El mejor viaje que puedes hacer en cada década de tu vida

No es lo mismo recorrer Europa con mochila a los 20 que planear un crucero con tu pareja a los 60. A cada década el mundo se descubre de una forma distinta

Mark Twain dijo “dentro de 20 años estarás más decepcionado por las cosas que no has hecho de las que has realizado”. Es posible. Y Jorge Luis Borges nos recuerda que “no hay nada más inútil que el arrepentimiento”. Por ello, estas semanas de encierro también sirven para planificar viajes para el mañana.

Pero no todos los viajes son iguales para todas las personas. Ni para todas las edades. Posiblemente un joven de 20 años vería poco atractivo a un crucero temático dedicado a la literatura, como un adulto de 60 años comprende que ya pasó la época de cruzar toda Europa en ferrocarril durmiendo en clase turista.

Por ello proponemos diferentes tipos de viaje acorde a cada franja de edad.

A los 20: recorre Europa en tren

Gracias a la existencia de billetes como el Eurail Pass o el Interrail es posible recorrer todo el continente europeo a bordo de ferrocarriles. Se pueden comprar para primera o segunda clase, aunque los jóvenes son más partidarios de la última opción.

 

El Eurail Pass o el Interrail permiten conocer toda Europa a bordo de trenes. Foto: Interrail       

Durante dos meses, es posible empezar desde Madrid, bajar a Barcelona, subir por la Costa Azul a Marsella, pegar el giro a Lyon, tocar París, cruzar con el Eurotúnel a Londres, luego regresar al continente a Ámsterdam, descender a Berlín y tras visitar Múnich, cruzar Suiza hasta Milán, para sorprenderse con Roma y terminar en Palermo.

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Todas estas ciudades cuentan con hostels que presumen de modernidad y hoteles de precios accesibles, restaurantes para comer sin grandes gastos, y una oferta cultural casi inabarcable.

A los 30: busca destinos exóticos

El Sudeste Asiático es un imán para los jóvenes que buscan conocer tierras nuevas, culturas diferentes y sabores que nunca se habían probado. Un circuito por Vietnam, Tailandia y Singapur permitirá conocer playas que parecen retocadas en Photoshop, tiendas tradicionales pero también diseñadores de vanguardia en Ciudad de Ho Chi Minh, algunos de los restaurantes más innovadores de la región en Bangkok, y una ciudad-estado que se adelanta al siglo XX con algunos de los rascacielos más impactantes como son los de Singapur.

El Sudeste Asiático permite conocer experiencias nuevas. Foto Sasin Tipchai

El Sudeste Asiático ofrece un despliegue irresistible de playas, templos en la jungla, ciudades sofisticadas y artesanías nunca vistas

Esta es una edad donde no hacen falta tours organizados para conocer las ciudades perdidas de Angkor Wat en Camboya ni tampoco instructores para hacer snorkel en las islas de Filipinas.

A los 40: al fin del mundo en familia

Es posible que a los 40 muchas personas hayan formado familia, tengan hijos, y busquen un destino para explorar todos juntos; y que no sea pasar 15 días tirado en una tumbona en la playa.

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El Llao Llao, en Bariloche, es uno de los hoteles más exclusivos de la Patagonia.

La Patagonia, tanto en la parte argentina como chilena, ofrece esta opción. Se puede alquilar un vehículo para salir desde Buenos Aires, recorrer las pampas infinitas hasta Península Valdés para ver focas, ballenas y orcas, atravesar el valle del río Chubut y descubrir las colonias de galeses, recorrer la meseta de vientos y soledades de Santa Cruz hasta llegar a Tierra del Fuego, y contemplar los paisajes de Ushuaia.

Al volver, la ruta se emprende por el sector chileno en una barca que acerque por los canales fueguinos a Puerto Natales. De allí al norte se encuentra el Parque Nacional de Torres del Paine y su reino de glaciares, camino que continúa entre bosques, lagos y fiordos hasta la denominada selva valdiviana, y luego se vuelven a cruzar los Andes hasta San Carlos de Bariloche, otra vez en Argentina, tierra de chocolates y montañas.

A los 50: viajes gastronómicos

Los hijos volaron del nido o ya no tienen interés en compartir viajes familiares, por lo que es la oportunidad para volver a uno de los placeres de la vida: la gastronomía.

Si Francia es la tierra de los vinos, las regiones de Aquitania y Champagne son ideales para descubrirlos.

Burdeos cuenta con la Ciudad del Vino, un complejo mezcla de museo, centro de divulgación y espacio gastronómico ubicado al borde del Garona, en donde se pueden aprender las diferencias entre gustos y formas de producción del vino, y catar algunos de los mejores ejemplares de la región.

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La moderna Ciudad del Vino, en Burdeos, descubre los secretos del producto más famoso de la región.

No muy lejos, en el muelle de Queyries, se despliegan toda clase de restaurantes que demuestran por qué la ciudad está en el podio de la cocina francesa, lo que no es poco decir.

En Champagne se encuentran las grandes maisons productoras de este vino espumoso, como Moët & Chandon, Veuve Clicquot y Ruinart, que ofrecen visitas guiadas y degustaciones en sus bodegas, además de contar con exclusivos alojamientos en un entorno de clima privilegiado.

A los 60: a los hielos en crucero

Hay cruceros para ir con niños, otros pensados para divertirse toda la noche, y también hay viajes de exploración más relajados, ideales para esas personas que ya no tienen deseos de viajes agotadores pero que no se cansan de tener experiencias nuevas.

Los cruceros de exploración por los hielos árticos son viajes relajados pero no exentos de aventuras y emociones nuevas

Diversas compañías como Hurtigruten, Viking Ocean Cruises o MSC Cruises ofrecen cruceros de exploración que bordean la costa de Noruega, con sus paisajes de fiordos que caen a pique en el mar, hasta tocar el archipiélago de Svalbard, el último puerto antes de entrar en la región de los hielos del Ártico.

Los cruceros de expedición llegan hasta tierras que apenas fueron tocadas por la civilización.

Acompañados de científicos, con charlas a bordo, los pasajeros podrán conocer con lujo de detalles la fauna ártica, y realiza desembarcos en glaciares e islas solo habitadas por focas, orcas y petreles.

A los 70: cultura en Roma

Cualquier edad puede ser buena para disfrutar de Roma. E incluso cada vuelta es diferente. A la ciudad eterna hay que descubrirla caminando, conociendo la historia que hay en cada sitio arqueológico como el Foro Romano, en las termas de Caracalla, en iglesias como San Juan de Letrán o San Pietro Vincoli, en plazas como Navona o España o en monumentos como el Panteón.

Roma es un catálogo de historia. Foto: Alexandre Micheloud – Unsplash

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El Vaticano, con sus inmensos museos y la basílica de San Pedro, implican otra jornada completa, en un viaje que se combina con la excelente oferta gastronómica de sus trattorias y cafés; sobre todo los de Trastévere y Campo de Fiore. Es una ciudad para recorrer sin prisas, aunque tenga un tránsito endiablado.

A los 80: termas en Asturias

A esta edad ya no hay ganas de largos viajes en tren o de estar horas sentados en el avión. Muchos prefieren trayectos breves, y que sean relajados.

Centro Termal El Manantial II, con su combinación de estilos. Foto Caldas Villa Termal

Asturias cuenta con uno de los complejos termales más antiguos de Europa: Las Caldas Villa Termal, cerca de Oviedo, que funciona desde el último tercio del siglo XVII.

Su arquitectura es una mezcla de estilos, donde hay dos hoteles que permiten tener una experiencia más exclusiva (en el Gran Hotel Las Caldas Wellness Clinic) o moderna (Las Caldas Spa & Sport).

El complejo, que totaliza 40.000 metros cuadrados, tiene servicios como hidroterapia, masajes, tratamientos corporales; y se ofrecen circuitos de salud y terapias acompañados de dietas saludables. Y así cada día termina con una sonrisa de relax.

a.
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