas y mejor conservadas de España-, se celebra la ‘molienda de la paz’, con el majestuoso castillo de La Muela, en origen fortaleza musulmana y luego ejemplo de arquitectura militar de los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén- como vigía.