20 siglos en un día: así es el viaje en el tiempo de Puy du Fou

Un año después de su apertura, avalada por un millón de visitantes, Puy du Fou afronta su primera Navidad y prepara nuevos espectáculos rescatando más episodios de la historia y la cultura españolas

Atardecer en El Arrabal. Foto: Puy du Fou.

A las 10.30 se abre la primera puerta que franquea el paso a Puy du Fou. Pese a ser un jueves laborable de septiembre, ya iniciado el curso escolar, una gran fila de coches y autocaravanas espera ante la entrada, una salida de la autovía CM-40 a 8 minutos del centro histórico de Toledo y a 55 de Madrid. Al fondo del camino se dibuja el perfil de un robusto castillo. Demasiado nuevo, demasiado entero, sin huellas de batallas, asedios, incendios o cualquier otra de las vicisitudes típicas de una construcción defensiva.

Tras dejar el coche en un parking -en la zona Lope de Vega, Cervantes o Calderón de la Barca-, seguimos a pie por una pista de tierra hasta los arrabales del castillo y las puertas que franquean el paso a un inusual concepto de parque temático que no tiene superhéroes, montañas rusas o personajes de dibujos animados como protagonistas.

En Puy du Fou la historia de España, que no es menos fantástica que la de cualquier serie de ficción, brilla desde la caída de Numancia al descubrimiento de América pasando por el destierro del Cid a través de magníficos espectáculos y montajes teatrales, poblados de época y hasta una veintena de restaurantes y propuestas gastronómicas que nos introducen en un fabuloso viaje en el espacio y en el tiempo.

No es un parque temático más

“No es real”, acepta Erwan de la Villéon, consejero delegado de Puy du Fou España, mirando la zona de la Puebla Real que pretende salir del siglo XIII y tiene dos años de vida, “pero sí es verosímil”. Piedra, hierro y madera son los materiales con los que están construidos desde el propio castillo a las casas y talleres de alfareros, damasquinadores o bordadores. Son reales, comprados en anticuarios por toda Castilla-la Mancha, los carros, tinajas y aperos de labranza. Huelen las hierbas aromáticas, los ajos y los pimientos que decoran tabernas, puestos de comida o ventas manchegas.

Antonio Arellano es el espadero de Puy du Fou.

Ante la fragua, Antonio Arellano, quinta generación de una familia de espaderos de Toledo, se afana forjando y templando acero. Aunque vestido de época, no es un disfraz, su labor, como la de tantos en este lugar, es bien real.

Su padre, su abuelo, su bisabuelo y su tatarabuelo se dedicaron la forja. De su taller toledano salen espadas que atesoran coleccionistas y museos, pero también las piezas que vemos en las grandes producciones nacionales e internacionales: Aguila Roja, Isabel, Carlos V, el Ministerio del Tiempo. Netflix, HBO, Disney también se cuentan entre sus clientes.

Sí son actores Juan Santiago y Carlos Ventura, aquí soldados de Lepanto; Laura Ferrete, panadera metida a guerrera en la Guerra de la Independencia, o Gerardo Briceño, superviviente de la batalla de Numancia. Todos ellos testigos de otros siglos que relatan retazos de la historia en El Vagar de los Siglos, en forma de microteatro al aire libre.

“Sabemos que los visitantes vienen a pasarlo bien, no a recibir clases, pero nos esforzamos para que puedan experimentar partes de su historia”. De la Villéon apunta, eso sí, que huyen de cualquier interpretación moral o filosófica: “Nosotros hacemos espectáculos en los que tratamos de presentar la historia de forma amena, destacando lo grande y bonito del pasado en toda su diversidad e influencias”.

Puesta en escena del espectáculo ‘El Ultimo Cantar’. Foto: Puy du Fou.

En este lugar, además, no solo encontrarás los episodios épicos de la historia como los del Cid, Cristóbal Colón o Lope de Vega, sino también los de aguadores, los espaderos o las lavanderas del Tajo, personajes que no acaparan el protagonismo en los relatos pero que hacen parte de la historia.

De la camiseta de Pokémon a la túnica del Cid

Puy du Fou España, la primera aventura internacional del originario Puy du Fou francés ubicado en la región de La Vendée, cerca de Nantes, e ideado por Philippe De Villiers hace ya cuatro décadas -actualmente con 2,2 millones de visitantes anuales-, abrió sus puertas en 2019 con el aplaudido espectáculo nocturno El sueño de Toledo. En 2021 se inauguró el parque de día.

«Los visitantes nos dan las gracias cuando se marchan, orgullosos de su pasado. Entran con la camiseta de Pokémon y salen con la túnica del Cid»

Erwan de la Villéon

Ni la nevada Filomena, que acabó con cientos de olivos y encinas recién plantados en Puy du Fou, ni las dos danas que hace un año casi arrasaron las estructuras, ni la pandemia con sus cierres y restricciones de aforo, ni siquiera un incendio que este verano se quedó a pocos metros de las hermosas tiendas verdes que recrean el campamento militar del gran califa Abderramán III han podido frenar su éxito.

2022 es, en realidad, su primera temporada ‘normal’. Las cifras acompañan: con unas expectativas de 750.000 visitantes, estiman que superarán los 900.000.

El Askar Andalusí. Foto: Puy du Fou.

Lo mejor de su éxito, sin embargo, pasa por “devolver a la gente pedazos de su cultura, de su imaginario, de sus raíces, su apego a la tierra, su autenticidad”. De la Villéon se emociona incluso al recordar cuántos visitantes les dan las gracias a la salida: “se marchan con un sentimiento de orgullo de su pasado, del legado que han heredado” o, como él mismo dice, “entran con la camiseta de Pokémon y salen con la túnica del Cid”.

Es más, que cada día un niño deje la espada de Darth Vader y coja la Tizona y que en sus sueños haya un nuevo lugar para héroes de su propia cultura es la mayor satisfacción a la que Puy du Fou aspira.

La historia como ocio y diversión

Responsable de expansión internacional de Puy du Fou en Francia, de la Villéon cuenta que aterrizó en Toledo casi por casualidad. Se valoraba Europa porque, pese a ser un lugar de diversión, “el trasfondo de este lugar es algo muy serio; hablamos de historia y cultura popular y para hacerlo real es necesario una inmersión muy profunda en el lugar; requiere adentrarse en una cultura y empaparse de verdad en su idiosincrasia”.

Cuesta creerle, especialmente escuchando su perfecto español aderezado de expresiones populares y chascarrillos cuando dice que no conocía nada de España, mucho menos de Toledo. “Pero pasé un año viajando, tratando de escoger la ubicación y los socios adecuados”. Aquí se juntaron dos criterios: por un lado, las razones técnicas (legitimidad histórica, situación geográfica, potencial turístico); por otro “quedé fascinado con esta ciudad, me enamoré”.

Vinieron después los trámites burocráticos, la búsqueda de financiación (el parque lleva invertidos 182 millones de euros y superarán los 242 en 2028), la escritura de guiones y el diseño arquitectónico.

La finca, de 170 hectáreas (hoy ocupadas alrededor de 30, con la idea de continuar creciendo) se enmarca en los Montes de Toledo y cuenta con una orografía irregular, con pequeñas colinas atravesadas por senderos de tierra (la intervención en la naturaleza es mínima) perfecta para alimentar el ‘efecto wow’.

El Arrabal en Puy du Fou. Foto: Mar Nuevo.

De hecho, es muy poco lo que se ve desde fuera, apenas la silueta del castillo; tras las primeras puertas espera un pueblo medieval; tras un recodo puedes encontrar un campamento árabe, una venta manchega o la enorme estructura de una de las naos que condujeron a los hombres de Cristóbal Colón a América.

Qué ver en Puy du Fou

El 30 de agosto de 2019 se realizó la primera representación de El Sueño de Toledo, un magnífico montaje que se desarrolla en un escenario de 5 hectáreas frente a un auditorio de 4.000 personas (hoy ampliado a 6.000).

Galardonado como mejor espectáculo de Europa y con el mejor videomapping, se trata de una función de 80 minutos que recorre nada menos que 1.500 años de nuestra historia con la participación de 2.000 personajes, entre ellos 200 actores, jinetes y acróbatas, con 800 proyectores de luz, 3.900 m2 de decorados, 1.700 trajes de época, 45 km de cableado, 60 surtidores de agua, 28 videoproyectores 8K y 22 drones, entre otros.

Montaje ‘A pluma y espada’. Foto Puy du Fou.

El parque vino a completar la experiencia en cuanto a oferta de contenidos. Se compone de cuatro pueblos históricos por los que pasean reyes y artesanos, herreros y príncipes musulmanes, buscavidas y soldados, en los que se desarrollan diferentes espectáculos y experiencias y en los que degustar productos gastronómicos que contribuyen también a esa inmersión en la historia y la cultura locales.

De los Montes de Toledo al Caribe

Entre los grandes espectáculos destacan El último cantar, sobre las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, Cid y Campeador, que tiene lugar en un teatro giratorio con una sorprendente puesta en escena a 360º y A pluma y espada que, en un nuevo corral de comedias, recrea el Siglo de Oro toledano, con participación de Lope de Vega y fantásticas escenas donde los actores pelean sobre tejados y los caballos bailan sobre el agua.

El 8 de enero de 2023 Puy du Fou cerrará sus puertas para preparar la próxima temporada, que incluirá dos nuevos espectáculos

Junto al askar andalusí tiene lugar el espectáculo al aire libre Cetrería de Reyes, que nos lleva al año 939 en el Califato de Córdoba con una batalla que tiene lugar en el aire y en la que rivalizan fantásticas aves en una demostración de cetrería que incluye vuelos de águilas, azores, buitres, serpentarios o marabúes a pocos centímetros de nuestras cabezas.

Vuelo de un buitre en Cetrería de Reyes. Foto: Puy du Fou.

Tampoco hay que perderse Allende la Mar Océana, en este caso un espectáculo inmersivo que nos sube a bordo de la Santa María, uno de los tres barcos que abrieron el paso al Nuevo Mundo bajo el mando de Cristóbal Colón, desde el puerto de Palos al gran descubrimiento, pasando por la asfixiante travesía.

Los sabores que marcaron la historia

“Que no huela a plástico”, que no se quede en el “mero artefacto” es la máxima que obsesiona a De la Villéon y a todo el equipo de Puy du Fou España y que podemos ver también en los poblados –el arrabal, la Puebla Real, la Venta de Isidro y el Askar Andalusí-.

En ellos podemos hacer otro recorrido por la historia de España, en este caso a través del sabor. Porque aquí la gastronomía es otro aliado para el objetivo común de descubrir el pasado.

Una tempestad a bordo de la nao Santa Maria. Foto: Puy du Fou.

Cuenta para ello con 26 propuestas repartidas por todo el parque, con conceptos que van desde el té moruno y los dulces árabes a los quesos manchegos, desde los guisos castellanos a los platillos sefardíes y las hamburguesas gourmet, siempre con productos locales de proximidad como protagonistas como vino de la Guardia, aceite de Mascaraque, quesos de Guadamur, dulces del obrador de Santo Tomé o cerveza Domus.

Alberto Avilés está al frente del concepto gastronómico. Tras pasar por los fogones de Coque o el Teatro Real se embarcó en este proyecto. Capitanea a un equipo de 300 personas encargadas de todos los menús que se elaboran diariamente en cocinas propias y que se sirven en establecimientos tan distintos como una taberna judía, un mesón tradicional, una tasca, una bodega, una venta, una tahona, un asador o una quesería.

Tabla de quesos en Los Quesos de María. Foto: Puy du Fou.

Novedades Puy du Fou

Tras recibir a su visitante un millón el pasado verano, Puy du Fou prepara novedades para la próxima temporada. En primer lugar, celebrará su primera Navidad, muy alejada del concepto anglosajón de Santa Claus y los regalos que hemos adoptado en los últimos años, nos adelantan, y más centrado en la celebración tradicional española.

Después, el 8 de enero de 2023, el parque cerrará sus puertas y comenzará a preparar la próxima temporada, que incluirá al menos dos nuevos y grandes espectáculos con los que recuperar más capítulos de nuestra historia. No sabemos cuáles pero, avisa De la Villéon, “serán muy potentes”.

También se preparan novedades en cuanto a la oferta culinaria: un restaurante gastronómico, quizás en colaboración de un chef ya consolidado y con estrella Michelin, y una cena teatralizada están entre los objetivos.

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