IAG y las razones que descartaron el asalto a Norwegian

Tras dos intentos fallidos, la matriz de Iberia renuncia a adquirir la aerolínea noruega y venderá el 4% que ya adquirió en abril

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International Airlines Group (IAG) cogió a casi todo el mundo con el pie cambiado. Este jueves anunció que renuncia a lanzar una OPA por Norwegian, algo que estudiaba desde el pasado mes de abril, cuando ya adquirió el 4% como primer paso. Por el camino fue rechazada en dos ocasiones por el consejo de la compañía escandinava y las dudas terminaron por pesar más que la oportunidad de crecimiento en la balanza.

Muchos creyeron (creímos) que la venta era al fin la meta para Bjorn Kjos, fundador de una aerolínea obsesionada con el crecimiento y que es una máquina de quemar dinero. No fue así: el consejo de administración, guiado por un accionariado controlado por capital noruego, despejó dos veces la proposición de la matriz de British Airlines, Iberia y Vueling al considerarla insuficiente.

Willie Walsh, consejero delegado del conglomerado británico, rechazó entrar en una guerra de precios en la que también asomaba Lufthansa. “Todos están hablando con todos, se acerca una nueva ola de consolidación, lo que significa que también estamos en contacto con Norwegian”, admitió su primer ejecutivo, Carsten Spohr. Optar por una vía hostil era imposible, con Kjos en posesión del 24,7% del capital

Level nación como un movimiento defensivo, ahora puede ganar protagonismo

Pero más allá de la competencia y el precio a pagar, existen argumentos para tratar de justificar la decisión de IAG. El primero, el temor a una desaceleración económica que terminase de hacer saltar los ya estrechos márgenes de las compañías aéreas europeas de bajo coste.

Además, las anteriores adquisiciones del conglomerado siempre fueron más modestas –más allá de la unión entre British Airways e Iberia–, el paquete de Vueling que todavía no controlaban y Aer Lingus no tenían ni por asomo los 37 millones de pasajeros que mueve Norwegian al año.

Así, parece más lógico que la empresa se decante por potenciar Level, que nació con una visión puramente defensiva, tanto en el largo radio con la apertura de nuevas bases como en el corto radio, como ya hizo al regalarle a la marca la operativa del corto radio en Austria. Desde el archipiélago británico, otro de los puntos fuertes de su rival escandinava, Aer Lingus es la apuesta gracias a que vuela a los principales aeropuertos y no a bases secundarias.

Los ejecutivos de IAG pudieron tener también en cuenta el factor temporal de la operación. De cerrarse ahora, los aviones de Norwegian no llegarían a estar disponibles para la temporada de verano, con el consecuente coste que ello supondría.

IAG: ¿y ahora, qué?

Sin el as de la compañía nórdica en la manga, Walsh debe buscar otras vías de crecimiento a expensas del impacto del brexit en el conglomerado si quiere elevar los beneficios al ritmo del 11% anual hasta 2023 como prometió en noviembre.

Mientras British Airways se centra en recuperar el prestigio perdido entre los consumidores tras la llegada de Álex Cruz —«British Airways ya no es la aerolínea favorita de nadie», llegó a titular Bloomberg–, Iberia se fija como objetivo expandirse un 6% al año hasta 2023; la mayoría en el largo radio.

Level y Aer Lingus serán los encargados de presentar batalla a Norwegian. Si bien la primera seguirá siendo un argumento defensivo y para 2023 apenas está previsto que cuente con 30 aviones, la segunda trata de competir con la firma noruega desde el archipiélago. Como prueba: desde 2015 recortó el precio de los billetes y exprimió los costes y su expansión está enfocada hacia Estados Unidos.

Norwegian: ¿y ahora, qué?

«Los objetivos y la estrategia de Norwegian permanecen inalterados. El objetivo de la compañía es seguir construyendo un modelo de negocio sostenible en beneficio de sus clientes, empleados y accionistas», respondió Kjos al comunicado de IAG. Para empezar, este jueves debió afrontar una caída bursátil del 22,4% provocada, en gran parte, por todos aquellos inversores que entraron en la empresa el pasado mes de abril a la caza de la OPA y que huyeron nada más conocer que ésta no se va a realizar.

Tras la resaca de la negativa deberá afrontar su debilidad financiera, que complican el calendario de pagos y para el que ya ha iniciado un programa de reducción de costes, que implica el cierre de bases. A la espera de saber si opta por vender algunos de los aviones de su moderna flota de Boeing, todo parece indicar que deberá recurrir a una ampliación de capital, sostienen en el sector.

Carles Huguet

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