Mercadona marca tendencia: el sector se adapta a la ‘economía de guerra’

La crisis ha generado un nuevo hábito de compra que hace que los clientes llenen menos carros y más cestas

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La competencia es feroz entre las empresas de distribución alimentaria. Todas tratan de posicionarse lo mejor posible ante la actual situación de crisis económica y ante los nuevos hábitos de consumo por parte de los clientes con menos carros y más cestas para efectuar las compras. Se gasta menos en cada compra, pero se compra más veces.

Y, sobre todo, buscando una posición de privilegio para afrontar, cuando llegue, el cambio de ciclo. Ese que, quizá de manera apresurada, algunos ya se están aventurando a dar por iniciado después del repunte del tercer trimestre y la presumible buena campaña de Navidad, con esa paga extraordinaria en manos de los funcionarios que tanto se echó de menos en 2012.

Dominio de Mercadona

Desapalancamiento de las deudas, cambios de formatos, adaptación a las nuevas tecnologías y movimientos corporativos. Mil y una estrategias para intentar elevar la cuota de mercado. Esa que sigue dominando Mercadona sin que nadie le tosa. Supera el 21%, casi la misma que acumulan conjuntamente Carrefour, DIA y Eroski. Y todo gracias a haberse sabido adaptar mejor que nadie a la fuerte transformación provocada por la crisis en los últimos seis años, con un acelerón de la marca blanca y consolidando el mercado medio como el formato con más aceptación.

De hecho, con más o menos variantes y peculiaridades, todas las cadenas han incidido en este modelo para intentar ganar clientela. En los barrios periféricos, o no tan periféricos de las grandes ciudades, estamos asistiendo en los últimos meses a fenómenos curiosos, como que en apenas un kilómetro de distancia convivan varios supermercados de proximidad tanto de El Corte Inglés como de Carrefour. Lo hacen a través de varias marcas (Opencor, Supercor Express, Carrefour Express o Carrefour Market), en competencia directa con los establecimientos ya asentados en esa misma zona desde hace tiempo, entre los que destacan los de la cadena DIA.

‘Economías de guerra’

En esa adaptación a economías de guerra no cabe duda de que el grupo DIA –presidido por la venezolana Ana María Llopis desde hace dos años, cuando salió a Bolsa tras escindirse de Carrefour– juega con ventaja. Es su terreno. Lleva en él desde siempre e, incluso ahora, en esta nueva etapa por su cuenta, ha visto aumentar notablemente la calidad de sus productos con un precio más que competitivo. Saber si los grandes como El Corte Inglés –en esa sustitución de los ruinosos Opencor por Supercor Express– o Carrefour se ponen a su altura será todo un dilema por resolver en los próximos meses.

En ese reto de ganar cuota de mercado, cualquier medio se puede plantear. Además del que se pueda propiciar por la actividad competitiva diaria, también se puede generar por la compra de un rival. El 1% de cuota (casi 900 millones de euros de facturación en sus 450 establecimientos) con la que cuenta Grupo El Árbol es, sin duda, una pieza codiciada.

Irrupción de El Árbol

Todos saben que las cajas de ahorros intervenidas –accionistas de referencia de esta cadena a través de Madrigal Participaciones– deben desinvertir en las compañías en las que participan para dar cumplimiento al mandato comunitario. El año pasado, el fondo de inversión MCH ya estuvo a punto de quedarse con la participación mayoritaria de Grupo El Árbol, y esta semana el propio DIA reconocía haber mantenido conversaciones para una posible adquisición. Aunque se habían dado por concluidas sin ningún acuerdo. Al parecer, los 100 millones de euros que DIA había puesto encima de la mesa no habían resultado suficientes.

Eroski, por su parte, no está en una dinámica compradora. Todo lo contrario. Los 2.500 millones de deuda financiera no le permiten ninguna alegría expansiva y anda planteando cualquier alternativa que evite la venta con pérdidas de los supermercados Caprabo. Lo último que se le ha ocurrido pasa por segregar la gestión inmobiliaria de los locales donde se ubican sus centros comerciales del negocio operativo. Se trataría de constituir un fondo de inversión para canalizar la venta de esos activos.

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