Los liberales de CDC se organizan de cara al congreso del partido

La corriente Llibergència, en la que participa David Madí, quiere influir en el nuevo mapa que se dibuja en Cataluña

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Octubre. Almuerzo «liberal» de la corriente Llivergència, de CDC, con el coordinador general del partido, Josep Rull. David Madí, presidente del consejo asesor de Endesa en Cataluña, y ex mano derecha de Artur Mas en la Generalitat, abre el fuego. La idea es que es necesario «en la Cataluña post-consulta –tras el 9N, o cuando se pueda realizar—una fuerza política potente que tenga los valores liberales en el centro de su corazón ideológico».

Con Madí y Rull, participan otros dirigentes de Convergència, como Marc Guerrero y Antoni Fernández Teixidó.

Las reuniones se sucenden. Llivergència agrupa a un grupo de dirigentes del partido que desean posicionarse ante un congreso que todavía no tiene fecha, pero que se debería convocar, según el propio Rull, que no pertenece a esa corriente, antes de acabar 2015.

Independentista, vale, pero ¿y qué más?

Las citas electorales podrían complicar ese propósito, pero en el seno de Convergència existe una cierta inquietud, porque no hay nada claro, al margen de las fechas electorales, y de que ahora el partido se declara netamente independentista. ¿Pero, y las ideas?

Llivergència ha editado su primer boletín interno, con el título de Notícia de la Llibertat, el boletín de los liberales catalanes por una sociedad abierta. Los objetivos son claros, como explica en su primer editorial Marc Guerrero, miembro de la ejecutiva y vicepresidente del Partido Liberal-Demócrata Europeo (ALDE), el referente de CDC en Europa. «Creemos en la igualdad de oportunidades y en la necesidad de conseguir una sociedad del bienestar. Es necesario menos Estado y más sociedad», asegura, en una larga reflexión.

Necesidad «imperiosa» de incrementar el debate en CDC

En los documentos fundacionales de Llivergència, se apunta que existe «la necesidad imperiosa de incrementar el debate ideológico en el seno de Convergència», un partido que está anestesiado desde hace años, y que ha adoptado el independentismo como bandera, sin ninguna referencia sobre qué modelo de sociedad querría en el caso de lograrla.

Los liberales del partido se proponen ganar terreno, para fijar posiciones ideológicas, y para ocupar espacios de cara a una nueva Convergència, que debería afrontar, según Rull, una refundación.
«Hemos sucumbido a la sociedad de la exigencia de los derechos, pero no de la asunción de obligaciones, de la delegación de responsabilidades, pero no de la aceptación de riesgos», se afirma en los documentos del boletín.

La sociedad catalana, ¿es liberal?

La familia liberal convergente se mueve. Es activa. Entre sus principales miembros figuran los citados Guerrero y Fernández Teixidó, así como Jordi Vilajoana, secretario de Presidència; Roger Albinyana, secretario de exteriores del Govern, Josep Ramon Dueso, ex director general de la Autoritat de la Competència, o diputados de CDC en el Congreso, como Feliu Guillaumes o Jordi Xuclà.

En su primer boletín se incluye un trabajo sobre el grado de liberalismo imperante en la sociedad catalana. Después de un análisis de las diferentes características, realizado por David Sempere, se concluye que las diferentes manifestaciones a favor de la independencia y la organización del 9N, sin la autorización del Gobierno central, demuestra un grado alto de liberalismo de la sociedad catalana.

Una carrera interna para conocer el futuro de CDC

El problema, se asegura, es que no se reconoce como tal. «Seguramente muchos catalanes no lo saben. Y a muchos no les gusta el nombre, porque lo entienden como sinónimo del monstruo de las tres cabezas (y en esto tenemos un gran problema), pero Cataluña es liberal. Más liberal de lo que nos pensamos».

El problema ahora será de orden interno, porque el posicionamiento de los liberales de CDC obliga a los distintos sectores a organizarse. El mapa político catalán puede cambiar por completo a lo largo del próximo año. Todas las fuerzas políticas buscan ocupar los nuevos espacios, y Convergència, el partido que fundó Jordi Pujol, y al que se le ha desterrado, debe saber qué quiere ser cuando sea mayor.

 

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