La comunicación de DIA como ejemplo de sus abusos

La directora de comunicación de DIA presionó e insultó a un periodista de Economía Digital para negar el enorme fiasco de la cadena

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La cadena de supermercados DIA atraviesa las horas más bajas de su historia. La reciente dimisión de su presidenta, Ana María Llopis, y la de su consejero delegado, Ricardo Currás, el pasado mes de agosto, ponen fin a una bochornosa etapa de gestión. De gestión empresarial y también comunicativa.

Economía Digital, al igual que otros medios, ha encajado las atrocidades del equipo de Currás y Llopis a lo largo de los últimos tiempos. Desde que comenzamos a denunciar el colapso de las franquicias de DIA hace más de dos años, el departamento de comunicación de DIA nos ha dedicado todo tipo de lindezas. 

Decimos lindezas, y no abusos, por mantener cierta categoría a la hora de realizar una denuncia periodística del todo pertinente en este punto de la historia, con la acción de DIA en mínimos, y tras años de batalla con un departamento de comunicación ajeno al manual más estrecho de profesionalidad.

Los insultos

Éste es uno de los correos electrónicos que guardamos, dirigido a nuestro periodista David Placer: “Después de leer esta mañana tu publicación, algo que hago por última vez, he llegado a la conclusión de que o tienes algún tipo de patología que te lleva a mentir y a manipular compulsivamente, o tu motivación es aún peor. Creo que eres una vergüenza para todos los profesionales del periodismo”.

La remitente es una de las mujeres de confianza de Currás y Llopis. Se trata de la directora de comunicación de los supermercados DIA, Nieves Álvarez. El correo tiene fecha de 7 de junio del año pasado y llegó a nuestras manos poco después de informar sobre la ruina de franquiciados a los que DIA prometía suculentos beneficios. 

Somos plenamente conscientes de que los periodistas no deben ser ni formar parte de la noticia. Pero también pensamos que la denuncia sobre la gestión de DIA no sería completa sin desvelar los abusos de un departamento de comunicación que ordenó a todo su equipo negar cualquier respuesta a las preguntas planteadas por este medio. No deja de ser un elemento más de la política de una compañía empeñada en ocultar sus graves problemas empresariales.

Aclaraciones que solicitamos, por ejemplo, acerca de la política de franquicias de DIA nos fueron negadas incluso con varios frentes judiciales abiertos, entre ellos dos querellas masivas en Cataluña y Madrid subsiguientes a la ruina de decenas de familias en España.

Las mentiras

Este medio contactó, al menos, con 22 franquiciados de distintas comunidades autónomas que describían un proceso idéntico. DIA les obligaba a vender a pérdidas y a comprar más mercancía de la necesaria para la venta. Se podría la fruta y no daban abasto para almacenar todas las compras que la central obligaba a los franquiciados. El resultado: cuanto más compraban a la central, más ganaba DIA y más perdían los franquiciados.

Ante las crecientes pérdidas, la empresa recomendaba a los franquiciados en dificultades vigilar a los empleados y cajeros. “Alguien te roba”, era la conclusión a la que llegaban los responsables de DIA, según explican los comerciantes quebrados. Pero, en público, DIA esgrimía otra explicación distinta acerca de los fracasos. Los comerciantes no estaban preparados ni atendían bien el negocio. La culpa era suya. La empresa hacía su trabajo de forma impecable.  

La versión se mantuvo hasta la salida del consejero delegado Ricardo Currás. Desde entonces, los directivos han comenzado a reconocer algunas prácticas irregulares. Se presionaba a los cajeros, a los carniceros y a los encargados para que compraran una franquicia DIA. A pesar de la versión oficial, las persianas siguen echándose abajo. Este miércoles cerraron tres tiendas en Barcelona, Guadalajara y Madrid. Este jueves, cerró otra en Alicante.

El veto

Tras nuestras constantes publicaciones sobre el descontento de los franquiciados y el esquema comercial que hoy hace aguas, la directora de comunicación de DIA ordenó el veto a Economía Digital. Se quejaba de que este medio no entrevistaba a los franquiciados a quienes les iba bien, a aquellos que no arrastraban pérdidas con las tiendas DIA, a aquellos que no habían sido desahuciados.

Otro incalificable correo a nuestro periodista de Nieves Álvarez: “(Eres) una herida abierta para cualquier profesional con un mínimo de ética (no sé si conoces esta palabra) o cualquier trabajador decente, como nuestros franquiciados. Esos a los que tú no fuiste capaz de acercarte, personas que trabajan, que crean empleo, que pagan impuestos, que atienden a la gente, seguro que hasta te atenderían a ti. Esas personas que a ti te pillan tan lejos ¿verdad?».

No hace falta recrearse en las torvas palabras de la directora de comunicación de DIA para demostrar sus malas prácticas.

Ningún veto debe detener a un medio para cumplir con su función social más elemental: informar. Ningún veto detuvo a nuestro periodista David Placer —felicidades por un gran trabajo— ni a quienes hemos tenido la suerte de dirigir Economía Digital.

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