El selecto club de los empresarios cónsules

Sol Daurella, Joan Gaspart, José Manuel Basáñez y destacados directivos ejercen como representantes diplomáticos de remotos países en Barcelona

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Estar al frente de un consulado viste más que un título nobiliario y abre muchas puertas. Incluso los cónsules honorarios, que son los que no proceden de la carrera diplomática y no tienen un sueldo asignado, disfrutan de sorprendentes privilegios.

Barcelona es la tercera ciudad del mundo con más cónsules. Eso aseguró Carles Puigdemont, el presidente de la Generalitat, cuando en febrero pasado convocó el cuerpo consular para pedirles que «explicaran bien» el proceso independentista catalán en los países que representan.

De los 96 consulados que figuran en el registro de la Generalitat, 53 están encabezados por un cónsul honorario, 34 por uno de carrera, en 5 no se precisa su condición y 4 están en estos momentos vacantes. Entre los honorarios aparecen destacados empresarios, directivos y abogados que comparten su despacho profesional con la representación de un país extranjero.

Representantes de lejanas islas

Sol Daurella, presidenta de Coca-Cola European Partners, es cónsul general honoraria de Islandia, un país insular situado en el extremo noroeste de Europa que cuenta con 330.000 habitantes. Daurella es la esposa de Carles Vilarrubí, vicepresidente del Barça y de la banca Rothschild en España, investigado en el caso de Jordi Pujol Ferrusola.

El hotelero Joan Gaspart, ex presidente del Barça, lleva muchísimos años de cónsul de las Seychelles, un archipiélago de 115 islas del océano Índico con unos 100.000 habitantes.

José Manuel Basáñez, ex consejero de Economía de la Generalitat en los ochenta y ex presidente de compañías como Acesa o Caprabo, representa a Singapur, otro país insular situado entre Malasia e Indonesia, si bien de mayor población porque supera los 5 millones de habitantes.

Intereses en todos los continentes

Entre los cónsules honorarios radicados en Barcelona también aparecen los nombres de José Luis Díaz-Varela, presidente del grupo químico y farmacéutico Indukern, que lo es de Sudáfrica; Pere Vicens Rahola, presidente de la Editorial Vicens Vives, de Uzbekistán; Andrés Carasso, delegado de Iberdrola en Cataluña, de Costa de Marfil; o el ex industrial textil Ramón Palou Godall, miembro de la comisión de Control y Transparencia del Barça, de Guinea Bissau.

Pau Guardans Cambó, hermano del ex eurodiputado Ignasi Guardans y ex director general de Industria del primer gobierno de José María Aznar, combina sus negocios con el consulado honorario de Corea.

Otro empresario que ha ocupado altos cargos en la administración pública es Josep Maria Calmet, cónsul honorario de Albania y actual secretario general del cuerpo consular de Barcelona. Calmet fue director general de la Entidad Autónoma de Juegos y Apuestas (EAJA), el organismo que se encarga de las loterías de la Generalitat; vicepresidente de la Diputación de Barcelona y asesor del Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) entre 2011 y 2013. Antes de ser cónsul de Albania, lo fue de Canadá. La sede consular se encuentra a unos metros de la anterior residencia familar de Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón. También fue presidente de Petrocat –substituyó en el cargo de Lluís Prenafeta–, de Mutua Intercomarcal y consejero de FIATC.

Desaparecen los cónsules bálticos

Tal como avanzó éste medio, Jordi Sumarroca Claverol, ex consejero delegado de Teyco, detenido en julio de 2015 por su presunta implicación en el caso de corrupción del Ayuntamiento de Torredembarra (Tarragona), ha cesado como cónsul honorario de Lituania. Cuando los agentes registraron la sede de Teyco se dieron cuanta que albergaban unas oficinas consulares. Lituania no ha nombrado a ningún substituto.

El pasado 27 de octubre, Xavier Vinyals cesó como cónsul honorario de Letonia después que el ministerio de José Manuel García-Margallo le retirase el «exequator»,  la acreditación diplomática, por exhibir una estelada durante la Diada del 11 de Septiembre. Xavier Vinyals, reconocido independentista, promotor de la Plataforma Proselecciones Catalanas, argumenta que la estelada no estaba en la sede consular sino en la vivienda de la planta superior.

El cuerpo consular de Barcelona tiene nueva decana

El pasado 19 de octubre se relevó al decano del cuerpo consular de Barcelona: el paraguayo Juan Alfredo Buffa dejó el puesto al ser trasladado a un nuevo destino en los Estados Unidos y su lugar lo ocupa la peruana Franca Lorella Deza. Los decanos del cuerpo consular son funcionarios de la carrera diplomática, casi siempre extranjeros, a diferencia del cargo de secretario, que se reserva a un cónsul honorario, que en los últimos treinta años siempre ha sido un catalán.

Fuentes consulares explican que los cónsules de carrera, así como los designados por decisión gubernamental, cobran un sueldo de funcionarios. En cambio, los honorarios no tienen sueldo, aunque suelen recibir subvenciones o compensaciones económicas por parte de los países que representan. Respecto al uso de valija diplomática, en el caso de los cónsules honorarios, su uso depende de la obtención de una autorización entre el país de residencia y el de representación.

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